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El espléndido paso de La Cena, con su mesa cuajada de manjares naturales.

Una mañana 'morá' de aplausos

Nuestro Padre Jesús encandila con su cortejo la ciudad, repleta de murcianos y visitantes

Domingo, 17 de abril 2022, 10:20

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No recuerdan las crónicas, ni tampoco los cofrades más viejos, la última vez que hubo una tercera banda sonora en la procesión de Jesús. La primera fueron las bandas de música que anunciaban, esta vez sí, tras tres años de lluvia y pandemia, la mañana 'morá' más bella retornaba a vivirse en la ciudad. La segunda, como exige la remota tradición, inundó de sones de burla y tambores sordos la carrera nazarena que, por cierto, dibuja sobre el callejero el signo del infinito.

Pero de la tercera nadie sabía dar cuenta de cuándo se vivió por última vez. Y fue la catarata de aplausos y piropos que las decenas de miles de espectadores tributaron al paso de cada trono, ya no solo el revirar en las esquinas más estrechas, sino en todo el recorrido. O al repiqueteo de cada tercio de burla y, por encima de todo, ante la llegada de Nuestro Padre Jesús Nazareno.

Arrancó la procesión lenta, con una salida poco regular pues el buen tiempo y las ganas primaron ante la tradición

Fue la mañana del sábado una jornada de estreno. De estreno de la nueva junta y su presidente, Emilio Llamas, quien demostró su nazarenía ya superadas las ocho, salida oficial del cortejo, al visitar, como un cofrade más y una a una, a las hermandades que en la calle doctor Quesada Sanz aún estaban formando las filas.

Patrimonio y devoción

Arrancó la procesión lenta, con una salida poco regular pues el buen tiempo y las muchas ganas primaron ante la tradición. Y ese arranque pausado, que siempre es la clave del horario de la procesión, provocó cierto retraso a lo largo de todo el cortejo y en su recogida, que se sumó a un pequeño percance con las cuñas que ajustan las varas del paso de la Oración.

Retraso, por otra parte, que muchos justificaban y que no impidió que toda la carrera estuviera inundada de murcianos. Tantos, que quienes gestionan las sillas pudieron hacer su agosto si lo hubieran previsto. En algunos tramos, como ocurrió frente al Teatro Romea, solo dos filas de sillas se vendieron. Y tras ellas se contaron otras cuatro de espectadores en pie.

Desde bien temprano, la plaza de San Agustín fue un hervidero de ciudadanos deseosos de ver el inicio del desfile

Después de tres años sin poder disfrutar de los Salzillos en las calles más nazarenas, la cofradía cuidó hasta el más mínimo detalle, tanto en las impecables túnicas 'morás' que vistieron miles de nazarenos, como en el arreglo de los ocho tronos que componen esta indispensable estación de penitencia. De nuevo, los primeros tramos de la carrera se cuajaron de murcianos y turistas y apenas cabía un alfiler cofrade, de los que amarran el gorro de los estantes, a lo largo de todo el recorrido.

Desde primera hora de la mañana, cuando apenas eran las 6, los alrededores de la plaza de San Agustín, sede de la institución, ya eran un hervidero de nazarenos y de numerosos murcianos que no querían perderse uno de los momentos cumbres de la procesión: la salida a las 8 en punto cuando ya el cielo despejado auguraba una mañana plena de primavera.

Poco a poco fue discurriendo la más afamada procesión murciana, que condensa a partes iguales el inmenso valor artístico de su patrimonio con la gran devoción popular hacia todos los pasos que la integran. Y lo que no es nuevo: Jesús encandiló, como es costumbre, una Murcia en primavera.

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