Charo Guarino: «Soy muy inquieta y muy curiosa»
Estío a la murciana ·
«Siempre he creído en el amor para toda la vida, aunque la vida se empeña en no ponérmelo fácil», afirma la profesora de Filología Latina y poetaOjalá pudiese el lector escuchar estos versos suyos, del poema 'Ausencia a la luz de la Luna', recitados con esa voz de laguna cristalina que parece descrita por W. B. Yeats. Esa voz que es su espejo del alma. Ella es Charo Guarino, 51 años, poeta y profesora de Filología Latina de la UMU. Y he aquí los versos: «En tanto que tu ausencia / iza en mí su estandarte, / y me empapo de noche, / de jazmín perfumada, / persistente / en su cíclico periplo / cual Penélope / destejiendo los días, / inaugura Selene, / inspiradora / de poetas / noctámbulos y heridos, / un nuevo novilunio / de esperanza».
Publicidad
-
1 -¿Un sitio para tomar una cerveza? -En el Quitapesares. Murcia.
-
2 -¿Una canción? - 'I'm your man', de Leonard Cohen.
-
3 -Libro para el verano. -'Los caminos de tu nombre' (Renacimiento), de Ginés Aniorte.
-
4 -¿Qué consejo daría? -Sé tú mismo.
-
5 -¿Cuál es su copa preferida? -Un martini con soda y limón.
-
6 -¿Le gustaría ser invisible? -Sí.
-
7 -¿Un héroe o heroína de ficción? -Antígona.
-
8 -Un epitafio. -Todo pasa y todo queda.
-
9 -¿Qué le gustaría ser de mayor? -Una versión mejorada de mí misma.
-
10 -¿Tiene enemigos? -No creo.
-
11 -¿Lo que más detesta? -El afán manipulador y de dominio.
-
12 -¿Un baño ideal? -A la luz de la Luna, en una playa de Águilas.
-¿Cuál ha sido el mejor regalo que ha recibido?
-Mi hija nació el día de mi treinta y tres cumpleaños. ¡No existe mejor regalo!
-¿Qué ha sido usted siempre?
-Una persona muy insegura; sin embargo, cuando miro hacia atrás, veo que he hecho muchas cosas en mi vida; además, con un gran esfuerzo por mi parte porque mi familia es muy humilde.
-¿Qué tiene claro?
-Que tengo muchas cosas todavía que ofrecer a los demás, y que al mismo tiempo yo tengo que cambiar en algunas otras.
«Tocaba el laúd en una peña huertana»«Odio limpiar cristales»
-¿Por ejemplo?
-Me castigo mucho, supongo que por mi carácter.
-¿Cuándo descubrió que esto de vivir no es fácil?
-Cuando me separé de mi marido, mi hija tenía nueve meses; volvimos a intentarlo, pero la convivencia no se encarriló. Yo estaba hundida en la miseria; lo quería muchísimo y, además, no entendía nada de lo que estaba pasando. Nos divorciamos. Yo no levantaba cabeza, y empecé con un psicoterapeuta muy bueno que acaba de fallecer, Esteban Ortiz, que me habían recomendado. Estuve un año en terapia, pero...; yo pensaba que, con una varita mágica, él me diría que el padre de mi hija iba a volver a casa dentro de tres meses, o que si yo hacía tal cosa dejaría de sufrir. Pero las soluciones, si las hay, están dentro de ti.
-¿Y su hija?
-La cría, muy pequeñita, me decía: 'Mamá, no estés triste'. Y yo: 'No estoy triste, cariño'. Pero ella insistía: 'Sí, mamá, porque miras al suelo' [sonríe]. Mi hija fue como mi gran refugio, y sin la menor duda es lo mejor que me ha pasado en la vida. Recuerdo que me sentía responsable de que no se criase con un padre pero, al mismo tiempo, ¿qué podía hacer yo? Ahora me alegra mucho que tengan una relación estupenda.
Publicidad
-¿En qué sigue creyendo?
-Siempre he creído en un amor para toda la vida, aunque la vida se empeña en no ponérmelo nada fácil [ríe]. Pero no desisto, a lo mejor cuando esté en el asilo aparece el amor de mi vida [más risas].
