En Lorca, la procesión va por dentro

Son varias las señas de identidad que la dotan de una personalidad única: por una parte, sus desfiles bíblico-pasionales, con una puesta en escena espectacular, donde los caballos tienen gran protagonismo; por otra, sus bordados en seda, que podrían considerarse pintura a la aguja por su perfección técnica y su gran valor artístico; y todo ligado a una enorme rivalidad entre dos de sus cofradías o Pasos, el Azul y el Blanco, que divide en «dos bandos» a los lorquinos en esos días.

En ello radica la originalidad de las procesiones de Lorca donde, aparte de procesionar los tronos con hermosas imágenes religiosas que representan escenas de la Pasión de Cristo y que despiertan gran devoción entre la gente, se incluye un largo y variopinto cortejo compuesto por numerosos personajes de las antiguas civilizaciones persa, hebrea, egipcia y romana, que desfilan a pie, a caballo, en carro o en carroza y que imprimen un sello muy particular a este desfile. A esto hay que añadir la belleza y el colorido que proporcionan los bordados en seda y oro al cobrar vida en las banderas ondeantes, en el movimiento rítmico de los estandartes al desfilar, en las capetas y mantos portados por jinetes a lomos de caballos al trote o lucidos por aurigas que lanzan sus carros al galope. Todo acompañado del sonido de la música de bandas, de aplausos y 'vivas' de los espectadores que agitan sus pañuelos blancos o azules al paso del cortejo, lo convierten en un verdadero espectáculo para los sentidos, digno de ser vivido en directo al menos una vez en la vida.

Mi pasión por el mundo clásico, me lleva ahora a hacer un breve inciso para destacar algunas piezas del bordado lorquino en las que figuran personajes mitológicos. Por ejemplo, en el Paso Azul han confeccionado una serie de diez preciosos mantos de dioses grecorromanos que desfilan todos juntos a caballo para mostrar el triunfo del cristianismo sobre la religión pagana anterior. Asimismo el Paso Blanco cuenta con una caballería romana en cuyos bellos mantos aparecen representados diez personajes de la 'Eneida' de Virgilio, dos de ellos, Elio y Crota, considerados fundadores legendarios de la antigua Eliocroca.

Cada año por estas fechas, con la inminente llegada de la Semana Santa, la tranquila ciudad de Lorca entra en ebullición, ultimando los preparativos de su fiesta grande: las calles principales se engalanan con colgaduras alusivas a las distintas cofradías; la avenida principal se prepara para ser el escenario de los desfiles bíblico-pasionales; las bordadoras dan las puntadas finales a las piezas que se estrenarán ese año y que celosamente se mantienen en secreto; las camareras de las Vírgenes abren los baúles y airean los ropajes que lucirán las veneradas tallas de sus respectivos Pasos; los 'armaos' o soldados romanos, sacan brillo a sus cascos, escudos, lanzas, corazas y cornetas; los caballistas seleccionan a sus mejores corceles e intensifican el entrenamiento de sus aurigas; las carrozas se ponen a punto para el desfile; las iglesias se adornan con profusión de flores; las bandas musicales ensayan por las calles tocando el himno de su Paso, 'Las Caretas' o 'El Tres'; las lorquinas sacan sus perlas o turquesas, según el color del Paso al que pertenezcan, Blanco o Azul...

Pero este 2020, la Semana Santa de Lorca será más que nunca una pasión diferente, ya que nada de esto que he contado [en este texto] ocurrirá, sino que la procesión va por dentro y los lorquinos, como ciudadanos responsables que somos, viviremos la Pasión en casa.