Lectura familiar y tierna

No obstante, no es una nostalgia por otro tiempo pasado, sino que las historias que narra esta madre cada noche a sus dos hijos se adentran en ese deseo por volver a aquellos breves instantes felices del pasado, cuentos que ha oído en sus viajes y bellamente narrados crecen como las ramas de los árboles. Igualmente, los sueños que pueblan estos relatos por medio de la fantasía se nos presentan como reales, pero son muchos los elementos mágicos que los

adornan, como en la historia de los jóvenes que transforman en ciervos, por ejemplo. De esta manera, los sueños del árbol se tratan casi del fruto de la ternura.

La madre que cuenta estas historias, una jovencísima viajera, nos presenta los cuentos como los narraría la tradicional figura del abuelo a sus nietos, donde todos los detalles son importantes y todas las esquinas están colmadas del elemento maravilloso.

La estructura de la novela, entonces, es muy sencilla, aunque no simple, pues cualquier dificultad en la narración hubiese enredado estas historias aparentemente reales que crecen de la voz de la madre como unos sueños. El libro es bastante extenso, de casi 500 páginas, pero los cuentos que lo componen son muy breves, lo que se agradece a la hora de dar largas lecturas de muchos capítulos o de apenas un par de relatos en tan solo veinte minutos. El acto de leer, entonces, es sencillo: pequeñas historias de un lenguaje sencillo bien hiladas por los personajes de la madre y sus hijos.

Así pues, Martín Garzo con 'El árbol de los sueños' plantea un libro cercano en el que la lectura se hace familiar y tierna con relatos que adentran al lector en la infancia y en los sueños hasta el punto de que, de pronto, sientes que eres uno de esos niños que escucha las historias de su madre.