-¿Se cuida?
-Menos de lo que debería; eso es lo que debería hacer, dejar de cuidar yo tanto a los demás y estar más pendiente de mí. No obstante, intento encontrar cosas que me hagan sentir bien. Por ejemplo, leyendo poesía revivo, es como si me sumergiese en una especie de limbo donde todo es posible.
Publicidad
«Tuve que suspender mi año sabático [en Ithaca]»
-¿Qué poetas?
-Muchísimos. Homero es para mí un referente inexcusable, por supuesto, pero no podría dejar de leer a Jaime Sabines, a Borges, a Cernuda o, en cuanto a poetas murcianos, a María Teresa Cervantes, que me encanta. Y en cuanto a la narrativa hispanoamericana, que me parece fantástica, García Márquez es un autor imprescindible.
-¿A veces qué se dice?
-Que quizás sea demasiado activa en Facebook. Eso es, en buena parte, fruto de que soy muy inquieta y muy curiosa.
-¿Y de niña cómo era?
-Muy modosita, calladita, aplicada... Siempre recuerdo que mi madrina decía: 'Uy, esta niña va a sufrir mucho' [risas]. Supongo que era una manera de decir que era muy sensible, que lo soy: extremadamente sensible y vulnerable.
Publicidad
-¿Qué es una verdad verdadera?
-El instinto de supervivencia está por encima de todo.
-¿Qué imagen le viene?
-La de mi padre, a quien le fascinaba la literatura a pesar de no haber tenido estudios, recitándome de niña poemas de [Félix María de] Samaniego y de Rafael de León; me maravillaba.
Publicidad
-¿El mejor de los aromas?
-El de jazmín.
-¿De qué le entran deseos en ocasiones?
-De echarme al monte [risas].
-¿Qué le gusta mucho?
-Me encanta viajar sola, lo distinto que es todo, viajando, a tu vida cotidiana. El aprendizaje, el interactuar con gente que no conoces de nada, el descubir sitios hermosos a los que desearás volver...
-¿Qué lugar es mágico?
-Delfos [en Grecia]. Ese lugar es muy especial; en sentirlo así coincido con [el gran pintor] Antonio Martínez Mengual.
-¿Para qué se ha dado ya por vencida?
-Para ser madre de familia numerosa. Es algo que deseaba.
Noticia Patrocinada
-¿Qué no tenía previsto?
-¡Uff! No salió como esperaba el año sabático que decidí tomarme en 2013 para pasarlo en una universidad de Estados Unidos. Tenía una pareja, fotógrafo, con nacionalidad americana y española. Él allí tenía trabajo y me propuso que nos fuésemos para allá. Me fui a la Universidad Cornell, en Ithaca, y la experiencia fue muy buena. Pero, un 11 de febrero, precisamente el día en el que tenía que regresar a España para atender unos asuntos familiares, resbalé sobre el asfalto helado y noté un dolor tremendo. Tuvieron que intervenirme y el médico me dijo: «Mira, es como si te hubieses caído de un sexto piso o te hubiesen dado martillazos en el tobillo». Una fractura trimaleolar. Tuve que suspender mi año sábatico y regresar a Murcia definitivamente, y de paso también suspendí la relación con el fotógrafo.
-¿Su lema?
-¡Atrévete, da el paso!
-¿Qué no es usted aunque pueda parecerlo?
-¡No soy una mosquita muerta! [Risas]
-¿Toca algún instrumento?
-Tocaba el laúd en una peña huertana, y al piano [tiene uno en casa] hago mis pinitos; me dio clases una profesora ucraniana.
Publicidad
-¿Hay un Más Allá?
-Puedo decirle que mi abuela materna, que falleció en 1995, es para mí como una especie de espíritu benefactor. Siento está conmigo, apoyándome si la necesito. Cuando me encomiendo a ella, noto alivio. Creo que se trata de una conexión espiritual.
-¿En qué no participará seguro?
-En una cacería.
-¿Qué animal metería primero en el Arca?
-El caballito de mar.
-¿Y qué le relaja mucho?
-Lavar los platos.
-¿Reconocer qué reconoce?
-¡Que odio limpiar cristales!
Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión