«En Cartagena tengo menos ruido de fondo y más tranquilidad, y puedo trabajar con más sosiego»
«Aquí nacieron y se criaron mis hijos, y tengo grandes amigos», resalta de la ciudad que la ha distinguido como 'Hija Adoptiva'
Dedicada la novela a «Ana Castro, otra mujer valiente a la que admiro y quiero», así comienza 'Sira' (Planeta), la última novela de María Dueñas: « ... Aquella máquina de escribir no reventó mi destino. Me equivoqué al pensarlo cuando aún era joven e ignorante; cuando todavía no había archivado en mi memoria palabras como violencia, amargura, desolación o rabia, y era incapaz de anticipar los desgarros que la vida me tenía previstos. No, mi destino no lo trastocó un inocente mecanismo destinado a juntar letras. Ojalá hubiese sido así, pero el porvenir me reservaba un azar distinto. Trescientos cincuenta kilos de explosivos depositados en los bajos de un hotel en Jerusalén: algo infinitamente más siniestro». Especialmente esperada por sus lectores por ser la continuidad de 'El tiempo entre costuras', el fenómeno editorial de proporciones alucinantes que la catapultó a la fama en 2009, 'Sira' va ya por la octava edición; se anuncia con el siguiente reclamo: 'Vuelve a sumergirte en un tiempo inolvidable'. El próximo jueves -19:00 horas, en la Sala B del Auditorio El Batel y en un acto presentado por la alcaldesa Noelia Arroyo-, Dueñas, nacida en Puertollano en 1964, afincada en Cartagena desde la década de los 90 y profesora de Filología Inglesa de la Universidad de Murcia (UMU) en excedencia, presentará 'Sira' en la ciudad que la ha distinguido [el expediente se está tramitando] con el título de Hija Adoptiva. 'Sira' es la última aventura literaria de una María Dueñas que luce una trayectoria, esculpida en doce años, que arroja un saldo de película: sus novelas han sido traducidas a más de treinta y cinco lenguas y se cuentan por millones los ejemplares vendidos. La escritora -«soy una mujer de nuestro tiempo que se dedica a escribir libros y vive la realidad del día a día con los pies en el suelo»-, es una de las autoras más apreciadas en lengua española. Y sigue sumando nuevos públicos; por ejemplo, el 2 de diciembre se estrenará en Zaragoza el musical, creado por Iván Macías y Félix Amador, basado en 'El tiempo entre costuras'. Qué fácil resulta imaginarse a María Dueñas, elegante y cercana, como la protagonista de estos versos de María Victoria Atieza: «Levanté con mis dedos el cristal de las aguas, / contemplé su silencio y me adentré en mí misma».
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-¿Cómo se siente con la distinción de Hija Adoptiva de Cartagena? [El expediente está en curso para su nombramiento oficial]
-Muy honrada, y agradecida. Confío en saber estar a la altura.
-¿Cuándo llegó a esta ciudad y qué primera impresión recibió?
-Era una Cartagena que vivía momentos completos, en los años 90. Aun así, me sentí a gusto. Por su tradición histórica, Cartagena es una ciudad que acoge con generosidad a los que vienen de fuera. Y así fue mi caso.
-¿Cómo ha sido su vida en esta ciudad?
-Enormemente grata; aquí nacieron y se criaron mis hijos, y tengo grandes amigos.
-¿En qué ha influido Cartagena, y en general la Región, en su forma de ser? ¿Y en su literatura?
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-En mi forma de ser creo que no mucho, porque yo llegué a esta tierra casi con treinta años después de haber vivido en Puertollano, Madrid y Estados Unidos, y ya venía por eso con una manera de ser hecha. En cuanto a mi literatura, para alguna de mis novelas -'Misión Olvido'-, me proporcionó personajes, entornos y coyunturas muy entrañables.
«Me siento muy honrada, y agradecida. Confío en saber estar a la altura»
El título de hija adoptiva
-¿Qué tiempo pasa ahora en Cartagena? [también tiene casa en Madrid]
-Depende del año. Este 2021 la verdad es que no mucho porque, al estar con la promoción de mi nueva novela, he tenido el campamento base situado en Madrid. Pero cuando estoy escribiendo sí intento pasar más tiempo en Cartagena, porque tengo menos ruido de fondo y más tranquilidad, y puedo trabajar con mayor sosiego.
