Christian de la Fe: «Me contaron que Luis Palmero se interesó por mí cuando jugaba en la Unión Deportiva Las Palmas»
«Volvería a la política; me di cuenta de que, si se quiere, hay muchas posibilidades de hacer cosas»
Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, 47 años, catedrático de Sanidad Animal de la UMU, universidad con la que firmó su primer contrato un ... 18 de noviembre -fecha de su cumpleaños- de hace 19 años. Hijo único, padre de dos hijos, soñó con hacer carrera como futbolista profesional. De portero.
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-¿Fue un niño mimado?
-No, hijo único pero no mimado. Me crié en un barrio obrero; mi padre primero fue carnicero y después fue taxista, no es que me faltase nada esencial pero tampoco estábamos para caprichos. Sé lo que es tenerse que apretar el cinturón una familia.
En tragos cortos
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Un sitio para tomar algo con amigos Las Brisas, en la playa de Villaricos (Cuevas del Almanzora, en Almería)
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Una canción 'Cosa Della Vita' (Eros Ramazzotti)
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Un libro 'La prehistoria en la mochila', de Ignacio Martín Lerma
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¿Qué consejo daría? Sé siempre tú mismo
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Un aroma El de los puestos de frutas
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Una película 'El imperio contrataca' (Irvin Kershner, 1980)
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Un personaje histórico Louis Pasteur
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¿Le gustaría ser invisible? No
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¿Tiene enemigos? No creo hacer nada para tenerlos, todo lo contrario
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¿Qué es lo que más detesta? El engaño
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Un baño ideal En cualquier cala de Lanzarote
-El fútbol.
-Una pasión desde muy niño. Yo no soñaba con ser veterinario, soñaba con ser futbolista, aunque los animales me han gustado desde siempre. Y casi que estuve a punto de cumplir ese sueño, porque llegué a firmar un contrato profesional con la Unión Deportiva Las Palmas; tenía 17 u 18 años.
-¿Y qué pasó?
-Que conozco a compañeros que llegaron a jugar en Primera División, incluso en la Selección Española, y también a otros que, como yo, al poco tiempo estábamos dedicándonos a otras cosas. Tal vez me faltó paciencia en algunos momentos...; tuve algunos encontronazos con el entrenador...; no tomé alguna decisión que era la adecuada...
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-¿Pero era bueno?
-[Risas] Supongo que sí, yo era portero. Recuerdo que jugamos un torneo en el que participaron bastantes equipos y que, viéndome jugar y según me contaron después, Luis Palmero [destacado miembro de la cantera blanca] se interesó por mí y preguntó por mi situación en el equipo. A mí no me dijeron nada. Quién sabe lo que habría pasado con mi vida...
-¿En qué equipo le hubiese gustado jugar?
- Siempre he sido seguidor de un equipo en el que jamás hubiese podido jugar, el Athletic de Bilbao [sonríe]. Pero, bueno, todo aquello ya pasó, y la verdad es que me siento un afortunado porque me encanta mi trabajo.
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-Los animales.
-Me especialicé en los de producción: cabras, ovejas, vacas. Me preocupo de trabajar no sólo por la rentabilidad de las explotaciones, sino también buscando que los animales estén en condiciones lo más dignas y saludables posible; además, no se pueden generar buenos productos si los animales no están bien tratados.
-¿Somos más importantes que ellos?
-Tenemos capacidades y responsabilidades que ellos no tienen. Cuando he tenido un perro, no me he planteado si mi vida era más importante que la suya, lo que he hecho es cuidarlo y tratarlo igual que si fuese un hijo mío. Cada uno de los seres vivos que poblamos este planeta tenemos nuestro papel.
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«Cuando he tenido un perro, no me he planteado si mi vida era más importante que la suya, lo que he hecho es cuidarlo y tratarlo igual que si fuese un hijo mío»
-El movimiento vegano.
