La ciencia que hay detrás del «vómito» de los residuos celulares
Mª Ángeles Esteban Abad
Académica de número de la Academia de Ciencias de la Región de Murcia
Sábado, 6 de diciembre 2025, 07:19
Recientes y revolucionarios descubrimientos en biología celular han identificado un intrincado mecanismo alternativo de gestión de residuos en las células, que desafía el dogma tradicional ... centrado en la autofagia (proceso por el cual las células reciclan sus propios componentes por estar dañados, viejos o ser anormales) y la degradación lisosómica (los lisosomas son orgánulos que contienen proteínas que degradan material biológico). Este proceso ha sido denominado de manera informal «vómito» celular o catartocitosis, y consiste en la expulsión activa y directa de material de desecho (como proteínas agregadas y orgánulos dañados), desde el interior de una célula hacia el espacio extracelular, cuando los sistemas convencionales de reciclaje interno se ven sobrepasados por un estrés severo. La importancia de este hallazgo radica en su profunda dualidad funcional. En su faceta beneficiosa, este atajo opera como un mecanismo de emergencia crucial para la reparación tisular acelerada.
Por ejemplo, en situaciones de piel muy lesionada o músculo dañado, la eyección rápida de «escombros» citoplasmáticos tóxicos previene el envenenamiento intracelular, libera recursos energéticos para priorizar la síntesis de nuevos componentes y, de manera crucial, los desechos expulsados actúan como señales quimiotácticas que reclutan macrófagos y otras células inmunitarias al lugar de la lesión, coordinando así una respuesta regenerativa más eficiente y allanando el camino para terapias avanzadas en ingeniería de tejidos y cicatrización de heridas crónicas. Sin embargo, este instinto de supervivencia celular presenta un lado oscuro cuando es hábilmente explotado por las células cancerosas, que lo pueden utilizar para evadir los mecanismos de muerte programada provocados por la acumulación de toxinas, alterar el microambiente tumoral para suprimir la respuesta inmunitaria y favorecer la angiogénesis (formación de nuevos vasos sanguíneos), y esencialmente, mantener su alta tasa de proliferación, al liberarse de forma oportunista de sus desechos metabólicos. Esta paradoja biológica, en la que un mismo proceso puede tanto sanar como dañar, coloca este fenómeno en el centro de la investigación biomédica actual.
El futuro desafío terapéutico es de precisión: se busca desarrollar estrategias para estimular farmacológicamente este proceso en contextos de cicatrización o regeneración deficitaria, como en pacientes diabéticos o con quemaduras graves, mientras se diseñan inhibidores específicos que bloqueen selectivamente esta vía en los tumores, privándolos de su arma de supervivencia y contribuyendo a mejores tratamientos oncológicos. En esencia, este «vómito» celular no es solo una curiosidad biológica más, sino un interruptor crítico entre la regeneración y la patología.
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