Ida Vitale y la poética vitalidad
Poesía. 'Tiempo sin claves' es el primer libro que publica tras el Cervantes y, según ella, el último
IÑAKI EZKERRA
Lunes, 22 de noviembre 2021, 20:47
AIda Vitale se la inscribe en la generación uruguaya de 1945, pero su poesía no tiene absolutamente nada que ver con la de su compatriota ... Mario Benedetti, que nació tres años antes que ella y que la crítica sitúa en esa misma generación. Podría incluso decirse que sus poéticas son antitéticas. La de Mario Benedetti posee una carga social y hasta política, que la conecta con la generación española de los 50, y, por otra parte, su vertiente lírica se basa mucho en la oralidad. Es una poesía de la dicción y de la seducción. Ida Vitale, en cambio, explica estos días, en las entrevistas que le han hecho con motivo de la publicación de su poemario 'Tiempo sin claves', que ella huye del mensaje social o político por lo que tiene de previsible. Y, en efecto, leyendo este libro, que es el primero que publica después de recibir el premio Cervantes en 2018, y el último que piensa publicar, según propia decisión, todavía puede detectarse el pulso firme para buscar en la creación del poema lo inesperado, lo que no resulta obvio, el hallazgo sutil que sabe escapar del lugar común y fácilmente reconocible.
Todo esto demuestra que la crítica establece unas simples catalogaciones que no tienen otro objetivo que ser matizadas e incluso desmentidas por la propia crítica en cuanto se adentra en la complejidad de cada autor. De este modo y siguiendo con la referencia benedettiana, puede decirse que Ida Vitale no intenta seducir retóricamente con su poesía sino indagar en su propia, profunda y austera interioridad. Ni siquiera en las ocho composiciones que reúne este poemario dedicadas a su marido, el poeta Enrique Fierro, al que perdió en 2016, siente el impulso expresivo del diálogo. No invoca al ser amado para exteriorizar su afecto sino que trata de describir los sentimientos hermosos y las dolorosas verdades que le revela la experiencia de su ausencia y de su luto como tesoros íntimos que merecen capturarse para salir a la luz: «Una menos uno. Existir duele;/ así y parecer completa. Y más,/ que cada mediodía sea el atajo/ hacia la noche a la que llegas, sola,/ con la tristeza de tantear recuerdos/ entre breves marasmos sucesivos.»
Esos ocho textos dedicados al compañero de su larga vida conmueven por su sequedad, su precisión, su contención, no por el exceso ni el arrebato elegíacos. Y esa exigente poda es la constante nota de todo el conjunto de poemas que reúne este volumen y que le dan un carácter unitario. A sus 98 años, Ida Vitale muestra una innegable vitalidad que no se aprecia en una extemporánea manifestación energética de euforia ni en un gesticulante optimismo sino más bien en lo contrario: en su sólida lucidez, en su sobriedad, en el rigor de su estilo, en la ausencia de concesiones y en un fino sentido del humor. Sirva de ejemplo la ironía con la que concluye una de las últimas composiciones del libro, la titulada 'Otra': «Nos habíamos hecho promesas?/ Sin duda no haberlas cumplido/ en un desierto las conmuta.»
Un rasgo que curiosamente le une más a su generación que el propio Benedetti es el de la herencia simbolista, por la cual el poeta mira a la realidad, al mundo que le rodea y de una manera particular a la Naturaleza como un misterio que pudiera ser, si no descifrado, al menos intuido gracias a los diferentes signos que se le muestran a los sentidos. En cada país, en cada generación poética y en cada miembro de esta, las influencias pueden llegar en diferentes momentos. Y, así, en la poesía de Ida Vitale, ese mismo simbolismo de raíz francesa que influyó en las 'Soledades' de Antonio Machado, es el que le sirve para interpretar la Naturaleza y para llenar este tardío poemario de pájaros, como una recurrente presencia. «Pasa rápido el canto llevándose su pájaro», dice en el primer verso de su poema titulado 'Fugas'. Y a esa figura vuelve en la composición que cierra el libro, elocuentemente titulada 'Sin el nombre del pájaro': «Qué desolado ese piar en medio/ de esta lluvia nocturna que anticipa el relámpago/ y el rodar poderoso del trueno que le sigue».
La poesía de Ida Vitale no recurre a las imágenes para refugiarse en una dulce irracionalidad y rehuir el compromiso de los conceptos sino para acompañar a estos y en último caso para reforzarlos, para hacerlos más plásticos, comprensibles y aprensibles. 'Tiempo sin claves' es una excelente muestra del talento de esta autora para levantar acta de su momento vital, de un desánimo que ella modula con entereza y que sintoniza con este tiempo nuestro, cuyas claves, para descifrarlo y para comprenderlo, curiosamente también hemos perdido.
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