El secreto mejor guardado de Seat
A escasos 20 minutos del centro de Barcelona se encuentra un enigmático emplazamiento conocido como A122. En él se custodian algunos de los tesoros más emblemáticos de la automoción nacional
Alberto Ferreras
Viernes, 6 de abril 2018, 08:22
El lugar, cuya nomenclatura aparece discretamente visible junto a la entrada de una inmensa nave de color blanco, alberga entre sus muros uno de los mayores fondos automovilísticos de Europa y, posiblemente, del mundo. Pocos son los que pueden acceder a su interior. Solo bajo solicitud y tras recibir la aprobación, con día y hora, se puede entrar al que sería el paraíso de cualquier aficionado a los coches clásicos, aunque tampoco dejaría indiferente a los menos iniciados en el tema.
Una vez atravesado el umbral de la puerta, ante el visitante aparece el contenido del denominado Centro de Recuperación Histórica de Seat. Un mundo sobre ruedas compuesto por vehículos perfectamente catalogados y alineados por épocas y tipos, donde tienen cabida aquellos que formaron parte del desarrollo de la automoción en España a principios de los años 50, pasando por deportivos que hicieron historia a manos de los grandes pilotos de las décadas posteriores, hasta llegar a los denominados 'concept-cars', obras de arte del diseño que en algunos casos fueron la base de conocidos modelos comercializados años después.
El inicio de esta colección única (ningún otro fabricante automovilístico tiene algo similar en España) se desarrolló en tres fases. La primera se atribuye sin duda al tesón de Elvira Veloso, responsable del Parque de Prensa de Seat durante varios años. Elvira fue guardando pacientemente los coches históricos que se iban acumulando y olvidando en distintos lugares de la fábrica.
«Esto es un legado que vamos a dejar para las siguientes generaciones»
Isidre López - Responsable del Centro de Recuperación Histórica de Seat
El año 1998 dará paso a la segunda etapa, promovida por el presidente de la marca en aquel momento, Pierre-Alain de Smedt, un directivo con gran interés por los vehículos históricos, que fomentó la conservación del patrimonio. En aquellos años también contribuyó a la recuperación de muchos de la colección un grupo de personas formado por prejubilados de la fábrica, que ayudaron a su conservación e incluso a la adquisición de algunos ejemplares fuera de Seat.
La tercera fase se inició hace aproximadamente ocho años. En esta etapa se comenzó a restaurar y recuperar los automóviles de manera exhaustiva para utilizarlos incluso en acciones dinámicas. También se puso en marcha la digitalización de todo el archivo gráfico y técnico, que se ha ido recuperando casi en su totalidad y cuyo valor histórico y de consulta es incalculable.
El que guarda la memoria
El arranque de este tercer periodo se realiza con la presencia de Isidre López, responsable del Centro de Recuperación Histórica y que en la actualidad se ha convertido, en cierto modo, en el 'guardián' de la memoria de Seat. Vinculado desde hace más de 25 años a la marca, su relación con el mundo del motor ha estado estrechamente ligada a la competición, desarrollo de prototipos y a la preservación de vehículos históricos. «Para un aficionado, es algo increíble poder trabajar aquí», afirma Isidre durante la visita en la que él mismo hace las labores de guía.
-
1.400 'visitas' Fabricado en 1955 con motivo de la inauguración de la factoría, es uno de los dos únicos vehículos descapotables fabricados de este modelo para realizar la visita de altas personalidades a las instalaciones de la fábrica.
-
Seat 'un millón' Fue un 124. Salió el 14 de julio del 69 de la cadena de montaje y se sorteó entre los empleados. La afortunada, al no tener carnet de conducir, recibió el importe del vehículo, que acabó quedándose en la Zona Franca.
-
El Ronda del juicio Fue la prueba presentada ante el Tribunal de la Competencia de París tras la denuncia de Fiat de haber plagiado su modelo. Seat ganó demostrando que el porcentaje de piezas propias (amarillas) cumplía lo establecido por ley.
-
El Ibiza 'real' Fue el regalo que el rey Juan Carlos le hizo a su hijo al cumplir la mayoría de edad. En 2014 se restauró con motivo de la visita del ahora monarca Felipe VI a la fábrica, donde se volvió a reencontrar con su primer coche.
-
Panda GR. 2 Vehículo oficial que fue pilotado por Carlos Sainz en sus comienzos como campeón de rallies, junto a Juanjo Lacalle, que posteriormente sería su mánager durante casi toda su carrera deportiva.
-
Toledo 'eléctrico olímpico' Barcelona 92 El primer eléctrico de la marca. Se fabricó obligado por la normativa de la prueba de maratón, que exigía un automóvil ‘cero emisiones’ abriendo la carrera. 500 kilos de baterías y una autonomía de 50 kms. solucionaron el problema.
La nave es un espacio en continua actividad. Sus vehículos participan en presentaciones, eventos, pruebas deportivas,... Para ello se dispone de un equipo de seis personas, entre mecánicos, logística y administración. Pero una parte fundamental se encuentra en el archivo, donde las consultas son permanentes para poder completar los trabajos de mantenimiento y restauración de manera original. Según explica Isidre López, «los recambios para estos coches tan especiales y únicos se encuentran de manera fácil si su producción fue más extensa, o porque el mercado paralelo ha invertido más en recuperarlos. Sin embargo, otros son francamente complicados. Pero en general se pueden encontrar de forma asequible».
Para Isidre es muy difícil destacar un único vehículo de la colección. «Quizás el 1400 apodado 'Visitas', modelo que se fabricó exclusivamente para la inauguración de la factoría destinado a transportar a altas personalidades (ministros, empresarios...) durante sus recorridos internos por las instalaciones», explica. «Aunque también -matiza Isidre- quisiera subrayar el Toledo Marathón de 1992, un automóvil que se diseñó para disputar el Rally París-Dakar, y en el que participé en su desarrollo de manera muy activa».
En la actualidad, en la nave A122 se pueden ver alrededor de 170 vehículos que se encuentran, en un 90%, en perfecto orden de marcha. De todos ellos, tan solo se encuentran matriculados quince automóviles, que son los destinados a acciones dinámicas, fundamentalmente exhibiciones y pruebas deportivas (rallies). Todos ellos permanecen protegidos por plásticos especiales que los cubren en su totalidad y que se retiran antes de realizarse una vista programada. Tras ella, todos se vuelven a proteger con plásticos nuevos.
Pero fuera de este espacio de exhibición y preservación (hay una zona especialmente habilitada donde los automóviles son reparados) existen dos ubicaciones más dentro de la Zona Franca en las que se encuentran depositados otros 120 vehículos que han sido recuperados (y por lo tanto salvados del desguace) a la espera de pasar a las distintas fases de restauración.
El primero de cada serie
Y es que la incorporación de un nuevo automóvil a la colección responde a dos criterios. Uno de estrategia de comunicación, como puede ser el aniversario del lanzamiento de un modelo. En 2017 se celebró el 60 aniversario de la presentación del mítico Seat 600, y se buscaron las variantes que faltaban para completar todas las series producidas.
El segundo baremo es la antigüedad de los automóviles o su exclusividad. Un claro ejemplo es el del Panda convertido en tan solo quince días en 'papamóvil', y que rodó durante la visita que Juan Pablo II realizó a España en 1982. El Pontífice tenía que acceder al césped de los estadios del Barcelona y del Real Madrid, pero ningún otro vehículo podía entrar por los accesos a los terrenos de juego, salvo... un Panda.
En la actualidad, Seat está incorporando a la colección uno de cada nuevo modelo que lanza al mercado, manteniendo el primer vehículo fabricado de cada serie, con el 1 en su número de bastidor.
Existe un proyecto de museo cuyo primer esbozo se podía visitar virtualmente hace unos meses, dado que la nave A122 no está concebida para tal fin. Lo explica Isidre López: «La nave no está concebida como museo. Es un centro de recuperación histórica, pero no se puede denominar como tal ya que no cumple las normativas que lo podrían definir como espacio de exhibición pública. Una nave es muy difícil de adaptar como museo. Evidentemente, conservamos y mantenemos el patrimonio, que se seguirá completando poco a poco. Todo ello formará parte de esa futura colección visitable que será una realidad en un tiempo aún no definido».
«Por el momento -reflexiona Isidre- hay que tener en cuenta que prácticamente acabamos de empezar. Mi ilusión es continuar con esta labor hasta que me retire, pero, pase lo que pase, esto es un legado que vamos a dejar para las siguientes generaciones. Y que dure el máximo posible».