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En Santa Eulalia resucitó la primavera
Los cofrades blancos cierran la Semana Santa con un espectacular desfile al que arroparon miles de murcianos durante su recorrido
Fueron los más pequeños, a quienes la pandemia privó de procesión del Resucitado, los que más se sorprendieron al paso del tradicional demonio que, encadenado por ángeles, causó no pocos sustos a lo largo de la procesión que este domingo, como espléndido broche de oro a la Semana Santa murciana, clausuró los desfiles pasionales y de gloria hasta el año que viene.
Como en el resto de procesiones, una legión de murcianos y turistas ocupó las sillas de la carrera, con mucha más afluencia de público que otros años, incluido el 2019, cuando también la lluvia hizo acto de presencia el Domingo de Resurrección. En esta ocasión, los cielos despejados y el tiempo primaveral cuajaron también las barras y terrazas de bares y restaurantes desde primera hora de la mañana.
La oferta gastronómica, al paso del Resucitado, se completó, como es costumbre, con la apertura de las barracas huertanas, que registraron un lleno absoluto como prólogo de lo que sucederá a lo largo de las Fiestas de Primavera hasta el próximo domingo.
De nuevo, la ciudad se inundó del carácter festivo de la procesión que partió de Santa Eulalia formando un revuelo de túnicas blancas, de gentes con curiosos tocados, que visten capas doradas y rojas, violetas y azules, amarillas y lilas. Al son de pasodobles y marchas festivas hicieron las delicias nazarenas en todo su recorrido.
Pregón de Cierre
Para los cristianos, el día de la Resurrección condensa su fe. Y lo viven tan dichosos como los miles de cofrades blancos que este domingo hicieron vibrar la carrera nazarena proponiendo a Murcia varios pasos de Antonio Labaña, como Las Tres Marías, la Aparición a María Magdalena o los Discípulos de Emaús. Junto a ellos, La Ascensión, de Hernández Navarro o la Virgen Gloriosa, de Sánchez Lozano.
Al concluir el desfile, Lorenzo Tomás fue el encargado de cerrar, esta vez sí, la Semana Santa. Y lo hizo con un sentido Pregón de Cierre en la plaza atestada de espectadores y que evidenció su nazarenía.
Así concluyen los días del gozo murcianos que pasarán a la historio por dos características. Una, la inmensa afluencia de nazarenos y murcianos en cada procesión. Y dos, la triste suspensión del cortejo de la Sangre el Miércoles Santo. Habrá que esperar un año para disfrutarlo.