Mercedes Imbernón: «La tecnología se infiltra en todas las etapas de la vida»

¿Cuánto tiempo pasa al día una persona con el móvil? ¿Cuánto tiempo le dedica a las redes sociales? ¿Hasta qué punto expone su vida? Estas son algunas preguntas que se plantea la cineasta murciana Mercedes Imbernón en su tercer corto, 'Santuario', que grabó tras ser premiada en el certamen 'Nuevas Cineastas 2022', organizado por el Vicerrectorado de Responsabilidad Social y Cultura, con la colaboración de la Unidad para la Igualdad, de la Universidad de Murcia. Este cortometraje, que se estrenó en septiembre, y sus anteriores producciones, 'Alta gama' y 'El andén de Rubén', forman la 'Trilogía del aislamiento', que se estrena este viernes, a las 19.30 horas, en la Sala B de la Filmoteca Regional de Murcia.

«Un producto murciano» con un reparto donde destacan los actores Jessica Cerón, Fran Bermejo, Miguel Jiménez, Silvia Conesa, José Ortuño y Lola Escribano.

Una tienda de material tecnológico de la Gran Vía de Murcia es el punto de partida del corto que trata la relación entre las personas y la tecnología. «Acudimos a estas tiendas como si los aparatos tecnológicos nos fueran a solucionar muchísimos aspectos de nuestra vida», señala la directora en una entrevista a LA VERDAD. Considera que no somos capaces de analizar todos los efectos de la introducción de la tecnología en nuestra vida y de valorar las transformaciones que supone.

«La tecnología se va infiltrando en todas las etapas de nuestra vida». 'Santuario' trata su impacto y presencia en la juventud, la vejez y las relaciones sentimentales, a través de las conversaciones que va teniendo una pareja de chicas por plataformas digitales. Desde «una perspectiva más crítica», Imbernón analiza la presencia de las innovaciones en nuestro día a día. Dice que no es «experta, pero sí buena espectadora». Además, también evalúa el lado positivo; es usuaria habitual y está presente en las redes sociales por el poder de difusión que tienen, y valora que en muchas ocasiones se pueden manejar para fines interesantes.

La realizadora emplea las innovaciones tecnológicas como «un juego creativo» para tratar temas en sus cortos. En el primero, 'Alta gama', uno de los protagonistas era un robot representando a una mujer. «Un despoblamiento que me servía para hablar del feminismo», aclara. En 'El andén de Rubén', una chica, Jenny, habla con un aparato que es una Alexa, que se convierte en un personaje más que sabía lo que le pasaba a su dueña y, en un momento determinado, intenta consolarla.

«Esto parece distópico y nos lleva a lo que se llama el transhumanismo». «Me parece muy peligroso darle a una máquina un lugar preponderante donde el sentimiento humano o el talento se quedan un poco al margen», subraya Imbernón rotunda.

Con mucha «sutileza», la directora introduce la violencia de género en 'El andén de Rubén'. El protagonista es consciente del sufrimiento de su madre. También lo hizo en 'Alta gama', donde el personaje principal es una mujer robot, que ni trabaja, ni sale de casa; está aislada, aunque convive con un hombre «libre de compromiso, que la tenía allí a su merced». Hasta que un día le propone matrimonio y ella reacciona. «Allí hago una pequeña crítica al matrimonio convencional», apunta.

La situación de aislamiento vuelve a aparecer en la trilogía en el tercer corto, 'Santuario', en «su grado superlativo». La directora cuestiona la utilidad de las tecnologías para la satisfacción de los deseos. «Quiero sexo. Quiero cuidar a una persona a distancia. Quiero... Pero ¿cuáles son las consecuencias?». Considera que una de ellas es la falta de comunicación, pero hay otras derivadas de ese aislamiento (soledad, ansiedad o tristeza).

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