Vacunas frente a la Covid-19, ¿el principio del fin?
La vacunación superará la última gran campaña auspiciada por la OMS en 1977, que conllevó la erradicación de la viruela
El epílogo del funesto año 2020 nos ha traído la obtención de la ansiada vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2 (CoV-2). El subsiguiente inicio de la campaña mundial de vacunación masiva nos ha devuelto la esperanza de ver una luz al final del terrible túnel que ha supuesto la pandemia de Covid-19, cuyas repercusiones sanitarias y socioeconómicas son y serán dramáticas Por sus dimensiones, la vacunación anti-CoV-2 superará la última gran campaña auspiciada por la OMS en 1977 que conllevó la erradicación de la viruela. No obstante, debemos mantener la máxima prudencia personal y contención social, porque aún queda un largo camino por recorrer antes de vencer al virus.
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Ante todo, tengamos confianza en la seguridad y eficacia de las vacunas hasta ahora autorizadas. En su consecución, se ha desplegado un esfuerzo financiero y de talento sin precedentes y, aunque la presión haya podido acelerar las fases predeterminadas para su ensayo, la inspección rigurosa de las agencias reguladoras (FDA americana y EMA en Europa) garantiza su aplicación segura, sin perjuicio de que una parte mínima de la población pueda ser inocua o sufrir reacciones secundarias. Debemos resaltar el novedoso concepto que sustenta su desarrollo: frente a las vacunas convencionales que utilizan virus muertos o inactivados, o ciertas subunidades inmunogénicas, la introducción de ARN sintético, análogo del ARNm (mensajero) celular, abre un fascinante campo en la investigación vacunal. Uno de los mayores desafíos del CoV-2 reside en la naturaleza y tamaño de su ácido nucleico, una cadena única ARN de 30 kilobases, que puede ser directamente leída por los ribosomas de las células infectadas (las fábricas donde se sintetizan las proteínas), sin necesidad de utilizar su maquinaria transcripcional presente en el núcleo.
Están surgiendo retrasos y disfunciones inadmisibles en los calendarios de vacunación; causados en parte por la caótica, costosa e inútil organización fragmentaria del Estado autonómico. Por otra parte, si conseguimos progresar adecuadamente, en los próximos meses irán surgiendo problemas y contratiempos que la comunidad científica está en condiciones de afrontar, como la aparición de cepas variantes por mutación en los genotipos ya secuenciados del CoV-2, capaces de incrementar la capacidad contagiosa del virus, caso de la denominada 'cepa británica'. El objetivo es alcanzar una 'inmunidad de rebaño' en torno al 70% de la población, incluyendo vacunados y recuperados, creando así un escudo protector que restrinja la circulación comunitaria del virus y su transmisión desde los portadores asintomáticos. Si podrá o no conseguirse en torno al verano, aún está por ver.
Tengamos confianza en la seguridad de las vacunas. Se ha desplegado un esfuerzo financiero y de talento sin precedentes
Finalmente, es importante subrayar que la pandemia ha resaltado la importancia de la ciencia en la resolución de graves catástrofes sociales. La previsible disponibilidad futura de nuevas vacunas permitirá acelerar la capacidad de vacunación. Entre ellas, está en marcha el prototipo español, que anuncian prometedor, aunque estimo modestamente que no podrá competir con las modelos actualmente en expansión. En todo caso, es preciso reiterar que la disponibilidad de la vacuna no debe eximirnos de cumplir las estrictas medidas de precaución personal y contención social. Estamos sufriendo una 'tercera ola', consecuencia de nuestra irresponsabilidad individual y de graves episodios de negligencia colectiva que nos avergüenzan y hablan bien a las claras de cuál es el pésimo nivel de educación cívica que padecemos en España.
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