'¿Ahogada? ¿En dónde? ¡Cielos!'
Teresa Colomina desembarca con 'Teatrabstralia' en el Museo de la Universidad, donde muestra retratos abstractos de grandes personajes de la historia del teatro
La Ofelia pintada por Teresa Colomina, nacida en 1975 y profesora de Artes Plásticas en la Facultad de Educación de la UMU, no se parece ... en absolutamente nada al retrato de Ofelia que salió de los pinceles de John Everett Millais en 1852, y cuya belleza e inmensa tristeza se puede contemplar en el Tate Britain Museum de Londres. Y una y otra no se parecen en nada, pese a ser ambas el inmortal personaje incluido por Shakespeare en la trama de 'Hamlet', sencillamente porque la Ofelia creada por Colomina, quien vivió en Asia entre 2003 y 2012, investigando en el campo de la expresión corporal, las artes plásticas, la muerte y el ritual, y formándose como profesora de buceo, es pura abstracción. Cero figuración, todo apostado al sentimiento. No obstante, quienes visiten (?) hasta el 1 de abril (?), en la Sala Pequeña del Museo de la Universidad –Antiguo Cuartel de Artillería, en Murcia–, la exposición 'Teatrabstralia', podrán observar que la obra 'Ofelia' aquí expuesta conserva el tejido de reflejos, la atmósfera vegetal y poetíca del cuadro de Millais.
Teresa Colomina explica que 'Teatrabstralia' –integrada por las obras 'Celestina', 'Julieta', 'Segismundo', 'Hamlet', 'Ofelia' y 'Yorick– «es un juego de palabras entre teatro y abstracto, términos que en principio no parecen tener un nexo en común». Sin embargo, «a través de la pintura abstracta es posible expresar emociones mediante el uso del color». «Para llegar a entender un personaje teatral», defiende Colomina, «es necesario investigar sobre sus pasiones y anhelos. Profundizar en los sentimientos que le mueven y caracterizan». Eso es 'Teatrabstralia', «un estudio de las emociones, el color y algunas de las figuras más representativas del teatro clásico, a través de la pintura abstracta».
De este modo, «se ha asignado un color base con el que es posible identificar a los diferentes personajes que se han elegido en esta muestra». Celestina, por ejemplo, «ha sido asociada con el color negro que encarna el miedo, lo tenebroso y oscuro de un personaje que posee una psicología oscura y egoísta». «En su universo», describe Colomina con entusiasmo, «se configura como hechicera, sometiendo la voluntad de los demás a su propio interés». Y «en algunos de sus parlamentos realiza conjuros con fuerzas demoniacas y prepara pócimas con hierbas y especias». «Ese cuadro se ha realizado mezclando pintura y especias aromáticas», precisa. «Puede percibirse el olor de su presencia», dice sonriendo la artista.
«Pretendo que el espectador conecte con el personaje clásico, dejando fluir su imaginación»
Por otro lado, «en Occidente el color blanco representa pureza y tranquilidad. Ofelia es obediente e inocente». «La culpabilidad por amar al asesino de su padre», prosigue, «la conduce a elegir su destino fatal. En las versiones de William Shakespeare y Heiner Müller, son muchos los elementos de color blanco que acompañan al personaje».
Cierto: «En la escena teatral ha surgido un nuevo concepto conocido por posdrama. Este se caracteriza por otorgar libertad creadora al director de escena y de síntesis organizativa al espectador». De hecho, «se rompe la linealidad de la obra, apostando por la acción simultanea de escenas u actos. Permitiendo que este último organice los fragmentos que está viendo y les dote de unidad compositiva». Además, «el posdrama permite la hibridación del teatro con otras disciplinas artísticas, entre ellas la pintura». Esta concepción «puede parecer innovadora, pero no lo es tanto. Ya durante el Renacimiento y el Barroco se otorgaba una particular atención al cromatismo de los elementos que configuraban la escenografía, el vestuario y la utilería de la representación teatral». Lo que existía es «un código entre el color y el personaje que el público conocía y añadía información extra a la historia».
Qué final tan trágico el de Ofelia, por cierto, gracias a ese portento de genial autor inglés:
–Leartes: ¡Ahogada! ¿En dónde? ¡Cielos!
–Reina: Allí donde en el río crece un sauce recostado que refleja hojas blancas en el agua cristalina.
En cuanto a Julieta, Colomina destaca que, contrariamente a Ofelia, «es un personaje que se rebela por su deseo de amar. Se ha representado con una gama de colores que oscila entre el rojo y el fucsia, representando la pasión, el amor, el arrebato ardiente del entusiasmo. Algo de blanco en la inocencia de la juventud y verde. El verde con su ambivalencia, la de la esperanza y la muerte».
Debate
Ella, Colomina, para esta exposición ha elegido «el amarillo para representar al príncipe Hamlet porque es un color enérgico, vivaz, veloz y nervioso. Hamlet se debate entre la duda, la venganza y los celos. Es un personaje atormentado e impulsivo que finge estar loco para ejercer con libertad su vendetta. Y el resultado de sus acciones conduce a todos los personajes a un trágico final».
¿Y Segismundo? «Es un ser reflexivo, mitad hombre, mitad fiera y anhelo. Vive aislado del mundo, solitario en su encierro. Los fríos azules del cuadro representan su vacío y la melancolía de tener una vida plena», dice. «El rojo y las manchas configuran un espectro entre la razón y el instinto. Esa dualidad le produce los arrebatos de violencia, pero también le guían para alcanzar el perdón», defiende. Para Colomina, «el personaje teatral es un ente que permite ser interpretado mediante un actor o una actriz sin importar de estos últimos su condición masculina o femenina. Esta vez se ha pretendido reencarnarles por medio de la pintura».
'Teatrabstralia' es una muestra cuyo objetivo final es que «el espectador conecte con el personaje clásico, dejando fluir su imaginación, al igual que ocurre en muchas de las propuestas escénicas más contemporáneas». Personajes pintados, almas en vilo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión