Francesco Mattina: «Hay que dejar de aumentar los cultivos intensivos y reducir la huella ambiental»
El nuevo jefe de la entidad europea encargada de garantizar los derechos de las nuevas variedades que desarrolla el sector agrícola, Francesco Mattina, se ha marcado, entre las primeras actuaciones de su agenda, la visita a algunos de los principales centros del viejo continente en este ámbito. La Región de Murcia se encuentra en ese listado. Hasta aquí se acercó a mediados de mes, acompañado de expertos en el sector de los obtentores, que son las empresas que desarrollan los productos hortofrutícolas que van apareciendo en el mercado con nuevas características (sabor, color, forma y resistencia). Entre ellos se encontraba el director general de la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (Anove), Antonio Villarroel, quien remarcó que conseguir una nueva variedad para que llegue a los consumidores supone cerca de diez años de investigación y hasta varios millones de euros de presupuesto. Su sector, apuntó, emplea en I+D+i un mayor porcentaje de sus ingresos que otras actividades tan punteras como las industrias europeas del automóvil, la aeronáutica y las firmas farmacéuticas.
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–¿Cuál es el cometido de la Oficina Comunitaria de Variedades Vegetales que usted preside?
–Es la agencia europea, es decir la institución europea, delegada por la Comisión Europea para proteger nuevas variedades vegetales a través de un certificado, que es un título de protección de derechos de propiedad industrial. Entonces, nosotros nos dedicamos a proteger las nuevas variedades que los fitomejoradores presentan para protección en toda la Unión Europea.
«Lo importante es ofrecer un abanico de alternativas para que el agricultor escoja la que más se adapte a sus emplazamientos»
–Usted acaba de ser nombrado director de esta entidad para los próximos cinco años. ¿Qué objetivos se ha marcado?
–Fortalecer el sistema de protección de derecho de obtentor; comprender cuáles son los retos y los objetivos de las empresas que animan ese sector en la Unión Europea; fortalecer la digitalización, que es uno de los elementos clave de la agenda europea en este ámbito; producir un sistema que sea sostenible, que sea accesible a pequeñas y medianas empresas, que son la mayoría de las empresas que invierten actualmente en la Unión Europea en I+D de fitomejoramiento. En concreto, son el 90% de esas empresas, y resultan actualmente claves para asegurar un futuro en este ámbito en la Unión Europea y a los consumidores europeos. Entonces, es importante apoyar a las pymes con recursos, con iniciativas, con todo lo que los programas europeos les ponen a disposición.
–Entre sus primeras actuaciones se encuentra la visita a distintos puntos claves del sector en la Unión Europea, que es lo que le ha traído a la Región de Murcia. ¿Con qué se ha encontrado aquí?
–He visitado [la iniciativa de Investigación de Uva de Mesa] ITUM, que es un ejemplo de partenariado público-privado entre cooperativas de pequeños productores, y el Imida, que es el centro de investigación de la Comunidad de Murcia en el ámbito de variedades vegetales. Y visitamos también empresas de hortícolas y frutas, como melocotón, nectarina, que son tan importantes en esta comunidad.
«Los retos del cambio climático y las crisis geopolíticas nos obligan a mirar más allá de nuestras fronteras»
–¿Cómo se encuentra la Región de Murcia dentro del sector obtentor?
–Creo que es uno de los polos de desarrollo y de inversión importantes no solo para España, sino para Europa. Siempre debemos de centrarnos no solo en los objetivos nacionales, sino también en el impacto que se puede tener en la Unión Europea, y yo diría también que más allá de la Unión Europea, fuera de ella. Porque tenemos un mercado global y los retos que nos llegan por el cambio climático y también por las crisis geopolíticas, por ejemplo, nos obligan a mirar más allá de nuestras fronteras. Así que es muy importantes conocer ejemplos regionales, y no solo nacionales.
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«La Región es un importante polo de desarrollo e inversión de obtentores para Europa»
–Hablan mucho de cambio climático. ¿Es el factor que ahora más tienen en cuenta a la hora de obtener nuevas variedades vegetales?
–Es uno de los factores más importantes. También sabemos, y hablamos mucho, de resistencia a plagas y enfermedades, y de la necesidad de reducir la utilización de pesticidas para controlar que esas plagas y enfermedades no destruyan cultivos y, con ello, actividad económica agrícola y perjudique también a los consumidores, porque es obvio que todo el mundo quiere comer alimentos sanos y sin riesgos. Por tanto, el cambio climático es efectivamente uno de los factores fundamentales, y estamos observando todos los años el impacto que tiene en nuestras regiones, en nuestros Estados miembros, combinado con otros elementos, como por ejemplo también la necesidad de no seguir aumentando la utilización de superficie dedicada a cultivos intensivos y reducir el impacto al medio ambiente. Son retos que estamos observando en todos los Estados miembros, y yo personalmente estoy viendo de primera mano, con estas visitas, lo que está pasando en los diferentes ámbitos.
–Con las crisis geopolíticas que comentaba antes, el cambio climático y factores como la mayor atención que ahora se presta a reducir la huella de carbono que deja el transporte, ¿cree que puede adquirir protagonismo la tendencia hacia la investigación de variedades más apegadas al terreno?
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–Yo creo que sí. Lo importante es ofrecer un abanico de oportunidades y de alternativas para que luego el agricultor pueda coger la que más se adapte a su condición local. El reto es también mantener un amplio abanico de posibilidades y oportunidades que se puedan coger y adaptar a los diferentes contextos. No es lo mismo producir una variedad en Sicilia o en Andalucía que en Escandinavia. Son cosas completamente diferentes y es obvio que hay que luchar para preservar diversidad en estos territorios.
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