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Los nazarenos forman el cortejo en el interior del templo de San Lorenzo ante la talla del Crucificado.

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Los nazarenos forman el cortejo en el interior del templo de San Lorenzo ante la talla del Crucificado. FOTOS: ROS CAVAL / AGM

Silencio roto en cánticos de corales

Solo la música quebró anoche el sobrio caminar del Cristo de San Lorenzo por el corazón de la ciudad oscura

Viernes, 15 de abril 2022, 01:53

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No pocos recordaron anoche que hace tres años un chaparrón repentino casi impide la salida de la Cofradía del Santísimo Cristo del Refugio en su estación de penitencia del Jueves Santo, aunque entonces las consultas a los partes meteorológicos calmaron los ánimos. Eso, sin contar que la noticia sobre la suspensión del otro desfile de la tarde, la procesión de la Soledad del Carmen, tampoco sirvió para animar a nadie. Tocaba esperar. La agonía se mantuvo hasta la hora de arranque de la procesión, que salió a las calles de una ciudad desapacible y fría, con menos público que otros años y, aunque muchos evitaran comentarlo, con la amenaza de que, en cualquier momento, la lluvia hiciera su aparición de nuevo.

Acompañó de esta forma el mal tiempo a la noche más triste y esperanzadora del año para muchos cristianos, pero donde no faltó, un año más, la salida de una de las tallas que más devoción despierta entre muchos parroquianos. Fue la última procesión de Pasión, pues las que le siguieron fueron suspendidas a causa del temporal.

Así que anoche la procesión del Silencio, que cada Jueves Santo tiñe de recogimiento las calles de la ciudad, no comenzó, como es costumbre, a las diez de la noche en la parroquia de San Lorenzo. Este cortejo, que fuera fundado en el año 1942 y que venera la talla de un Cristo anónimo del siglo XVI, arranca en cada una de las casas de los cientos de nazarenos que lo componen. Porque desde allí hacen voto de silencio que, en la medida de lo posible, respetarán hasta que concluya el desfile.

En el año 2019 fue la última cofradía en salir a la calle antes de que la lluvia arruinara el cortejo del resto de procesiones

Arranca la procesión en dirección a la plaza de Santo Domingo, sin iluminación alguna en calles ni plazas a lo largo del recorrido, y sin que medie una palabra entre quienes componen la más triste estación de penitencia. Los cofrades del Refugio, en cambio, prestan su voz a las corales que, a cada paso en la carrera, desgranan un espléndido repertorio para todos los gustos musicales. Dieciséis lo hicieron anoche, incluidos los populares Parrandboleros que, por vez primera en la historia, se sumaban a la celebración. Solo un sonido distinto a estas voces quebrará la tensa madrugada que se avecina. Y es el golpe de la campana que avisa a los estantes para iniciar o detener la marcha, campana que fuera donada por la cofradía malagueña de Jesús el Rico.

La procesión del Silencio, en una noche despejada que auguraba para hoy la gran explosión 'morá' desde la iglesia de Jesús, reunió a cientos de murcianos en su emotiva recogida cuando, como ya es costumbre, todos los cofrades se arrodillan como tributo al Cristo, que concluye su desfile por las calles de Murcia retornando a la parroquia, en este año y por suerte, sin lluvia que la desluciera.

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