Carlos Alcaraz, contra la ambición desmedida de Djokovic en Australia

Sí, no llega en plenitud de condiciones Nole, recuperando ritmo y sensaciones después un largo periodo fuera de las pistas. Ha disfrutado de la vida lejos del deporte de la raqueta durante los últimos meses de 2024, pero es Djokovic en Australia. Es el viejo rockero de Novak en una ronda final de un gran torneo. Y aquí el gigante crece. Aumenta la dificultad del reto. No han sido pocas las veces en las que hemos visto al tenista de Belgrado aparecer con dudas antes de firmar un gran resultado. Los casos más recientes, Wimbledon 2024 y los Juegos Olímpicos de París. Cara y cruz para Carlos Alcaraz ahí, con Djokovic disfrazado con piel de cordero.

Además, existe el añadido del horario. Se disputará en el último turno de la sesión nocturna. Alrededor de las 21.00 horas en Melbourne (11.00 horas en la España peninsular), saltarán a la pista Alcaraz y Djokovic para luchar por un puesto en semifinales del Abierto de Australia. Será la segunda vez en esta edición del torneo en la que el murciano jugará con luz artificial y con el cielo estrellado. Ya lo hizo el primer encuentro, aunque algo más temprano, ante Shevchenko, al que derrotó por 6-1, 7-5 y 6-1. Desde ese encuentro, siempre ha competido de día, con el sol picando y la pelota ganando mucha más altura de la que seguramente podrá imprimirle ante Nole. Primer punto para Djokovic, ya habituado a competir de noche, sobre todo después de lo bien que le ha ido al murciano con el sol como protagonista de sus encuentros.

El duelo está en boca de todos aquí en Melbourne. A pesar de los 16 años de diferencia entre Alcaraz (21 años) y Djokovic (37 años), ya se puede hablar de una rivalidad histórica. Se han enfrentado en siete ocasiones, con un global de 4-3 para el serbio. De los siete enfrentamientos, cuatro de ellos han sido en finales. Dos para Alcaraz en Wimbledon, triunfos de Djokovic en la batalla por la medalla de oro en París y la final de Cincinnati.

Es precisamente la final del Masters 1000 estadounidense el único que se ha disputado entre ambos sobre pista dura al aire libre antes de volver a hacerlo este viernes. Fue un partido bastante bien controlado por Alcaraz, que ganó el primer set y se puso con ventaja en el segundo. Sufrió un golpe de calor Djokovic, pero se repuso a tiempo para llevarse el título en un agónico desempate en la tercera manga.

Se demostró aquel día a sí mismo el pupilo de Juan Carlos Ferrero que es capaz de ganar a Novak Djokovic en cualquier superficie, después de hacerlo sobre arcilla en Madrid en 2022 y en la hierba de Wimbledon hasta en dos ocasiones. Estuvo muy cerca de lograrlo aquel día en Cincinnati, en una final que tenía en su mano el palmareño. La imagen de la celebración de Nole pasó a la historia. Se resquebrajó la camiseta, en un gesto de rabia, mientras un desconsolado Alcaraz lloraba a mares sentado en su banquillo. Era la primera vez que perdía una gran final el murciano.

El partido de este martes será muy diferente a aquella final. Se juega en una pista más lenta, por la noche, dos años más tarde de aquella que aún rebota en la mente del joven prodigio de El Palmar y con Andy Murray en el box de Novak Djokovic. El serbio recurrió al extenista, recién retirado, para que este le empujara en sus aspiraciones, principalmente en lo que tiene que ver con la motivación y la táctica.

Es un loco del tenis el escocés y sabe lo que es jugar contra Djokovic y también contra los principales rivales del serbio tanto en el pasado, con batallas legendarias ante Rafa Nadal y Federer, como con los que se ven las caras actualmente con el gigante de Belgrado. Es por eso que le contrató Nole. Para que le ayude a mejorar sus defectos y poder detectarlos en los rivales contra los que se va a jugar los títulos en el corto plazo y hasta el final de su carrera.

Dos veces se han enfrentado Carlos Alcaraz y Andy Murray. Los dos cara a cara, en 2021. Un triunfo para cada uno. Ha llovido mucho desde entonces. Alcaraz es hoy un tenista mucho más maduro que entonces. Eso no quita para que lo conozca bien Murray, quien es uno de los mayores aficionados del tenis del murciano. Este martes le tocará sufrirlo. Pero lo duro estará al otro lado de la red.