Semana Santa Lorca
Noche de luto en el casco históricoLa Virgen de la Soledad, titular de la Hermandad de la Curia, protagonizó la procesión más austera por las angostas calles de la zona vieja
Luto, silencio y recogimiento. La ciudad abandonó anoche el lujo de los bordados y la algarabía de los desfiles bíblico-pasionales para sumergirse en ... una procesión austera y estrictamente religiosa. Presidida por la Hermandad de la Curia, que conforman profesionales de la Justicia, discurrió por las angostas calles del casco histórico, solo iluminadas por la tenue luz amarilla de las farolas de forja.
Tras la misa en su honor en la antigua colegiata de San Patricio, la Virgen de la Soledad, titular del Paso Negro, cruzó el umbral del templo pasadas las diez de la noche en su sencillo trono en andas, que reposaba sobre los hombros de 18 portapasos. Entre ellos se encontraba el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, abogado de profesión, que participa cada año en este cortejo desde su etapa de estudiante. Este año se estrenó como capataz del trono el abogado Pedro Ruiz Martínez.
La elegante talla de Sánchez Lozano representa el último de los Dolores de la Virgen, el de la soledad tras la muerte de su hijo. Iba ataviada con su manto negro en el que figuran bordados en sedas los escudos de la Justicia y de la ciudad de Lorca y la imagen de Jesús en el medallón central. Lució la corona de plata rematada con 12 estrellas con incrustaciones de ónix negro, el color de la hermandad, y completaban el conjunto las faldillas del trono de terciopelo negro bordadas en oro.
Uno de los momentos de mayor emoción fue cuando el trono atravesó casi a ras de suelo el porche de San Antonio
El tercio de nazarenos, cuya vestimenta se asemeja a la toga que utilizan los profesionales del Derecho en los tribunales de Justicia, escoltó a la imagen. También formaron parte del cortejo el estandarte de la Virgen de la Soledad, bordado bajo la dirección de Emiliano Rojo en los años 50 y la bandera, de corte renacentista, bordada en oro y sedas sobre raso de color negro. José López Gimeno fue el encargado de su diseño y se estrenó en 2007.
El cortejo discurrió por las calles Santiago y Villaescusa, donde se ubica la plaza dedicada a la Hermandad de la Curia, que estaban repletas de público, como todo el recorrido. Su presidente, José María Campoy, se mostró satisfecho porque la noche del Sábado de Pasión «somos protagonistas del casco histórico. Es un orgullo ver cómo tanta gente acompaña a la Virgen de la Soledad» en su procesión.
Tras atravesar la plaza del Ibreño se produjo uno de los momentos más esperados y que más espectadores concentra, el paso por el porche de San Antonio, la única puerta medieval de la ciudad que se conserva en perfecto estado. Para salvar los empinados escalones los portapasos bajaron el trono hasta que los varales casi rozaron el suelo. La escena se produjo en silencio, solo roto por el sonido de los flashes de los fotógrafos.
Otro de los instantes más esperados se produjo en la recogida. Cuando la imagen atravesó el arco de la calle Cava la plaza de España se quedó en penumbra y el trono discurrió en medio de un pasillo de estandartes y faroles que compusieron las cofradías para guiar a la titular en su recorrido hacia la colegiata por el carrerón.
Este domingo la hermandad volverá a presidir la procesión del Domingo de Ramos, que comenzará a las 19.30 horas. La Soledad realizará el recorrido en otro trono y con distinto manto, inspirado en motivos de la Capilla Sixtina. El bordado fue dirigido por el lorquino Joaquín Ruiz Guzmán y destacan los medallones que orlan el motivo central de la Piedad.
Nueva túnica bordada
Es este cortejo se estrenará una túnica de mayordomo que completará el conjunto formado por otras dos túnicas de terciopelo negro, que fueron incorporadas en 2016, para acompañar a la Virgen. Reproduce los motivos de aquellas, que se bordaron entonces bajo la dirección artística y técnica de Gaspar López Ayala y Carlos Pinilla Sánchez-Manzanera.
Llaman especialmente la atención los dos ángeles bordados en oro que figuran en la parte inferior de los trajes y que emulan los tallados en el retablo de la iglesia de San Patricio. Sobre los ángeles se han bordado en plata dos clavos enmarcados en una corona de espinas.
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