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El abrazo. También llamado 'Amantes II', es una obra de Egon Schiele de 1917.

Presente incluso en el teatro más social y político

Un estudioso determinó que 36 resortes activan la producción escénica hasta hoy. El más poderoso es, sin duda, el amor

PEDRO BAREA

Lunes, 12 de febrero 2018, 22:45

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Entre el acertijo y el coleccionismo se hacen listas del mejor teatro de todos los tiempos. Cada 27 de marzo, día Mundial del Teatro, se eligen cinco, diez inmortales. Y contra lo previsible en cosas de opinión, tan temerarios resúmenes coinciden con otros: 'Antígona' de Sófocles, la 'Celestina', 'Romeo y Julieta' de Shakespeare, 'Bernarda Alba' de Lorca... Se repite el 'Tenorio' de Zorrilla, más significado que certero. Y son autores preferidos Calderón, Ibsen, Beckett o Tennessee Williams.

A su vez la teoría literaria constata la reiteración de los temas. George Polti (1867-1946) señaló que todo el teatro del mundo se contiene en 36 situaciones. Analiza Polti 1.200 casos: unas mil obras escénicas de su época, y relatos, leyendas o hechos reales bajo epígrafes como venganza, ambición, sacrificio, destino, huida... Y amor. El teatro universal cabe en esos 36 resortes que activan el conjunto o parte de una obra, en todas las culturas y formatos: narrativa, teatro, cine, TV, cómic, videojuego... Patrice Pavis, ve 'variantes científicas' de conflicto. Darwin, Freud, Alain Badiou unen amor con impulsos universales. Etienne Souriau se cura en salud y calcula que, por combinatoria matemática, saldrían 210.141 posibles variantes...

Diez dramas enmudecidos

  • 1 La Divina Comedia' de Dante Alighieri

  • 2 'La Celestina' de Fernando de Rojas

  • 3 'Romeo y Julieta' de William Shakespeare

  • 4 'Fuenteovejuna' de Lope de Vega

  • 5 'La Vida es Sueño' de Pedro Calderón de la Barca

  • 6 'Don Juan Tenorio' de José Zorrilla

  • 7 'Fausto' de Goethe

  • 8 'Casa de muñecas' de Henrik Ibsen

  • 9 'La Casa de Bernarda Alba' de Federico García Lorca

  • 10 'Un tranvía llamado deseo' de Tennessee Williams

Todos aquellos primeros títulos eternos tocan lo erótico, todos. Y casi todos los narratólogos detectan una trama amorosa principal o al menos accesoria. Una pieza compleja, suma golosa de pasiones humanas, sería el 'Fausto' de Goethe, que moviliza en el personaje la ambición, el ansia de saber, la religión, la muerte, la rebeldía, el poder, la codicia..., pero Fausto no escapa a la seducción y al amor. Creonte y la joven Antígona luchan entre deber o instinto, pero con otra raíz afectiva, la fraternal.

Con amor y sin amor

El amor es diferencia; en el amor se dan juntos una experiencia y un concepto de diferencia. Esa dialéctica de lo distinto es ya teatral. Incluso si la acción margina lo amoroso con hechos externos, de rivalidad por ideas, de debate entre pulsión y deber, pasión y razón, individuo y grupo, el ser humano contra principios que le superan, pocas veces falta el amor. Y hasta el teatro político y social, que podían hablar de la rivalidad de clase, rearman la lucha con la disputa amorosa. Entre lo que Brecht llamaba 'teatro carrusel', al que subimos para sentir la ficción, y 'teatro planetarium' que se distancia y juzga, el que más amor necesita sería teatro-carrusel, de emociones.

Queda el teatro mítico, aunque los dioses llamados paganos fueron casamenteros y rijosos, junto al didáctico, documental, épico. El clero creó una red para hacer de la escena escuela y púlpito, un teatro misionero con libretos sobre la fe, hagiografías y milagros, o divulgación 'blanca' asexuada para públicos nuevos.

Quedan los monólogos de ideas, las piezas de núcleo condensado. Los 'autos' hablan del dogma y además de celos y honra. En todo el siglo de Oro hay pocas piezas sin amor, rarezas: 'El árbol del mejor fruto' y 'La elección por la virtud' de Tirso; 'La mayor hazaña de Carlos V' de Jiménez de Enciso; o de Vélez de Guevara 'El cerco del peñón'. En los dos últimos siglos, 'Esperando a Godot', y expresiones del absurdo existencial, dramaturgos del desamor y la soledad, con piezas sueltas de Ghelderode, Dürrenmat, Pinter, Bernhard, Lepage, Rodrigo García o Liddell, en el foco. Y 'El pupilo quiere ser tutor' de Handke; o 'Yo Feuerbach' y 'El veneno del teatro', o la sumisión; 'Doce hombres sin piedad', la fragilidad de la certeza... Excepciones.

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