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A la calle... ¡por los pelos!
Rescate y Salud aguardaron casi a última hora para sacar sus procesiones por la amenaza de tormenta, que les dio un respiro
Los cofrades de la Asociación Hospitalaria, cuando hace unas semanas pidieron a su Cristo de la Salud, estando la Fuensanta de rogativa y presente, que lloviera sobre estas resecas tierras, olvidaron un pequeño detalle: explicarle al Señor con detalle en qué días debía proveer a la vega de agua. E incluso las horas. Porque ayer estuvieron en vilo todo el día, incluso hasta minutos antes de que las puertas de la iglesia-museo de San Juan de Dios abrieran para comenzar la procesión.
Fue un día de perros para los hospitalarios, tanto en el cielo, al que muchos no paraban de elevar sus ojos, como a las mil 'apps' para informarse de la evolución del tiempo. Y hasta el último minuto no tuvieron la certeza de salir a las calles. Mejor contado: incluso fue suspendida la procesión durante un pequeño espacio de tiempo, aunque no fue por la amenaza de lluvia.
Suspendida unos minutos
La valiosa talla del Cristo de la Salud, como exige la ley y su propietaria, la Comunidad Autónoma, no puede exponerse a riesgo alguno. Así que ayer, con una predicción del 90% de lluvia a unas horas vista de arrancar el cortejo, los técnicos desaconsejaron, que no prohibieron, el desfile. Como cualquier nazareno murciano, visto como estaba el cielo, hubiera hecho. Pero la noticia voló de chat en chat hasta provocar un tsunami nazareno, de esos que tanto nos gustan por estas latitudes.
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Sin embargo, a medida que la predicción meteorológica se desinflaba, hasta quedar reducida a una probabilidad de apenas un 20% y la seguridad casi plena de que no caería una gota, los mismos técnicos dieron luz verde a la procesión. Y cientos de cofrades respiraron aliviados. Puntual y a su hora, la Pontificia, Real, Hospitalaria y Primitiva Asociación del Santísimo Cristo de la Salud, que así se llama, inició su estación de penitencia.
De otra forma, los murcianos no hubieran admirado el nuevo manto, blanco de luto hebreo, que estrenó la Virgen del Primer Dolor, la talla de Salzillo que el resto del año se conoce como la Dolorosa de los Santos Pasos. Ni tampoco se hubieran emocionado al paso de las 40 anderas, porque llamarlas 'estantas' sería una barbaridad evidente, que elevaban con nazarenía el paso María, Consuelo de los afligidos. Cerraba el cortejo el histórico Cristo de la Salud, quizá la talla más antigua de esta Semana Santa que, de momento, no ha llegado a mojarse.
Mientras estas cosas sucedían, en la parroquia de San Juan comenzaba otra procesión señera: la que se enseñorea con Nuestro Padre Jesús del Rescate y María Santísima de la Esperanza, espléndida imagen de Sánchez Lozano, espléndido e inmenso manto donde campea el escudo municipal y espléndido cabo de andas, Javier Iniesta, que tanto cariño y celo pone en estas lides.
Hermandad entre cofradías
Ya por la mañana, el hermano mayor de la Asociación de Esclavos, José Ramón Guerrero, había acordado con el comendador de la Salud, José Isidro Salas, reducir el itinerario de sus procesiones para aprovechar cierta ventana de sol que, como se supo y sucedió, se abriría por la tarde. Así lo anunció, también al quite, el Real Cabildo Superior de Cofradías.
El itinerario se estableció por las calles Eulogio Soriano, Correos, Apóstoles y Cardenal Belluga, Escultor Nicolás Salzillo, plaza de la Cruz, Barrionuevo y Cetina, para regresar por Correos cada cofradía a su sede canónica. Esa reducción debía garantizar que ambos cortejos pudieran lucirse sin correr riesgo alguno.
El plan B en el Rescate si llovía era abrir las puertas y que miles de murcianos admiraran las imágenes. E incluso celebrar el tradicional encuentro en el interior del templo, espacioso donde los haya. Pero fue necesario. A las siete en punto de la tarde comenzó el Martes Santo en la plaza de San Juan Bautista, atestada de devotos que vitorearon a los titulares de esta hermandad cuando surgieron por la puerta entre los sones de la Marcha Real, también muy aplaudida por la multitud.
Y así, con la seriedad y recogimiento que las caracteriza, ambas cofradías cumplieron con sus primeras estaciones de penitencia tras una terrible pandemia y una triste mañana de lluvia que, al final y casi de forma milagrosa, abrió una ventana de cielo despejado para que Rescate y Salud hicieran lo que bien saben: encandilar al caer la tarde nazarena.