El Brujo, entre el verso y la improvisación
Rafael Álvarez presenta en el Teatro Romea un viaje por los poetas del Siglo de Oro que han marcado su vida, en un espectáculo del que es autor y director
La asignatura pendiente de la vida artística de Rafael Álvarez es la misma que la de cualquier actor que ame realmente el teatro: el verso. « ... Los textos clásicos revisten el arte escénico de su antigua dignidad y de su magia irrepetible. Y el verso le confiere al actor un magnetismo y una luz que no puede darle nunca el cine ni la televisión», afirma el artista, más conocido como El Brujo. Para afrontar ese reto, ofrece un espectáculo no convencional: un viaje entre el verso y la improvisación que llega este fin de semana al Teatro Romea con dos funciones.
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'Mi vida en el arte'
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Cuándo Sábado, a las 20 horas. Domingo, a las 19 horas.
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Dónde Teatro Romea, Murcia.
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Cuánto Entradas: 15, 18 y 22 euros.
Cada representación de 'Mi vida en el arte' es una experiencia única, porque, según el propio Rafael Álvarez, el público que acuda debe esperar un espectáculo lleno de sorpresas. Él es siempre el eje central de sus propios viajes, pero a veces es el primer sorprendido: «En ocasiones ni yo sé lo que voy a hacer, como tengo un repertorio tan amplio repito y amplio», afirma.
«He recogido los mejores versos de mi vida y he afrontado mi asignatura pendiente»
De este mismo repertorio surgió la inspiración para esta obra. A partir de los versos clásicos de autores como Shakespeare o Quevedo con los que ya estaba familiarizado, El Brujo decidió que esas historias fueran autobiográficas: «He recogido los mejores versos de mi vida en las tablas y he decidido afrontar mi asignatura pendiente con el verso». Para él, es la manera de volver a dar vida a los clásicos, que cada vez son menos conocidos, como Miguel de Cervantes, Lope de Vega o Santa Teresa de Jesús.
Todo ello lo hace mientras juega con los conceptos del olvido y la memoria, incorporando un elemento de ironía que desafía al espectador. En ocasiones, finge haber olvidado el texto para salir por otro camino. «Ante esto hay dos tipos de reacciones: hay gente que pilla broma y se ríe, pero hay otras que se preocupan», comenta. Uno ya no sabe distinguir si todo forma parte de una genial pantomima o realmente a veces se le va la pinza en mitad de un espectáculo del que es director, autor y reparto.
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Cada representación de la obra es una experiencia única incluso para Álvarez
Con todo, el espectáculo se presenta sin una puesta en escena tradicional ni escenografía elaborada. Sencillamente es El Brujo sobre el escenario, «recitando versos y contando cosas». Destaca la simplicidad y el enfoque de la palabra y la interpretación, algo que se alinea con su visión del teatro como una forma de entrega total y consciente, una perspectiva que ha evolucionado desde que comenzó su carrera en 1983.
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