La vuelta del campo a la ciudad
España ya cuenta con tantos huertos urbanos como para acoger en su interior toda la superficie de cultivos de lechuga de la Región de Murcia y la mitad de la del país
En torno a los años 1950 y 1960 se produjo en España una fuerte migración del campo a la ciudad, protagonizada por miles de personas que buscaban un futuro fuera del entorno agrario. Ahora, en un singular proceso inverso, como si se echase de menos ver crecer los cultivos, muchos habitantes de la urbe persiguen desarrollar pequeñas prácticas agrícolas sin tener que cambiar de domicilio. La propia Unión Europea ha desarrollado una iniciativa, el Proyecto Hortis, para favorecer la creación de comunidades de horticultura urbana, aunque más atenta a la socialización de sus miembros y la reducción de la exclusión social que a la obtención de alimentos junto al asfalto. La Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), ha llegado a acoger una feria sobre huertos urbanos que, más allá de ese desarrollo lúdico y social, también persigue un acceso a los alimentos más saludable y eficiente, en una tendencia muy lejos de haber dejado de crecer.
Un ejemplo notable de este objetivo se erige en pleno centro de Róterdam (Países Bajos), donde un antiguo edificio de hormigón, originalmente sede de una televisión pública, acoge ahora un enorme huerto erigido como baluarte de «lucha contra el impacto ambiental que supone el transporte de los alimentos desde donde se producen hasta la ciudad en la que se consumen», de acuerdo con las explicaciones que dio Sofía, de la firma Urban Farmers (agricultores urbanos), a este periodista durante una visita al lugar hace unos años.
La ecuación que forman el imparable crecimiento de la población (se estima que en 2050 habrá 9.700 millones de habitantes en el planeta), el desarrollo de las ciudades (en torno al 80% de la población vivirá en ellas a mitad de siglo) y la mayor preocupación por la salud, arroja entre sus soluciones la proliferación de cultivos en las propias urbes. Así lo apunta el director de la plataforma de tendencias Innsai Monitor, Jesús Navarro, en alusión a experiencias de la llamada agricultura vertical como la Róterdam. En la Región de Murcia, el profesor Jesús Ochoa, de la UPCT, emprendió hace casi una década un proyecto para conocer en qué grado se podrían aprovechar para la agricultura los tejados y terrazas de los edificios de Cartagena.
El objetivo, señaló entonces el investigador del departamento de Ingeniería Agronómica, nació para tratar de «darle difusión [al concepto de naturación urbana] y que la gente vea que puede funcionar», y no tanto reconvertir ahora la ciudad en un gigantesco huerto. En aquel momento ya se habían desarrollado estudios que indicaban que en torno al 60% y el 70% de las necesidades de frutas y verduras de una población podrían cubrirse si se cultivasen en sus tejados y terrazas.
Resulta difícil imaginar que se vaya a lograr a tal grado de presencia de la agricultura en las ciudades, a menos a corto y medio plazo, pero sí es cierto que la proliferación de huertos urbanos aumenta. La firma consultora ambiental y social GEA21 ha publicado un estudio, dirigido por el sociólogo y economista Greborio Ballesteros, que estima que ya se han instalado más de 15.000 huertos urbanos en España, con una superficie total cultivada de más de 15.000 hectáreas.
Este espacio es equivalente al que ocupan actualmente todas las plantaciones de lechuga en la Región de Murcia, líder nacional en este cultivo, del que concentra casi la mitad de todas las hectáreas dedicadas a él en la extensión completa del país. Dicho de otro modo: en los últimos años los cultivos en el interior de las ciudades han proliferado al punto de que ya podrían acoger todo los cultivos de la hortaliza estrella de las ensaladas que se producen en los campos de la Región de Murcia. Sería como trasladar la huerta de Europa a la ciudad.