Kintsugi

El coñazo de las perseidas

Miércoles, 16 de agosto 2023, 07:49

Aparentemente la noche de bajar a la playa a ver las lágrimas de San Lorenzo se ha convertido en la noche de bajar a la ... playa a grabar bailes virales para TikTok. El perreo de San Lorenzo. Pantallas de móviles brillando en la oscuridad, muchas risotadas y grupos de amigotes reunidos para cenar (y beber, sobre todo beber) alrededor de mesas plegables cutres. Un bullicio nada frecuente a unas horas en las que la arena suele estar desierta, invitando a realizar paseos solitarios por la orilla del mar.

Publicidad

El bombo mediático que habitualmente se le dedica a la noche de las perseidas atrae a muchos curiosos. El fenómeno astronómico es un clásico en un mes de sequía informativa. Atraídos por la promesa de centenares de estrellas fugaces, el interés de los presentes resulta ser aún más fugaz, y dejan de hacerle caso al firmamento tras comprobar que hay más destellos en tierra firme, de cigarros y porros, que sobre sus cabezas. En realidad, los meteoros son ocasionales y requieren mantener la atención fija durante varios minutos en el mismo punto, un precio que parece demasiado alto. Siguen con los móviles, el cachondeo, la música latina espantosa y los cartones de vino barato del Mercadona. Llora, San Lorenzo, llora.

Mirar al cielo es un coñazo y el que se aburre es porque quiere. Y es ahí donde está el melón. Nadie quiere aburrirse. De hecho, nos aterroriza aburrirnos. Nos hemos acostumbrado a tener siempre algo entre manos y ahora nos asusta el silencio, la quietud y la introspección. No hay lugar para el diálogo interior, a pesar de que es en los breves momentos de aburrimiento que nos permitimos -en el coche, en la ducha, sacando al perro o sentados en el noble trono de porcelana-, cuando alumbramos las mejores ideas. Necesitamos aburrirnos para hacernos preguntas. Y si no nos hacemos preguntas no hallamos respuestas.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis

Publicidad