Salzillo vuelve a iluminar Murcia
No hizo falta el 19 de abril de 2019 aguardar hasta las ocho de la mañana, hora oficial de la salida de la procesión de Jesús, para decidir la suspensión del cortejo. La cofradía, para evitar que sus mayordomos y penitentes tuvieran que aguardar bajo la lluvia en los aledaños de la iglesia privativa, lo anunció antes. Y una legión de murcianos se dirigió entonces hacia la sede de la plaza de San Agustín para visitar las más célebres tallas de toda la Semana Santa. Esta mañana, si la previsión no cambia, tras tres años sin desfile penitencial, la Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno retornará a las calles en su mañana 'morá' más bella.
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Un museo en la calle
Esta procesión convertirá hoy la ciudad en un auténtico museo en plena calle, donde miles de personas se deleitan al paso de sus nueve tronos y las interminables filas de penitentes, carros bocina y tambores destemplados. Y parece que hasta el tiempo está de acuerdo en que resulta indispensable respetar tanta bocanada de arte. La predicción meteorológica señala para hoy cielos despejados y temperaturas que rondarán los 20 grados durante el desfile.
El primer paso, la Santa Cena, fue realizado por Salzillo en 1763. Está compuesto por trece imágenes talladas en madera policromada y de tamaño seminatural. Cada una de ellas muestra una expresión y actitud que manifiesta su carácter. Así, el rostro de admiración de San Andrés observando a Cristo, la emoción de San Judas Tadeo, la reflexión de San Felipe o el asombro de San Simón se suman al desprecio irónico de Judas Iscariote. El trono pesa 1.362 kilos y es portado por 28 nazarenos estantes.
Desfila en segundo lugar la Oración en el Huerto (1754), otra de las obras maestras del imaginero. Una leyenda asegura que el ángel que consuela a Jesús fue esculpido por inspiración divina. A continuación desfila El Prendimiento o El Beso (1763), en el que destaca la expresión de Jesús. Y la mano alzada de San Pedro, perfecto estudio anatómico.
Los 'salzillos'
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Grabados en nácar La tradicional cruz del Nazareno es de concha de tortuga y fue realizada en el año 1800 en el Yucatán. Lleva los símbolos de la Pasión en nácar.
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Un fruto milagroso Una leyenda atribuye milagros a los dátiles del paso de La Oración. Hay quien asegura que favorecen la fertilidad de la mujer. Cuando acaba la procesión, muchas se dirigen a pedirlos.
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Embojo Nuestro Padre Jesús lleva colocado a sus pies un embojo con capullos. Es una tradición que perdura desde la época en que los huertanos cifraban sus esperanzas en la cosecha de la seda.
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Del mismo tronco Las cabezas de Jesús y de Judas en El Prendimiento están hechas con madera del mismo tronco.
El paso de Los Azotes (1778) figura en cuarto lugar y es uno de los iconos del cortejo, por la quietud del Cristo frente a las burlas y fiereza de sus sayones. Va seguido por la Santa Mujer Verónica (1755). A continuación, delante del titular, desfila La Caída (1752).
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El grupo está compuesto por Jesús, Simón de Cirene, dos sayones y un romano. Contiene el paso uno de los anacronismos geniales de Salzillo: el soldado viste una armadura de finales del siglo XVI. Nuestro Padre Jesús Nazareno es la única talla que no salió del taller del escultor. Es anterior al año 1600. Cuando San Juan (1756) asoma por el dintel de la puerta de Jesús, el asombro se dispara entre la multitud congregada. Cerrará el cortejo la más popular Dolorosa de la Región (1755).
Y por la noche
La noche del Viernes Santo lleva el nombre de Misericordia, Servitas y Sepulcro. Tres cofradías que tampoco salieron a la calle en 2019 y que acercarán de nuevo la Pasión de Cristo a las calles, en procesiones de gran belleza y cuajadas de tallas de singular valor.
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El primer cortejo partirá desde San Bartolomé. En ella se podrá admirar al Ángel Servita atribuido a Vicente Hernández Couquet (1858). Detrás, María Santísima de las Angustias, talla de Francisco Salzillo (1739) y una de las más bellas de su producción. Desfilan con túnicas negras y detalles de azul.
La segunda de la tarde sale también desde San Bartolomé, donde se formará el cortejo, de negro, de la Cofradía del Santo Sepulcro de Nuestro Señor Jesucristo, conocida como procesión del Santo Entierro. Se trata del histórico desfile oficial de la ciudad, con representación del Cabildo de Cofradías, el Ayuntamiento de Murcia y otras instituciones oficiales. Entre sus pasos se encuentra el Cristo de Santa Clara la Real, de Francisco Salzillo (1770), la Virgen de la Amargura, de González Moreno (1946), el Santo Sepulcro (1941) y San Juan Evangelista (1952), ambos del mismo autor, y la Santísima Virgen de la Soledad, un anónimo del siglo XVII.
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Y desde la iglesia de San Esteban, tras años de restauraciones, arrancará la última procesión del Viernes Santo. Sus imágenes son Jesús Nazareno, de Roque López (1797), el Santísimo Cristo de la Misericordia, de Domingo Beltrán (siglo XVI), el Sagrado Descendimiento, de José Hernández Navarro (2001), y Nuestra Señora Madre de la Misericordia, de Sánchez Lozano (1922). Las túnicas de esta institución son negras y el capuz magenta, lo que le valió el sobrenombre de 'procesión de los pavos'.
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