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La escritora Marta Barrio.

Barrio y la maternidad frustrada

Novela. 'Leña menuda' aborda el temor de una mujer a tener un hijo con una grave malformación

IÑAKI EZKERRA

Lunes, 25 de octubre 2021, 22:31

En torno al fenómeno del embarazo hay un edificante y edulcorado discurso social, una literatura rosa no exenta de prejuicios que suele ignorar premeditadamente los ... aspectos más nocturnos que tiene la asunción en la mente de la mujer de ese proceso biológico que consiste en la gestación. Saber que se tiene en el interior del cuerpo a un ser vivo que se está formando no solo emociona e ilusiona sino que también inspira temores atávicos. Inspira, por ejemplo, el temor a que ese ser desconocido no sea fisiológicamente el hijo deseado. No es monstruosa la mujer que teme que la criatura que lleva dentro sea un monstruo. Es ese miedo natural del que a menudo no se quiere hablar el que precisamente explota con perverso talento Roman Polanski en 'La semilla del diablo' y antes que este el escritor norteamericano Ira Levin en 'El bebé de Rosemary', la novela en que se basó esa película. Y es también ese pavor el tema de 'Leña menuda', la obra con la que Marta Barrio ha obtenido el XVII Premio Tusquets de Novela.

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El argumento del libro tiene su punto de partida en la noticia que recibe la protagonista y narradora de que se halla embarazada. Se trata de una chica nacida en 1989, el año de la caída del Muro de Berlín, que desea ser escritora, que anda metida en una novela en la que no ha logrado centrarse y que, una vez transcurridos todos los hechos, se dirige al lector en un pasado de primera persona. Ella y su marido, al que se refiere como A, acogen con una clásica y estereotipada ilusión la idea de ser padres en ese tiempo pretérito de la acción narrativa y en esas páginas centradas en sus proyectos, en los nombres que barajan en broma para el bebé, en las reformas que harán en la casa o en la descripciones cenestésicas de la gestante y las apelaciones a la singularidad del cuerpo femenino que evocan el tono de aquella llamada 'literatura de mujeres' que se puso de moda en la España de los años 70.

Ritual

Todo va bien hasta que esa mujer encinta sufre una caída en un oscuro pinar, cuando va camino del trabajo y debido a la repentina aparición de unos perros agresivos. El incidente no tiene consecuencias graves, pero el examen médico sirve para localizar una rara malformación genética en el feto que lo convertirá en un ser enfermo y totalmente dependiente. De este modo la novela se adentra directamente en los protocolos de la interrupción del embarazo a los que da un tratamiento dramático. Como la legislación española impide la práctica abortiva en esas fechas y en las circunstancias concretas de la protagonista, esta entra en contacto con una clínica belga que no le pone esa clase de trabas aunque el texto se sumerge, así, en un doloroso y dilatado ritual de consultas y esperas en el que el aborto no parece constituir la alegre y feliz opción que dibujan algunos sectores del feminismo. Se advierte una sobrecarga ideológica que frivoliza y distorsiona el enfoque supuestamente dramático: la participación de la heroína en el asalto rocambolesco a la capilla de la Complutense; su interés en ocultar a la abuela conservadora y católica su activismo político; los datos que brinda al lector y que tratan de presentarla como una 'resiliente' clandestina en el desconcertante contexto de un país democrático de la Unión Europea en el que el aborto lleva despenalizado más de 35 años o el contradictorio empeño de esa narradora en dejarnos claro que pertenece a la clase alta, como su pariente, vecina y cómplice de la infancia que es nombrada con la letra B.

El período gestante de una mujer posee, sin duda, una vertiente nocturna y poco complaciente sin necesidad de que pese sobre ese proceso la amenaza de una anomalía. Este es un tema que merece una mayor atención de la que le ha prestado nuestra narrativa. Desde ese punto de vista, Marta Barrio acierta al poner esa cuestión sobre la mesa de la novela. Y en este sentido, podemos dar por buenas las citas culturalistas que abundan en el libro para ilustrar las digresiones de su personaje; esas referencias a Duras, a Annie Ernaux o a Mary Shelley y a sus tres abortos, que pudieron influir en la creación de su Frankenstein como una plasmación del miedo a dar a luz un monstruo. 'Leña menuda' es, sin embargo, una novela en la que colisionan dos antagónicos planteamientos argumentales: el relato del duelo por el niño perdido como por la maternidad frustrada, por un lado, y el alegato ideológico rayano en el panfleto y cargado de un anticlericalismo militante de manual que a su vez tiembla ante la posibilidad de darle un disgusto a la abuelita.

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