Damocles
ANTONIO PARRA SANZ
Lunes, 20 de septiembre 2021, 21:27
Una espada afiladísima y constante es lo que pende sobre la cabeza de Aitor Martí toda la novela, sobre todo tras el accidente laboral sufrido ... por su madre, único sustento de un hombre que ronda el cuarto de siglo, que no se ha distinguido en la vida por hacer apenas nada, ni destacable ni criticable, y que camina por su existencia barcelonesa con una indolencia y pasividad que a veces hace difícil que el lector pueda llegar a empatizar con él.
Marc Moreno nos presenta en esta obra una sociedad cruel, devastadora, un barrio muy alejado de cualquier triunfo social en el que transitan seres escupidos por el propio fracaso, como el Charly o Fofo, y otros que directamente han sido forjados en el crisol del mal, como el hermano y el padre del propio Aitor, que regresa a su vida en el peor momento, tras haber abandonado a la familia unos cuantos años antes. En ese universo en el que no hay recursos, esperanzas, fidelidades ni apenas valores, chapoteará este joven que no se atreve ni siquiera a visitar a su madre en el hospital, que no da el paso necesario para traspasar la puerta de Urgencias, y que tendrá que ir construyendo un castillo de naipes para intentar obtener por su cuenta alguna fuente de ingresos. El ritmo que impone a la novela podría parecer lento y demorado, pero eso es algo engañoso, porque poco a poco esos días, coincidentes casi con el tristemente célebre atentado de Las Ramblas, se irán acelerando a medida que ciertos acontecimientos se presenten en la vida de Aitor.
Avanzando algo más en la historia de este hombre abandonado, sabremos incluso que existe una expareja, e incluso una hija fruto de esa relación rota, y acaso ahí como lectores lleguemos a conectar un poco más con el protagonista, aunque eso no suponga pensar en un atisbo de triunfo para él. Ese escapismo del título, esa estética del fracaso, ese no conocer un amanecer diferente al anterior es el motor de una novela dura y ácida como el barrio que acoge a Aitor, y en el que aguantar un día más se convierte en la mayor de las victorias.
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