-Lo primero, respeto. Tengo amigos veganos, y en mi familia, y no les voy a decir lo que tienen que hacer, aunque yo creo que están en un error porque la evolución humana está muy ligada, en muchos aspectos, al consumo de carne. Que cada uno haga lo que quiera, pero conozco a gente que ha dejado de ser vegana porque se han dado cuenta de que su organismo necesita la carne.
-Muchos no lo son tanto por una cuestión alimenticia como por un posicionamiento ético. Lo que rechazan es comerse a seres vivos.
-También lo respeto, pero tampoco estoy de acuerdo. Es ley de vida, siempre ha existido la cadena alimentaria en la naturaleza, y el hombre ha cazado desde la prehistoria para sobrevivir. Nadie me va a convencer de que estoy infringiendo algún derecho porque me coma una pata de cabrito. Lo que sí que no es ético de ninguna manera es el maltrato animal, insisto, que es injustificable.
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-¿Se tiene algún alimento prohibido?
-No, y además me gusta probar de todo. Recuerdo que en México -mi compañero Juan Carlos [Corrales, presente en la entrevista] está casado con una mexicana- probé los huevos de hormiga y me encantaron. Tengo un paladar muy abierto, de entrada no digo que no a nada.
-Los lácteos. Sus oponentes sostienen que ningún ser vivo sigue alimentándose de leche tras los primeros meses de vida.
-Ya, pero es que los humanos tenemos la capacidad de poder elegir seguir haciéndolo, como la tenemos para elaborar uno de los alimentos más fantásticos que existen, el queso, del que soy un ávido consumidor.
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-La fiesta de los toros.
-No soy taurino, pero la respeto.
-¿Se da en ella el maltrato animal del que está en contra?
-No tengo claro que siguieran existiendo los toros bravos si no fuese porque existen estos festejos. Creo que las corridas de toros son una cuestión cultural; yo no voy a las plazas de todos, pero respeto a los que sí van.
-¿Para qué es usted un lince?
-Además de para localizar los mejores quesos [ríe], creo que no se me da nada mal generar nuevas ideas. Es decir: ver los problemas, analizarlos y, a partir de ahí, generar ideas que, si bien a veces pueden parecer descabelladas o más o menos lógicas, cuando se trabajan dan buenos resultados; puedo parecer un poco egocéntrico diciendo esto, pero creo que es verdad que tengo facilidad para buscar soluciones factibles.
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-La depresión.
-No la he vivido, pero he tenido la desafortunada experiencia de conocer a algunas personas con depresión profunda, hasta el punto de no levantarse de la cama, de estar totalmente jodidas. Yo he pasado por malos momentos, esos en los que no me apetece hacer nada, o empiezas a dudar más de la cuenta, pero enseguida busco una salida.
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-¿En qué consiste?
-Conozco a personas que sé que me pueden ayudar, empezando por mi madre, que siempre ha sabido darme buenos consejos, sin imponerme jamás su criterio, y por mi mujer [Irene, malagueña], que nunca me falla. Les pido también consejo y apoyo a esos amigos que sabes que siempre te van a responder, y además de un modo claro y sincero. Sé que me van a decir lo que piensan, me guste o no me guste.
-El planeta.
-He podido ver las diferencias tan enormes que hay entre los países más desarrollados y los que tienen muchos menos recursos. Y te das cuenta de que no están para que vayamos con muchas exigencias. Si queremos realmente que esto funcione, lo mismo en cuestiones de medio ambiente que en temas económicos y de justicia social, creo que los que cuentan con más recursos tienen la obligación de ayudar a los que tienen menos. Por ejemplo, en el tema de las enfermedades, las epidemias, los contagios...; en vez de emplear todos nuestros recursos en poner los medios para cuando nos lleguen a nosotros, ¿por qué no empleamos recursos en los países de origen donde tienen lugar este tipo de enfermedades, para que así haya menos posibilidades de que se generen?
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-¿Qué no ha sido nunca?
-Miedoso.
-La coquetería.
-Ha habido momentos en mi vida en los que he estado más pendiente de mi aspecto que ahora, pero reconozco que me gusta gustar, sí.
Sarajevo
-¿Barco tenemos?
