Carlos Alcaraz saca el martillo en Cincinnati ante Medjedovic para pisar los octavos de final

El partido de este martes le citaba con un tenista de su generación. Dos meses más joven que Alcaraz, el serbio Medjedovic aparecía para protagonizar un duelo inédito. Eso sí, el murciano mantiene un historial inmaculado frente aquellos tenistas a los que supera en edad, lo que prolongó este martes en Cincinnati (6-4 y 6-4). Costó que arrancara el partido, precedido de un duelo interminable entre Comesaña y Opelka en el que incluso apareció la lluvia. No fue mala noticia este retraso, ayudando a que las temperaturas se calmaran en la pista central.

No hubo ni rastro de las dudas del primer día en el arranque de partido de Alcaraz, soberbio con el servicio, con el que solamente cedió siete puntos en la primera manga. Especialmente atinado con los segundos saques, que fueron un quebradero de cabeza el día de su estreno con Dzumhur. Apenas necesitó golpes ganadores (5) para superar con facilidad a Medjedovic en el primer set. Mucho más sólido, eso sí, en la batalla desde el fondo de pista. Tenis sobrio, sin grietas, que acabó desesperando al serbio cuyo inicio de carrera profesional estuvo apadrinada por Novak Djokovic.

Sonreía Alcaraz. Al otro lado de la red, un Medjedovic descompuesto solicitaba la asistencia médica. Otra víctima de las altas temperaturas de Ohio. Una pastilla, un poco de hielo en la cabeza y a seguir con el espectáculo. Mientras tanto, el de El Palmar, mucho más entero, ya esperaba al inicio del segundo acto moviéndose de un lado a otro de la red. No quería enfriarse en mitad del infierno. Constantes las indicaciones tácticas de Samuel López, técnico del murciano, desde su banquillo, haciendo hincapié en los juegos al resto.

En la pista, su pupilo se desesperaba con el tiempo de saque. Así se lo hizo saber a Fergus Murphy, juez de silla, mediado el segundo set. «Estos problemas con el reloj no los tuve en el primer partido», espetó el número dos del mundo. «No es cosa mía, no depende de mí», respondía desde la silla el árbitro del partido. Entendía Alcaraz que el reloj se ponía en marcha demasiado rápido tras los puntos, dejando poco espacio al descanso, más en condiciones de calor extremo. No desactivó el cabreo a un Alcaraz que, acto seguido, rompía el servicio a un batallador Medjedovic.

Todo descaro el tenista serbio, incluso en la desventaja. Se atrevía con la dejada, también valiente con el resto. Tanto apretó que recuperó la desventaja al siguiente juego, fruto de ese tenis agresivo que acabó por sorprender a Alcaraz. Vuelta a la casilla de salida. Ahora el cabreo del palmareño era consigo mismo: «Las pongo donde está él. Todas», se gritaba Alcaraz. Otro enfado; otra rotura a su favor. Moviéndose bien en el fango, con mucha más capacidad de sufrimiento el murciano que en el día de su estreno.

Esta vez la ventaja sí que fue suficiente para catapultarle hacia la siguiente ronda en Cincinnati. Aprendió la lección del día de su debut para evitar sustos ante Medjedovic y mantener impoluta su marca ante tenistas más jóvenes que él, ante los que nunca ha perdido un partido. Este miércoles, sin tiempo para descansar, luchará con Luca Nardi por un puesto en cuartos de final. Tan solo un precedente entre ellos, también en pista rápida. Fue en Doha el pasado mes de febrero, con triunfo de un Alcaraz que sigue creciendo en Ohio.