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Kepa Garraza. Sunshine. Óleo sobre lienzo. 83,5x200 cm. 2017.

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Kepa Garraza. Sunshine. Óleo sobre lienzo. 83,5x200 cm. 2017.

ARCO capital artística mundial

Un flujo incesante de obras, entre ellas varias con impronta murciana, viaja en estos momentos para exhibirse, desde este miércolas hasta el próximo domingo, en uno de los focos internacionales del mercado del arte

NACHO RUIZ

Lunes, 19 de febrero 2018

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ARCO ha llegado y todo el sistema del arte español se activa, saca su traje nuevo y abrillanta los zapatos de las grandes ocasiones. La feria, a pesar de la crisis y la subsiguiente década perdida que culmina en septiembre, mantiene el vigor y compite con las grandes citas internacionales. Sigue siendo, como siempre a lo largo de sus 36 ediciones, la cita de referencia y el gran escaparate para el arte español, el más consolidado y el emergente. Para mantenerse en su posición de fuerza, la feria ha ido evolucionando desde que Carlos Urroz asumió la dirección en busca de una identidad que resulte atractiva para las galerías internacionales. Para ello, como producto inevitable del paso de las décadas, este año cambia el formato de país invitado por una sección llamada 'El futuro no es lo que va a pasar, sino lo que vamos a hacer', comisariada por Chus Martínez, Elise Lammer y Rosa Lleó.

Imaginemos ARCO como una suerte de Torre de Babel de 211 plantas pobladas por gente de 29 países y entenderemos que la idea de bienal aporta un cierto orden como modelo. Adoptar propuestas comisariadas como esta se ha convertido en un signo identitario que pretende ser una columna vertebral en un organismo múltiple y complejo.

Pero no es el único eje, de hecho el programa general es el cuerpo de una feria que ofrece dos secciones que podríamos considerar temáticas o conceptuales: 'Diálogos', comisariada por María de Corral, Lorena Martínez de Coral y Catalina Lozano, y 'Opening', por Luiza Teixeira de Freitas y Chris Sharp. La segunda es un espacio de descubrimiento para galerías más jóvenes mientras la primera suele ser un espacio de realce, de gran prestigio para ARCO. Sin embargo, junto a los elementos más institucionalizados, estructurales de la feria, surgen vías nuevas que nos enfrentan a procesos, como el que este año comisaría Javier Díaz Guardiola en el 'stand' de ABC: 'Mano sobre mano'. Hace varios años sus proyectos vienen constituyéndose en una suerte de viveros para artistas emergentes españoles que tienen su continuidad en prensa y redes a lo largo del año. Es uno de los puntos que no se deben olvidar a la hora de planificar la feria. No debemos olvidar los ciclos teóricos, las propuestas institucionales, los eventos fuera de Ifema. La ciudad se vuelca con la feria.

No debe faltar en una visita a la feria Espai Visor, Mor Charpentier, Ropac, Ruth Benzacar o Espacio Mínimo

T20 plantea una suerte de metarrelato sobre el que se construyen relatos distintos

Este año los artistas murcianos tendrán su mayor presencia en términos históricos

Ese carácter cultural que siempre ha tenido la cita de febrero ha llevado a que todos los museos, de una forma o de otra, se vean implicados o aludidos, incluyendo el Reina Sofía, claro. Pero para visitar ARCO y entender lo que se está viendo es importante tomarlo con calma y un plano. Es conveniente organizar la visita según lo que se pretenda: comprar, descubrir o simplemente disfrutar.

El objetivo principal es el primero, no olvidemos que ARCO es un hecho de mercado. Como visitante de descubrimiento se deben buscar las galerías que proponen futuro. Permítanme en este caso recomendarles las galerías Copperfield, Joey Ramone, Tatjana Peters y 80 m2 Livia Benavides. El descubrimiento no se produce solo en las galerías más jóvenes, de hecho no debe faltar en una visita a la feria Espai Visor, Mor Charpentier, Thadeus Ropac, Ruth Benzacar o la referencial Espacio Mínimo. Sin embargo, se me hace casi imposible priorizar, mientras escribo van surgiendo nombres que no pueden faltar; no dejen de visitar Studio Trisorio o Moisés Pérez de Albéniz ni Casado Santapau, donde podrán ver las últimas creaciones de Alexandre Arrechea, a quien tuvimos en La Mar de Músicas en 2017; ni olviden a históricos de la feria como Pedro Oliveira, que regresa este año tras tiempo de ausencia.

Sumérjanse en una feria en la que el bombardeo sensorial puede llegar a ser muy alto. Encuentren ese atractivo que lleva este año a 15 galerías brasileñas a la capital, muchas de ellas 'top' como Luisa Strina o Nara Roesler, y paseen por los interminables corredores -ya sin moqueta, gracias a Dios- en los que un pequeño Picasso te llama desde Leandro Navarro, y Aballí desde Elba Benítez. Visiten, disfruten, agótense y vuelvan deshechos y satisfechos. Y vivan el arte sin olvidar el arte español.

T20: contar la vida en setenta metros

Hay diferencias esenciales entre un galerista y un comisario. Puede resultar muy obvio para el que forma parte de este ecosistema, pero no está de más explicarlo al lector que se aproxima curioso a un fenómeno difícil de digerir a priori. El comisario no debe llevar beneficio económico en la venta de una obra que expone, sería pisotear la ética y jugar con ventaja rompiendo unas reglas saludables. Si el comisario interviene en una venta, su criterio está corrompido y es dudoso. El comisario tiene que contar una historia, no participar del mercado. Un galerista tiene un fin comercial: vender obras de arte y extraer beneficio económico en la operación. No todos los galeristas son iguales y de hecho la teoría económica del arte, siempre compleja y difícil de asimilar a la historia de la economía general, distingue entre primer mercado y segundo. En castellano se ha traducido como primario y secundario, lo cual no me termina de gustar, pero es la norma. El primario es el que trabaja con artistas. Los representa, hace exposiciones y asiste a ferias. Funciona como agencia de prensa, comercial, de marketing y publicidad y varias cosas más y se caracteriza por renunciar total o parcialmente a la reventa, opción que toman las galerías del mercado secundario. Suelen ser empresas más rentables ya que su beneficio principal está en la reventa de obras que ya fueron promocionadas en el mercado primario hace tiempo, de hecho las plusvalías más altas vienen de los artistas ya fallecidos. También llevan a cabo exposiciones pero el contacto con el artista suele ser anecdótico.

T20 forma parte del mercado primario y plantea una estrategia basada en el arte emergente y en profundos desarrollos conceptuales que nos llevan a hacer incluso temporadas temáticas. Esto no excluye la pintura, tal y como vamos a ver.

Un 'stand' ferial es de tremenda complejidad cuando se quiere contar algo tal y como haría un comisario, si bien nuestras propuestas siempre buscan contar una historia en conjunto. Para empezar descartamos la homogeneidad, algo ajeno al arte hoy. Luego tenemos un contexto de máximo ruido visual, sonoro, social... una feria es lo opuesto al museo como espacio de reflexión y contemplación. En este último los tiempos son largos, en la feria son cortos. Todos los que mostramos algo allí buscamos elementos para competir con obras que pueden ser de un gran maestro o de un artista emergente.

T20 siempre plantea una suerte de metarrelato sobre el que se construyen relatos distintos. Sobre esta base se diseña una arquitectura que durará solo 5 días, pero debe parecer permanente. Pensemos que durante la última década la bienal de arte y la feria, que en su origen se distinguían tanto por estética como por la orientación comercial de la segunda, han buscado espacios estéticos comunes. Las ferias cada vez son más comisariadas. Digamos que la feria ha encontrado muchos nexos con el formato bienal y se encuentra cómoda así.

Maquetas y planos

Volvemos al 'stand'. Se diseña una arquitectura en la que cada espacio confiera la máxima individualidad a cada artista. Debemos entender que ARCO es el momento de máxima visibilidad para el sistema español y que representamos a un buen número de artistas españoles, por lo tanto su presencia en la feria es un altavoz que debe ser bien gestionado y montado. Si pensamos que muchos de ellos son emergentes, la importancia de su visibilidad nos lleva a plantear cada espacio como una exposición individual en Madrid. Las obras no deben contaminarse y encontrar condiciones de luz que, en el espacio ferial de carácter industrial, no siempre se logran con facilidad.

