Cómo contratar tu primer seguro de coche

Una gran parte de los jóvenes de nuestro país desean cumplir los 18 años para examinarse de la prueba práctica del carnet de conducir y convertirse, si consiguen aprobar, en propietarios de su primer coche. A pesar de que ser el titular de un vehículo a esta temprana edad es un verdadero reto económico a día de hoy, otros adolescentes ansían el momento de lograr una autonomía e independencia completa al volante.

Cuando se alcanza la mayoría de edad es común idealizar el coche como esa herramienta que nos permite al fin viajar a cualquiera de esos lugares indispensables un sólo año atrás. Sin embargo, todos estos desplazamientos suponen una gran cantidad de kilómetros, y por consiguiente, un elevado coste que se suma a muchos otros, como posibles problemas mecánicos o averías.

Uno de esos gastos más significativos es el seguro del vehículo. Si te preocupa pagar en exceso, y no sabes por dónde empezar debido a tu inexperiencia, estos consejos te servirán para evitar los típicos errores al contratar una póliza de automóvil, comenzando por la elección del tipo de seguro.

Existen cuatro tipos: a terceros, a terceros ampliado, a todo riesgo y, finalmente, a todo riesgo con franquicia. El primero de ellos, el más recomendable si vas a adquirir un coche de segunda mano, cubrirá a los demás conductores o vehículos en caso de accidente con culpabilidad propia. El seguro de coche a terceros ampliado o 'seguro combinado' complementa las garantías del seguro a terceros con otras garantías como la cobertura de daños en las lunas, robos o incendios. A todo riesgo, el más aconsejable si se va a utilizar un coche nuevo o con muy pocos años, incluye aquellos daños producidos en nuestro propio vehículo y que hayan sido ocasionados por nuestra culpa. Y, por último, el seguro a todo riesgo con franquicia, que cubre también tus daños y desperfectos con un mínimo a desembolsar.

Es importante destacar que todo coche debe ir ligado a un seguro que cubra, como mínimo, la responsabilidad civil. Esta garantía cubre los daños a terceros en el caso de que el conductor asegurado sea el culpable del accidente de tráfico o siniestro. De esta forma, responderá tanto por los daños físicos como materiales, a pesar de que la cuantía total cubierta no sea la misma en ambos casos.

Las compañías aseguradoras son las encargadas de cubrir esos gastos, por lo que suelen evaluar tu 'peligrosidad' e incluso pueden considerar que es demasiado arriesgado hacerse responsables, económicamente hablando, de tus actos. Así, las empresas de seguros estudiarán una serie de factores antes de tomar la decisión de aceptarte en su compañía. Entre estos puntos destacan la edad, los años de experiencia con el carnet de conducir, el historial de siniestralidad y el modelo que se desea asegurar. Normalmente, al tratarse de un conductor primerizo no se cuenta con accidentes a su espalda, pero si es menor de 25 años es probable que las compañías lo rechacen o eleven la prima de forma considerable. Así, se aconseja completar los primeros años de carnet como segundo conductor en la póliza de tus padres o familiares.

Los más jóvenes también suelen decantarse por aquellos modelos más llamativos y potentes. El problema, además de su precio, llega en el momento de asegurarlo. Obviamente, el riesgo para las compañías de seguros es notable y, si además el coche tiene un índice de siniestralidad elevado, es posible que lo rechacen. Estas empresas también evalúan el coste de una posible reparación del vehículo, en caso de optar por un nivel de póliza a todo riesgo.

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