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-¿Se acuerda de su etapa de profesora en la UMU? ¿Siente algún tipo de nostalgia?
-Es una etapa que recuerdo con cariño, fue una gran escuela de vida. Pero soy una persona poco nostálgica, suelo mirar siempre hacia delante.
-¿Soñó alguna vez con la vida que hoy tiene, con ese enorme, casi escalofriante, éxito literario?
-[Ríe] Me hace gracia eso del éxito escalofriante; le confieso que desde dentro todo es mucho más normal y natural de lo que quizá puede parecer desde fuera. Lo cierto es que jamás me planteé si tendría o no éxito. Mi único objetivo inicialmente era escribir una novela y conseguir una editorial que apostase por ella. Todo lo demás, llegó de manera imprevista.
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-¿Qué satisfacciones le está proporcionado 'Sira'?
-Muchas. La acogida ha sido magnífica, tanto en España como en América Latina. Los lectores han vuelto a recibir a mi protagonista con un afecto enorme, y yo estoy por eso muy agradecida. Ahora están ya en marcha las traducciones, y en un futuro tendremos una adaptación a serie… Aún le queda una vida prolongada, y yo me alegro.
«Es una época que recuerdo con cariño, fue una gran escuela de vida. Pero soy poco nostálgica, suelo mirar siempre hacia adelante»
Sobre sus años en la UMU
-¿Qué tiene realmente, en lo profundo, Sira Quiroga de usted?
-Quizá el sentido de la responsabilidad, y me gustaría decir que una decencia moral que yo me esfuerzo por no perder, y que intento transmitir a algunos de mis personajes.
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Seducción
-¿Qué busca que experimente, sienta o reflexione el lector?
-Quiero que quede seducido por una historia que le aporte algo, que deje algún poso. Pero cada cual asume la lectura de una manera particular y propia: unos buscan mera evasión, otros empatizan con la protagonista a nivel humano, a otros les atraen las reconstrucciones de momentos históricos… Así que no persigo una cosa concreta, simplemente cautivar a los lectores para que ellos reescriban la novela a su manera.
-¿Satisfecha con las adaptaciones de su novelas a la televisión?
-En términos generales, sí. Son lenguajes muy distintos pero, teniendo eso claro por ambas partes -productora y escritora-, se obtienen resultados interesantes tanto para la serie como para la novela. Estamos viviendo un momento magnífico en la complicidad entre literatura y audiovisual, y los novelistas -por suerte- hemos empezado a tener un papel mucho más activo en ese proceso de trasvase de nuestras obras a la pantalla. Actualmente estoy trabajando también en otros proyectos creativos originales para audio y para tele, disfruto mucho también de esta faceta.
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-¿Qué no merece nada la pena?
-Esperar algo de quien sabes que nunca va a dártelo.
-¿En qué no quiere ya perder el tiempo?
-En discusiones que no llevan a nada. Por ejemplo, ya casi no hablo con nadie de política.
«Quizá el sentido de la responsabilidad, y me gustaría decir que una decencia moral que yo me esfuerzo por no perder»
Lo que el personaje sira quiroga tiene de ella
-Con todo lo vivido durante la pandemia, ¿qué certezas se le han confirmado todavía más y cuáles se le han tambaleado?
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-Me ha confirmado que los humanos somos mucho más vulnerables de lo que pensábamos. Y, en paralelo, que seguimos teniendo una enorme capacidad adaptativa y de reconstrucción.
-¿Y qué ha ido observando con satisfacción, incluso con alegría o esperanza, de cuantas cosas han ido pasando?
-Me ha reconfortado ver la enorme profesionalidad de los sanitarios y algunos otros profesionales, la generosidad de mucha gente anónima y la respuesta rápida de la ciencia y la industria para desarrollar una vacuna. Y también me ha complacido el civismo colectivo que -salvo excepciones- ha mostrado la sociedad en general, acatando con entereza y rigor las normas según han sido necesarias.
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Iniciativa
-¿Qué le inquieta, molesta, incomoda más?
-Me molesta la falta de iniciativa, la falta de ambición en el sentido positivo del término. El conformismo, el no querer avanzar, la inoperatividad, la indolencia…
-¿Sobre usted misma qué ha descubierto durante este último año y medio?
-Poca cosa, porque ya me conozco bastante bien. Quizá -aunque supongo que como todos- la capacidad adaptativa frente a la adversidad y lo incierto.
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-¿Qué recuerdos le han acompañado de forma más gratificante?
-Los de mis padres y mi hermano, que ya no están con nosotros.
-Hoy, ¿qué es lo más importante para usted?
-Mantenerme en el mundo con lucidez, seguir activa equilibrando todas las facetas de mi vida.
-¿Vive con miedo?
-No, en absoluto. Vivo con ganas, con optimismo. Soy poco miedosa, desde siempre.
-¿Reconciliada con sus semejantes o perpleja?
-De todo te encuentras a diario: gente decente, admirable e inspiradora, y gente que genera aversión y rechazo. Pero así ha sido siempre, lo importante es intentar estar al lado de los que de verdad valen la pena.
-En general, ¿qué no aguanta ya de ninguna manera?
-Que me den la lata con tonterías innecesarias.
-¿Contra qué se rebela?
-Contra la falta de educación y la grosería gratuita.
-¿Estimulante qué le resulta?
-Leer buenos libros, saber que la ciencia avanza, ver buenas películas y series, charlar con gente interesante, recibir el respaldo de mis lectores, reírme con mi familia, embarcarme en nuevos proyectos, volver a viajar, comer rico y beber buen vino… La vida está llena de cosas estimulantes, a veces grandes y a menudo pequeñas. Lo importante para mí es darle a todas ellas la dimensión que merecen en el momento justo.
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-¿Qué sentimientos le provoca España?
-Sentimientos muy encontrados. Somos un país con buena materia prima, capaces de cosas fantásticas cuando nos lo proponemos. Pero, a la vez, nos esforzamos poco por mejorar, carecemos a menudo de ambición, somos acomodaticios y conformistas, poco autoexigentes y autocríticos. Y así nos va…
-Parece que lo de la 'libertad sin ira' nos cuesta especial trabajo. Los sondeos revelan la radicalización de la sociedad española. ¿Cómo se gestiona usted en esta situación?
-No me gustan para nada los extremos, los observo desde la distancia confiando en que ninguno pase a mayores.
-¿Quién es el enemigo?
-En términos generales, la enfermedad, la desigualdad, la pobreza… En términos personales, prefiero no identificarlos; así vivo más tranquila.
-¿Tiene intención de hacerse vegetariana?
-No entra en mis planes, se lo juro. ¿Qué hago yo sin jamón, a estas alturas?
«En discusiones que no llevan a nada. Por ejemplo, ya casi no hablo con nadie de política»
En lo que no pierde el tiempo
-¿Europa debe cerrar fronteras?
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-No, por favor. Lo que necesitamos son políticas generosas e inclusivas, pero a la vez bien estructuradas, controladas, seguras.
-¿Qué se ha propuesto hacer con su vida a partir ahora?
-Manejarla con cordura y sosiego. Seguir en la brecha, seguir implicándome en proyectos que me ilusionen, seguir aprendiendo.
-¿Su mayor victoria?
-Tener un par de hijos estupendos [Bárbara y Jaime, a los que se refiere a veces como «mis gatos callejeros»].
-¿Y su mayor reto?
-Mantener todas las facetas de mi vida en un sano equilibrio.
-¿Por qué cree que es necesaria la literatura?
-Porque nos ayuda a tener una vida más plena.
-¿Qué hacer para no perder el juicio?
-Intento valorarlo todo con perspectiva y la cabeza en frío, y no suelo dejarme llevar por arrebatos o impulsos. Y para que todo se sosiegue más aún, me tomo un martini o un par de copas de vino.
-Un día me dijo Javier Cercas que había algo que le agradaba y consolaba mucho: 'Dormir bajo el mismo techo que mi hijo'.
-Mis hijos hace muchos años que no duermen de forma permanente bajo mi techo, pero sí es cierto que sosiega muchísimo saber que los tuyos están bien, en orden. Con esa certeza y un café, aguanto perfectamente lo que el día me ponga por delante.
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