Lo complicado es el uno y el todo. Parece una referencia culta a Heráclito pero es una consideración básica del funcionamiento visual sobre la discordancia de obras. Una vez montado todo puede dar un resultado estridente. La preparación de semanas, los planos o incluso las maquetas pueden fracasar por elementos visuales. A veces una sola obra hunde una imagen de conjunto que a priori es imposible. Si vemos pieza a pieza, parece imposible mostrar todo con armonía. Sin embargo, el conocimiento de cada obra, un diseño previo y, sobre todo, la experiencia, hace que la máquina funcione.

Esta 'máquina' cuenta la vida en cierta forma. Todo diseño con varios artistas narra los tiempos en curso o hablan de la historia, o generan discursos políticos o todo al mismo tiempo. Hasta no hace demasiado tiempo se recurrió a un discurso del medio extraño. La pintura se convirtió en una tarea de resistencia frente a medios discursivos que facilitaban la narración compleja y miraban inquisitorialmente a la expresiva pintura como un testigo del pasado. Curiosamente esta situación se ha revertido y hoy la presencia del vídeo en ARCO es minoritaria frente a una pintura que se replantea y se relee desde ópticas nuevas y menos excluyentes.

El proyecto de T20 para su decimoctava participación en ARCO lleva por título 'Las no fronteras' y presenta, por primera vez en Europa, el trabajo del costarricense Christian Salablanca. La violencia es un eje para el arte hoy. Está presente en todas partes, pero en el ámbito centroamericano es un contenido especialmente intenso. El lenguaje de Salablanca es brutalmente honesto y alude a la similitud y adaptación de la piedra a la mano, en forma de puño. Su vídeo será este año una pieza referencial y remitirá a otras presencias en nuestros 'stands' como es el caso de los guatemaltecos hermanos Poyón (que mostramos individualmente en 2015) Benvenuto Chavajay o Patricia Belli.

En esa clave y desde otra perspectiva diferente, Francesc Torres narra una historia de poder y cultura o de cómo el poder intenta actuar sobre la cultura. Las obras, recientemente mostradas en su gran individual en Murcia tienen el libro como nexo y muestran la rotundidad de su extraordinario momento de forma, recién clausurada 'La Caja Entrópica' en el MNAC, quizá la exposición del año en España y ya trabajando en su siguiente proyecto para el MACBA.

Junto a ellos, el francés Yann Leto, ya un clásico en nuestras programaciones, plantea los problemas del medio desde una óptica que cuestiona la esencia de la pintura en su condición discursiva y la propia historia de la misma. Es difícil no encontrar en sus grandes telas una visón ácida de la tradición francesa de las grandes pinturas políticas, de Géricault al Guernica de Picasso. Ana Barriga, una de las últimas incorporaciones aborda la pintura desde un punto de vista que abarca la historia de las vanguardias ya desde el object trouvé. Compra objetitos de deshecho en los mercadillos y compone escenas kitsch que pasan a la tela alteradas y 'atacadas' con espray. Curiosamente la tradición pictórica en la que bebe llega a Velázquez desde Johnnie Rotten. Cuestión distinta son los objetos de Miguel Fructuoso. Marcos ornamentados que dejan el vacío en el centro. Un juego irónico y profundo de superficies y soportes en los que se asesta un duro golpe al decorativismo como fin.

Sello murciano

Este año los artistas murcianos tendrán su mayor presencia en términos históricos. Aparte de su intervención en el 'stand' de T20, Sonia Navarro y Fod estarán en el de ABC. Tal y como apuntaba, este año Javier Díaz Guardiola propone en 'Mano sobre mano' un juego de parejas en el que se irán creando las piezas mientras avanza la feria. En este mismo bloque participan también Josep Tornero y María Carbonell, también reciente incorporación de T20. El 'stand' de ABC supone un cambio en los tiempos de observación y una aportación a la feria: el 'work in progress' es una forma de cuestionar los tiempos del mercado y dar foco a los artistas más jóvenes.

Entre las actividades que configuran la semana del arte en Madrid, también figura Open Studio, un formato que se ha adaptado a las fechas de la feria buscando visibilidad y cercanía con otros proyectos con los que comparte intereses y fines. En esta sección participan Sonia Navarro y Fod nuevamente, desde Nave Oporto, Yann Leto y Christian Salablanca, que compartirá espacio con Almudena Lobera.

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