Viaje al centro
LA RAMPA ·
Como Sánchez se aleja del centro (¿adónde irá?) al que aún no ha llegado Feijóo (¿de dónde vendrá?) la mayoría de la gente no sabe dónde irSe notaba cansado, nervioso e hipersensible. Todo a la vez. Él no era consciente pero su notable estrés se advertía desde fuera. Del brazo de ... un amigo, que no le avisó, al poco se vio entrando en la consulta de un muy buen psiquiatra y mejor persona quien, tras breve conversación, escribió un par de recetas y puso encima de su mesa un clavero diciendo: «Son las llaves de mi casa de La Manga; vete para allá un par de semanas, o más. Toma estas pastillas y medita junto al mar».
No tomó las llaves, pero sí retuvo el consejo: «Viaja al centro de tu mente, prioriza qué es esencial y relega lo accesorio», le dijo el buen médico.
Desde entonces intenta llegar a ese lugar medio en el que se ponderan hechos y actitudes. Había vivido en primera línea el tardofranquismo y la Transición a la democracia –la misma que algunos tanto critican hoy, en ejercicio de la axiomática ley de asegurar que es macho cuando ven los huevos del animal– y, aun con algún susto, comprobó cómo la práctica totalidad del espectro político tuvo la sensatez de acceder a renuncias hasta hacer la paz, que es el deseo de la España que funciona. Aplausos.
Entonces anduvieron hacia el centro, hacia el encuentro. Hoy estamos en otra dinámica y el común ciudadano –ese que convive en paz con familiares, amigos y compañeros sin importarle la tendencia política que tengan– no sabe a qué atenerse. Como Sánchez se aleja del centro (¿adónde irá?) al que aún no ha llegado Feijóo (¿de dónde vendrá?) la mayoría de la gente normal no sabe dónde ir ni con quién.
Y es que el auge de los extremismos políticos está potenciado por los propios vividores de la política, muchos de ellos instalados ahora en sillones de gobernación de los que no se quieren bajar ni con la ayuda de una grúa. Y de eso se aprovechan las llamadas fuerzas ocultas a las que no cabe darles ningún misterio. Ninguno. Porque sabemos quiénes son esas fuerzas que no es que quieran ocultarse, sino que no se les ve de continuo porque para eso tienen a sus voceros. Bien pagados, por cierto.
Ahora han ordenado empecinamiento y ruptura. A ver qué pasa. Los dados están en el aire. Si no los derriba un misil de Putin, a ver qué dicen cuando caigan al tapete.
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