Juan Guerrero y José Ballester, a finales de los 40 o principios de los 50, en El Malecón. ARCHIVO DE JOSÉ BALLESTER

Como palmeras en El Malecón

Análisis de una foto ·

Juan Guerrero y José Ballester pertenecieron a aquella Generación del 27 cuyo empeño fue poner la sensibilidad y la inteligencia de los españoles a la altura de un mundo mejor

JOSÉ LUIS MARTÍNEZ VALERO

Martes, 12 de mayo 2020, 14:36

Pronto celebraremos el centenario de la Generación del 27, que formaron poetas, ensayistas, pintores, escultores, cineastas... En Murcia, dos miembros representativos fueron Juan Guerrero y ... José Ballester. Ambos aparecen en esta foto. La cámara quizá es de Guerrero; el autor, un amigo que los acompaña. Ha fijado este momento, plena posguerra, en el que Juan y Ballester visitan, una vez más, este Malecón, su casa. Más huerta, más palmera, más paisaje, el hombre y la geometría, como gustaba decir Ramón Gaya. Como palmeras, se alzan dos señores, de unos cincuenta años, llevan corbata, chaqueta, el uno viste de claro, el otro, de oscuro con sombrero. La mirada del primero es frontal, interrogativa; Ballester, con plena tranquilidad, descansa, las manos en los bolsillos, la mirada, tras sus gafas, es una respuesta. Si la pregunta es, qué ha sido de aquellos años, la respuesta será como un silencio: aquellos años, aun están por venir.

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La palmera, hermana menor del hombre, según la leyenda árabe, se hizo con el barro que, al Creador, le sobró. Príncipe de la naturaleza, la llamó Humboldt. Juan Guerrero y José Ballester, puestos en pie, son ya otras palmeras. Una palmera es flexible, se levanta desde el plano, dice desde lo alto, a veces es como lluvia, otras como estrella.

Juan Guerrero y José Ballester, parece que aspiran a esa ascensión que simboliza la palmera. Pertenecieron a aquella Generación del 27, cuyo empeño fue poner la sensibilidad y la inteligencia de los españoles a la altura de un mundo mejor, más libre, más culto, ávido de versos, ensayos, novelas, cuadros, esculturas, cine, deporte, alejado del exabrupto, amante del rigor, la correspondencia como puente, las tertulias, como amigos. En ellos se cumple el lema del 27: juntos somos más. Ocurre que Juan Guerrero conoce a Juan Ramón Jiménez, y hace que conozca a Ballester, Bonafé, Garay, Gaya... Todos participan en esa tarea creativa que es inventar otra realidad más moderna, a la altura de los tiempos, alejados de la otra posguerra y del 98. Guerrero funda 'Verso y Prosa'; Raimundo de los Reyes y Ballester, 'Sudeste', revistas que aglutinan poetas, pintores y ensayistas: una en Merced 22, la otra en el 16.

Participaron en la tarea creativa de inventar otra realidad más moderna, a la altura de los tiempos

Juan Guerrero fue el lector. «Cónsul general de la poesía», le llamó Federico García Lorca, transcriptor de todas las conversaciones habidas con Juan Ramón, bajo el título, que puso Gaya, 'Juan Ramón de viva voz', corresponsal incansable, tal como Ballester, periodista y director de LA VERDAD, autor de la novela 'Otoño en la ciudad', ilustraciones de Garay, con palabra exacta, conocedor y guía de la historia de Murcia, sus personajes y sus calles. Dotado de un carácter excepcional, a quien Párraga comparaba con un Hitler de la bondad.

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En aquellos años Murcia tenía dos puentes, una Universidad, y un Conservatorio Superior. Estaban convencidos de que la enseñanza nos transformaría, tal como se había propuesto la Junta para Ampliación de Estudios, la mítica Residencia de Estudiantes, las Misiones Pedagógicas..., porque, sin duda, juntos somos más.

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