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UROLOGÍA

La esperanza de vida del cáncer de próstata roza el 100%

El hospital Quirónsalud Murcia recuerda a la población masculina la importancia de la prevención y las revisiones periódicas para detectar posibles trastornos prostáticos

Miércoles, 15 de septiembre 2021, 18:44

A partir de los 45 años, la población masculina se enfrenta a su enfermedad más frecuente, el cáncer de próstata. Pese a que en España se diagnostican unos 15.000 casos al año, esta patología sigue siendo una gran desconocida, principalmente porque apenas presenta signos visibles, porque la mayoría de los hombres no acude con regularidad al urólogo y por la falta de campañas de concienciación. Por ello, cada 15 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Salud Prostática con la intención de resaltar la importancia de la prevención y las revisiones periódicas para poder detectar a tiempo posibles dolencias.

El cáncer de próstata es un tumor maligno que se origina en la próstata, su evolución suele ser lenta y en la mayoría de los casos no se manifiesta con síntomas miccionales, encontrándose el paciente completamente sin ninguna molestia en el momento del diagnóstico, indica el doctor Antonio Romero, urólogo del hospital Quirónsalud Murcia. «La mayoría de las veces, en el momento del diagnóstico, el tumor se encuentra localizado en la próstata, por lo que el tratamiento puede alcanzar niveles de curación muy alto», añade.

La salud prostática también contempla la hiperplasia benigna de próstata (HBP), una patología benigna que suele afectar a hombres a partir de los 40-45 años y que va manifestándose con el paso de los años, presentando síntomas de vaciado de la vejiga: dificultad para orinar, chorro miccional flojo y sensación de no vaciar completamente la vejiga tras la micción.

Como la próstata tiene un componente de constante crecimiento influenciado por un influjo hormonal, la sintomatología de la HBP es predominantemente obstructiva: flujo urinario más flojo, emplear mayor fuerza abdominal para vaciar la vejiga y micciones entrecortadas que condiciona acudir al servicio con mayor frecuencia, entre otros. «Estos síntomas, cuando se prolonga en el tiempo, pueden ocasionar repercusión y complicaciones en el paciente, como es la infección urinaria, afectación de la vejiga por el esfuerzo constante que necesita para vencer la obstrucción prostática, repercusión con el tiempo en la función renal (insuficiencia renal) o la retención urinaria aguda que requiere colocar una sonda para poder evacuar la orina retenida en la vejiga», alerta el especialista.

¿Cómo se detecta la HBP?

Si el paciente refiere la sintomatología de la hipertrofia prostática benigna, el especialista inicia las exploraciones complementarias: ecografía para evaluar el volumen prostático –y de paso, conocer cómo se encuentran la vejiga, aparato urinario y riñones-, y flujometría, que registra la duración y velocidad de la micción. También son fundamentales los test de calidad de vida, cuestionarios miccionales, valoración de la próstata mediante el tacto rectal, analítica de sangre con determinación del PSA y análisis de orina para evaluar el grado de afectación.

«Todas estas pruebas nos permiten tener un criterio lo más exacto posible para plantear un tratamiento médico mediante fármacos específicos para mejorar la dificultad miccional o bien plantear un tratamiento quirúrgico en los casos que esté indicado, sobre todo, cuando hay repercusión sobre la vejiga, riñon o falla el tratamiento médico ya iniciado», subraya el doctor.

Láser, laparoscópica y robótica

El tratamiento quirúrgico de la hipertrofia prostática benigna ha dado en el último tiempo un salto cualitativo gracias al láser, que es una fuente de energía que actúa directamente sobre la próstata. Esta técnica se realiza a través de la uretra mediante un endoscopio que dispone de una cámara de visión que trasmite la imagen a una pantalla o monitor. En función de las características de la próstata, se utiliza un tipo u otro de láser.

Este tratamiento proporciona grandes ventajas a los pacientes, como una menor frecuencia en el riesgo de sangrado, sobre todo en los hombres que también están en tratamiento con antiagregantes o anticoagulantes; una disminución de la estancia hospitalaria, incluso en algunos casos esta cirugía se puede realizar de forma ambulatoria, y un menor tiempo de utilización de la sonda urinaria; todo esto favorece una pronta reincorporación a la vida laboral o actividad habitual.

La cirugía laparoscopia es una técnica quirúrgica muy habitual en los hospitales y ha alcanzado un nivel muy elevado en la urologia española. Básicamente, consiste en realizar varias incisiones en el abdomen a través de las cuales, mediante pinzas especiales y una cámara que proyecta la imagen en una pantalla, podemos realizar operaciones en diferentes órganos según la especialidad médica. La laparoscopia ha supuesto un gran avance en la cirugia en cuanto a la disminución y confortabilidad del postoperatorio, menos riesgo de sangrado, etc. Esta técnica, en el caso del cáncer de próstata, se utiliza actualmente de forma habitual junto con la clásica cirugía abierta, que aún sigue funcionando.

Por otra parte, la cirugía robótica también se emplea en numerosos centros hospitalarios de España para el tratamiento quirúrgico del cáncer de próstata, ya que permite una mayor calidad de la visión de las estructuras anatómicas, entre otras ventajas.

Síntomas del cáncer de próstata

Por lo general, el cáncer de próstata presenta una sintomatología muy escasa y poco específica de la enfermedad tumoral, siendo el diagnóstico establecido tras la determinación en sangre de la prueba que se conoce como PSA (Antígeno Prostático Específico). En los casos que la enfermedad se encuentra en un estadio más evolucionado, puede mostrar síntomas relacionados por afectación de otros órganos fuera de la glándula.

Se detecta, en la mayoría de las veces, por el aumento de los valores de PSA en sangre: se suele considerar como límite normal un PSA de 4 ng/mL, y cifras superiores requieren de estudios complementarios. De todos modos, «es fundamental la consulta con el urólogo para realizar la pruebas que confirmen el diagnóstico de sospecha», resalta el doctor Romero.

Eso sí, el cáncer de próstata se diagnostica con certeza mediante la biopsia de próstata, que consiste en extraer con una aguja fina unos fragmentos de la próstata a través del recto para analizarlos en el microscopio y establecer un diagnóstico correcto en función de las características histológicas del tumor.

¿Qué causa el cáncer de próstata?

Existe una serie de factores que pueden aumentar el riesgo de que un hombre desarrolle el cáncer de próstata. La edad es uno de los principales indicadores, ya que la probabilidad de padecerlo aumenta con los años, sobre todo después de los 50 y 60. Los hombres de raza negra presentan mayor riesgo de desarrollar la enfermedad que los blancos, incluso a edades más tempranas o con mayor agresividad.

Otro factor es la herencia familiar: el cáncer de próstata que se hereda en una familia ocurre aproximadamente el 20 % de las veces mientras que el que se hereda de un pariente solo representa el 5% de los casos. En este supuesto, «hay que sospechar si la presencia de este tumor maligno lo han desarrollado tres o más parientes en primer grado; tres generaciones del mismo lado de la familia; o dos o más parientes cercanos, como un padre, un hermano, un hijo, un abuelo, un tío o un sobrino.

En cuanto a la alimentación, «no hay una clara evidencia que la relacione de forma directa con el desarrollo y prevención del cáncer, sin embargo, sabemos que ciertas conductas alimenticias sí pueden tener relación con la aparición de un cáncer, por eso se recomienda una dieta sana y variada», aclara el urólogo del hospital Quirónsalud Murcia.

Tratamiento del cáncer de próstata

Cada paciente necesita un tratamiento específico según su historial clínico y porque no hay dos tumores prostáticos iguales. Si el cáncer está localizado solo en la próstata, se aplica un tratamiento con intención curativa, es decir, se extirpa el tumor junto con la próstata y su cápsula mediante cirugía radical, con un alto índice de curación y supervivencia.

La cirugía radical, bien mediante técnica abierta como laparoscópica o robotica, se fundamenta en extirpar la próstata con su cápsula e incluso a veces es necesario extirpar los ganglios linfáticos de la zona, en función del tipo y características del tumor. «Esta cirugía ofrece una alta tasa de curación que puede llegar al 90%, dependiendo de las características del tumor y si está limitado en la próstata», asegura el experto.

El tratamiento mediante radioterapia se basa en la emisión de partículas de alta energía con la finalidad de destruir las células cancerosas. Se suele utilizar como tratamiento inicial del cáncer de próstata cuanto el tumor se encuentra localizado únicamente en la próstata. En los casos de tumores de bajo grado, logra resultados equivalentes a la cirugia radical. Otras veces, la radioterapia se asocia al tratamiento hormonal en casos de tumores de mayor riesgo o sospecha de enfermedad fuera de la glándula prostática o cuando hay recurrencia de la enfermedad tras un tratamiento inicial con intención curativa.

La braquiterapia es una modalidad de tratamiento en la que se implantan pequeñas partículas radioactivas en la próstata con la finalidad de tratar el tumor y consigue mejores resultados en los pacientes con tumor de próstata limitado y de bajo grado. Y la terapia focal consiste en tratar únicamente la parte de la próstata donde se encuentra el tumor.

Alta tasa de supervivencia

La tasa de supervivencia a diez años para las personas con cáncer de próstata ronda el 100%, en concreto se sitúa en el 98%. Es decir, la mayoría de los hombres vive, como mínimo, una década más tras la detección de este tipo de tumor. Cabe recordar que la tasa de supervivencia se obtiene de datos estadísticos al analizar a un número de pacientes que presentan el mismo tipo de tumor y etapa evolutiva durante un periodo de tiempo determinado tras el diagnóstico.

Consejos para cuidar la próstata

Los expertos recomiendan a la población masculina tener unos hábitos saludables para cuidar la próstata, como controlar y reducir el consumo de alimentos ricos en grasa animal; tener una alimentación rica en verduras, frutas y legumbres; no fumar y limitar el consumo de café, picantes y alcohol; hidratarse, y realizar ejercicio físico acorde con su situación general de salud.

Aun así, «ante síntomas miccionales nuevos o dudas es necesario acudir al especialista, quien realizará los estudios oportunos para un mejor diagnóstico y tratamiento, ya que la medicina es personalizada y cada paciente es distinto a otro», aconseja Antonio Romero, urólogo del hospital Quirónsalud Murcia.

Solicita más información en el servicio de Urología de Quirónsalud Murcia

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