-No, ni está previsto tenerlo.
-¿Qué viaje le marcó?
-Fui a Sarajevo a encontrarme con un amigo veterinario poco después de acabar la guerra. La ciudad estaba destrozada, ibas por la calle y te podías imaginar perfectamente el horror que se vivió allí. Yo venía de Murcia, de llevar mi vida normal, y recuerdo el impacto que me produjo encontrarme con gente que acababa de vivir un infierno. Me impresionó mucho cuando me contaron, por ejemplo, que se había organizado una especie de red de escuelas en los subterráneos para que los niños pudieran seguir teniendo algún tipo de 'actividad escolar' que les permitiera olvidarse de la realidad que estaban viviendo.
-La belleza en estado purísimo.
-La disfruté en el Tibet más profundo y alejado del turismo.
-¿Por qué dimitió -en 2022- como consejero de Universidades? [Su renuncia estuvo vinculada con la implantación del grado de Veterinaria en la UCAM]
-Me propuso que fuera director general Francisco Álvarez [tránsfuga de Ciudadanos] y le dije que sí. Pero la consejera de Educación, de la que yo dependía era Valle Miguélez [también tránsfuga de Ciudadanos, en fin]. Estuve 16 meses. Mi criterio no coincidía con el suyo, y como ella estaba por encima de mí y yo no creía que debía cambiar de opinión en según que temas, pensé que lo mejor era marcharme y ya está.
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-¿Era usted de Ciudadanos?
-Nunca he tenido ninguna vinculación política con ningún partido. Alguien le propondría mi nombre a Paco [Álvarez], no sé quién, me llamó y se lo agradezco.
-¿Por qué aceptó?
-Lo vi como un reto personal. A mí la Región de Murcia me lo ha dado absolutamente todo. Aquí ha tenido lugar mi desarrollo profesional, aquí he formado una familia y aquí tengo mi vida y mi casa. En la política vi una oportunidad de poder devolverle a la Región un poquito de lo que me había dado. Trabajé mucho, y lo recuerdo como un tiempo positivo en mi vida.
-¿Volvería a la política?
-Sí, porque me di cuenta de que, si se quiere, hay muchas posibilidades de hacer cosas. Y eso no siempre depende de que tengas un presupuesto muy alto, sino de las buenas ideas. Sí volvería, me gusta la gestión, me gusta resolver problemas y me gusta escuchar a la gente.
-¿Coleccionista?
-De insignias de fútbol, tengo algunas piezas realmente valiosas.
-La cocina.
-Ojalá tuviera más tiempo para cocinar, me chiflan los potajes, comérmelos y cocinarlos.
-¿Y su especialidad?
-El de lentejas al estilo canario: con mucha calabaza. Le tengo pillado el punto y me queda espectacular. Éxito asegurado [ríe].
-¿Morimos y se acabó?
-No sé exactamente qué, pero me gusta pensar que hay algo después de la muerte.
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-Me dijo José Lara, veterinario, músico y compositor: «Los animales también tienen vida tras la muerte, estoy convencido de que sí».
-¡Madre mía, lo que yo daría por volver a encontrarme con mis perros! ¡Sería la hostia! Con Linda, con Thyson, con Bruja...; la muerte de Thyson -una mezcla de presa canario y de 'chow chow'- fue especialmente dura para mí. Tenía 15 años, yo estaba en Murcia y mi madre lo tenía en Canarias. Se puso muy malito y ella lo llevó a que lo atendiese un compañero mío de promoción, que me llamó por teléfono y me dijo que el animalito tenía una torsión de estómago, que es algo muy doloroso. Se podía operar, pero se suele repetir no mucho tiempo después... Le pregunté: '¿Está dormido?'. Me respondió: 'Sí, está descansando'. Y yo le dije: 'Pues déjalo, no lo despiertes'. Durísimo.
-¿A favor de 'todos los días un plátano, por lo menos'?
-Y tanto que sí, soy un firme defensor del plátano de Canarias.
-¿Solos en el Universo?
-Creo que no.
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