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Óleo, atribuido al pintor inglés Nicholas Hilliard.
De la Armada Invencible a la historia común

De la Armada Invencible a la historia común

La falta de rigor distorsionó el relato de la «aventura naval» de 1588 y de la Contra Armada inglesa de 1589. Expertos de varios países derriban mitos y buscan una visión compartida, gracias al Arqua

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Lunes, 3 de junio 2019

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«A cualquier observador sereno le resultará incomprensible cómo dos aventuras históricas como son la Armada española de 1588 y la Contra Armada inglesa de 1589 nunca han estado, salvo las aisladas y excelentes ocasiones, en el punto de mira de la investigación histórica, sea de las universidades o de otro ámbito, tanto en el Reino Unido e Irlanda como en Portugal y España. Ello resulta sumamente anómalo, porque para la Historia de la Edad Moderna española se trata de una página de objetiva importancia, pero en el caso de la Gran Bretaña esa importancia es incomparablemente mayor», reflexionó recientemente el director del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (Arqua), Iván Negueruela.

En la inauguración del primer congreso internacional sobre estos episodios, que tuvieron lugar durante el conflicto naval que enfrentó a España e Inglaterra de 1580 a 1607, el doctor en Arqueología, historiador del arte español y responsable del museo situado en Cartagena llamó la atención sobre la importancia de esos combates. Recordó que «tanto la Armada española de 1588 y su estrepitoso fracaso de coordinación con los Tercios de Flandes, como la muy impresionante Contra Armada inglesa del año siguiente, resultaron dos aventuras navales de una envergadura como hasta entonces no se había visto, con la única excepción de otro de los grandes conflictos del momento: Lepanto». Aludió así a la victoria de la Santa Liga cristiana frente al Imperio Otomano, en el golfo griego de Lepanto en 1571.

Esta victoria contra los turcos no acabó con las incursiones sobre el litoral mediterráneo de España. Así lo repasan hoy en 'Ababol', respecto a hitos sucedidos en Cartagena y el resto del litoral murciano, los historiadores Luis Miguel Pérez Adán y Francisco Velasco Hernández. No faltaron los piratas berberiscos del norte de África (vasallos de los otomanos), como el corsario argelino Murad Raïs (en español, Morato Arráez). Este se adentró en 1587 en Calblanque. También hubo acoso de los piratas ingleses, como Francis Drake, quien aquel mismo año atacó Cádiz.

Acabar con la piratería fue uno de los motivos que empujaron al rey Felipe II a planear la invasión de la Inglaterra de Isabel I. También buscaba desarbolar la retaguardia inglesa que ayudaba a los rebeldes en Flandes y zanjar la persecución de los católicos.

Junto con la necesidad y la oportunidad de que historiadores y arqueólogos profundicen en lo sucedido y lo sitúen en el contexto europeo y mundial, el congreso del Arqua constató la urgencia de desterrar para siempre el distorsionado relato sobre el «desastre» de 1588 y sus consecuencias.

Leyenda negra española

En la «Armada Invencible», llamada así por los ingleses como burla (en realidad de 130 barcos españoles volvieron a Santander 87), hubo una derrota donde influyó el mal tiempo, no hubo superioridad en la artillería de los británicos y sí de estos en número de navíos. Además, no empezó el ocaso de la Armada española, pues al año siguiente, el Imperio de Felipe II, ese donde «no se ponía el sol», demostró su hegemonía sobre la Royal Navy en La Coruña, Lisboa e Islas Azores. España retuvo el control de las rutas con las colonias hasta el siglo XVIII.

La iniciativa del Arqua, que prepara la publicación de las actas del congreso, llega en plena lucha de especialistas y divulgadores contra la leyenda negra española: desde el genocidio de Hernán Cortes en la conquista de las Indias a la identificación de Isabel la Católica con el franquismo.

Con afán científico y el apoyo del Ministerio de Cultura y de las embajadas británica y de Irlanda, el Arqua, y con él Cartagena, ha vuelto a situarse a la vanguardia internacional en la investigación histórica. En palabras de Negueruela, hay que « huir del patrioterismo y el neonacionalismo» y «alumbrar una nueva era, en la que todos los historiadores traten los mismos hechos con los mismos documentos».

El arqueólogo promueve la colaboración con Irlanda para explorar y estudiar los pecios (barcos hundidos) de la Grande y Felicísima Armada, y exponer al menos temporalmente en el Arqua cañones y otros tesoros rescatados del Atlántico. Allí murieron miles de españoles. Tras el éxito del congreso, es optimista: «En pocos años, habrá análisis compartidos, como en los estudios sobre Roma, Grecia, Egipto y la Edad Media; es decir: una visión nueva, por compartida y común. En definitiva, ayudar a hacer Historia de Europa».

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