Fernando Navarro: «Contar la vida de un buen chico está bien, pero me gusta más que me agiten»
'Malaventura' es la primera incursión literaria del creador granadino, un paseo por el Sureste español con la esencia del 'spaghetti western'
'Malaventura' es, según su autor, para «quien quiera introducirse durante un rato en un desierto y rodearse por personajes muy extremos, salvajes y con ... algo de ternura». A ese lector le espera «una experiencia lisérgica», dice Fernando Navarro (Granada, 1980). El guionista se estrena como escritor con su primera novela, 'Malaventura', una serie de catorce pequeños relatos que invitan a introducirse en el alma del Sureste español. Un libro curioso que pasea por los escenarios áridos del 'spaghetti western', toma la esencia del flamenco y bebe de Lorca y Stephen King. Un cóctel poco habitual que Fernando Navarro prepara con naturalidad.
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–¿Qué le ha llevado a escribir su primera novela?
–No noto muchas diferencias entre el trabajo que he hecho hasta ahora y el libro. 'Malaventura' era una manera de continuar contando historias de géneros parecidos a los que trabajo en el cine [Es guionista de 'Verónica' (Paco Plaza, 2017), 'Orígenes secretos' (David Galán Galindo, 2020), 'Cosmética del enemigo' (Kike Maíllo, 2021) y 'Bajocero' (Lluís Quílez, 2021)], sobre todo cine negro y de terror y aquí me introduzco en el 'western' moderno. Recojo historias que no nacieron para ser películas. El libro no tiene ambición literaria, surge del mismo impulso de siempre: usar la ficción para contar estados de ánimo y presentar a personajes.
«El 'western' europeo aporta una mirada salvaje, más valiente y loca que el americano»
–¿Qué se va a encontrar el lector en estos relatos?
–El paisaje desértico del Levante y Sureste español que en Murcia conocen bastante bien; el estado de ánimo es el abandono, la orfandad y la violencia que producen estos lugares. Los escenarios no son sitios reales, pero me aprovecho de lo que conozco. En los relatos, se usa la iconografía del 'western' clásico y europeo, el cine de terror, quinqui, de serie B y el imaginario del flamenco. Es una mezcla de elementos que plasman lo que a mí siempre me ha gustado como espectador.
–O sea, que se puede encontrar esa conexión entre el flamenco, Sergio Leone y Stephen King de una manera natural.
–Sí. No ha sido nada forzado. El flamenco de mi tierra y de mi entorno privado, la literatura de género y el cine italiano y español de consumo barato es lo que me ha inspirado. En mi casa sigo viendo 'spaghetti western'.
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«Yo siento más lazos con Murcia que con ciudades andaluzas como Huelva, Cádiz o Sevilla»
–¿Cuál es el principal encanto del 'spaghetti western'?
–Tiene una ambigüedad moral bastante fuerte. Deforma un género puro, limpio y de héroes blancos donde el bien y el mal esta definido. El 'western' europeo aporta una mirada salvaje, mucho más valiente y loca que el americano, donde no me siento tan identificado con sus valores. Plásticamente es muy expresivo por el uso de música y colores, además del sentido del humor. Siempre pensé que los 'spaghetti western' se fusionaban tanto que los personajes podían ser andaluces o murcianos, más que americanos. Los figurantes eran gente de los pueblos. El género se convirtió en algo sureño.
–¿Qué referencias directas se hacen a la Región de Murcia en el texto?
–Hay muchas referencias espaciales, sobre todo a Águilas, Cartagena y la frontera con Almería. Además, en el texto se usa el 'ico' como diminutivo. Pero sobre todo siento que el libro habla de un territorio no acotado que abarca parte de Granada, Almería y la Región de Murcia. Yo siento más lazos con Murcia que con ciudades andaluzas como Huelva, Cádiz o Sevilla.
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–¿Cuál es su relación con la Región?
–Paso mucho por Almería y, desde allí, hago escapadas a Murcia, Cartagena, Lorca o Águilas. Además, tengo grandes amigos allí como Leonardo Cano o Miguel Ángel Hernández, que me ha dado consejos sabios, apoyo profesional y buen vino.
Ternura
–El libro está influenciado por la música. Además del flamenco, ¿qué le inspira?
–Además de los cantes minero-levantinos, el rock de mi ciudad, con grupos como Lagartija Nick o Guadalupe Plata, y otros que nada tienen que ver con mi tierra, como la cantante de folk Lorena Álvarez, y estilos como el country y el blues.
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–¿Qué referencias directas se hacen a la Región de Murcia en el texto?–En estos relatos independientes, algunos de sus personajes podrían hilvanarse con otros. ¿Esto es casual o premeditado?
–Me gustan los juegos. Conscientemente dejo alguna pista, pero otras aparecen por los lectores, que son maravillosos. Descubren cosas que tú no sabías.
–¿Qué le dicen sus lectores?
–A pesar de que es un libro ultraviolento y, a veces, descorazonador, pues la gente no queda muy bien parada, los lectores se acercan con bastante cariño. He intentado que a la gente le produzcan ternura algunos personajes. Contar la vida de un buen chico está bien, pero como lector me gusta que me agiten y sorprenderme con personajes horribles.
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–Hay algo fascinante en estas historias protagonizadas por personajes tan extremos, que a menudo salen mal parados.
–Sí. David Foster Wallace decía que la función de la literatura es darles calma a los perturbados y perturbar a los que están en calma. Me gusta la sensación de que el lector pueda acercarse desde la comodidad de su salón o de su cama, donde lea, y que de repente se encuentre con ese baño de sangre de personajes desesperados o desamparados y que eso, de alguna manera, le pueda producir confort. Es lo que gusta tanto del cine de terror, que te asusta, pero cuando acaba la película vuelves a tu mundo normal.
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