Pueblo grande y revuelto
Andrés Trapiello firma otro de sus mejores y más fascinantes libros
Aestas alturas, nadie pone ya en duda que Andrés Trapiello es uno de los mejores prosistas españoles de los últimos tiempos. Algo de ello se ... dijo aquí a propósito de su anterior libro, 'El rastro': obra evocadora, repleta de vivencias personales. 'Madrid' es, por su parte, un volumen de más de medio millar de páginas en el que el escritor leonés vuelve sobre sus obsesiones de siempre: la vida, la literatura, la pintura, el andar y el cavilar, los olores y los sabores de una ciudad a la que llegó hace ahora medio siglo, un 5 de mayo de 1971, cuando, según él mismo refleja en uno de los capítulos, era un tipo «casi imberbe», flaco y pálido, con el pelo largo y negro, con gafas de pasta, vaqueros de campana y zapatos viejos y sucios. Menuda estampa.
Publicidad
Madrid, para los que somos de provincias, era, al menos durante una época, el centro del universo: teatros, cines de estreno, museos, librerías de viejo, bibliotecas, salas de arte... y calles y rincones por los que habían transitado y habían vivido escritores como Galdós, Baroja, Gómez de la Serna o Gutiérrez-Solana. Trapiello dispone de un abundante y rico material... y de una excelente memoria. Con lo que uno de sus mayores méritos consiste en administrar todos estos papeles, saber disponer de los mismos y colocarlos en el lugar adecuado. Sin que falte una bibliografía selecta que no es de segunda mano, sino que procede de sus propias lecturas, de sus pasiones pasadas y presentes.
'Madrid' es un libro hermoso, sugerente, repleto de anécdotas. No es ni una guía al uso ni un libro de encargo. Da la impresión de que es la obra que Trapiello le debía a Madrid y que, a su vez, Madrid le debía a Trapiello. Por estas páginas desfilan autores como Galdós, quien hablaba de la capital de España como un «pueblo grande y revuelto». Porque el Madrid galdosiano es, acaso, el más fascinante, el más literario de todos, por encima del Madrid de Mesonero, Ramón Gómez de la Serna, Cela o Umbral.
No faltan aquí, como es costumbre en sus libros, las frases ingeniosas y las descripciones fascinantes, marca de la casa. Como cuando contempla los montes velazqueños al atardecer, desde la madrileña Casa de Campo: «Son de color lejanía hasta que reciben el sol del ocaso, y entonces el azul se apaga y se encienden en él como ascuas de una fragua los rescoldos de la tarde».
Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión