En el año 1981, el Centro de Control de Enfermedades y Prevención de Estados Unidos detectó el auge de una extraña neumonía, de habitual secundada con cáncer de piel –Sarcoma de Kaposi– y acompañada por la concurrencia feroz de enfermedades oportunistas de menor rango. Las víctimas de la enfermedad morían en el curso de 12 meses como consecuencia del deteriorado funcionamiento de su sistema inmune. El virus HIV, causante del sida, ha provocado desde entonces 38 millones de muertos. Este año se infectarán de sida 1,8 millones de personas. El sida es la primera gran pandemia de este siglo.
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40 años después de la identificación del HIV, en febrero de 2018, una tropa de científicos congregados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se ejercitaron en un juego de videncia: elaboraron una lista de enfermedades para las que no existía tratamiento o vacuna. Se censó el ébola, el SARS, el zika, la Fiebre de Rift Valley o el sida, entre otras, y se consignó en el informe final una misteriosa enfermedad inexistente, a la que los epidemiólogos bautizaron como 'Enfermedad X'.
Esa enfermedad sin nombre sí tenía contornos: los expertos arguyeron que la provocaría un patógeno desconocido, casi con certeza un virus mutado en un proceso de zoogénesis –transferido de animal a humano–; ese virus sería más mortal que la gripe, de muy alta transmisibilidad; se extendería por el planeta con desconcertante celeridad aprovechando la fluidez de las comunicaciones y la concentración de las poblaciones en megalópolis, alumbrando en el curso de meses una pandemia severa que abocaría al mundo al caos. Dos años después hemos despejado la misteriosa 'X'. La enfermedad se llama Covid-19.
La Covid ha seguido fielmente el guion que iluminaron tentativos los virólogos en su cita de 2018: se han etiquetado más de 1.400 patógenos que pueden infectar a los humanos. Solo un quinto de ellos son virus, que sin embargo provocan dos tercios de las nuevas enfermedades. Los coronavirus como el SARS-Covid-2, causante de la Covid, son criaturas simples, volátiles, de gran mutabilidad y recalcitrante adaptabilidad a sus huéspedes, de muy compleja erradicación. Antes de allegarse a los humanos evolucionan en el seno de comunidades animales con las que nosotros interactuamos. Nos colonizan. De las 330 enfermedades nuevas surgidas entre 1940 y 2004, un 60% son de transmisión animal e inoculadas por virus. El origen de la plaga que nos aflige estriba en la mutación de una cepa de coronavirus en el seno de una colonia de murciélagos, atestan los científicos.
Pasados seis meses desde que China reportó a la OMS que un virus desconocido causaba neumonía, la Covid se ha expandido por todos los países de la Tierra. Hasta febrero, la OMS contabilizaba 2.115 casos de Covid en el mundo. Hoy registra 190.000 al día. La Covid necesitó más de tres meses para alcanzar la cifra de un millón de infectados, pero solo una semana para sumar el último millón. Según proyecciones del M.I.T (Boston), sin vacuna, el virus habrá contagiado a más de 500 millones de personas en 2021, con unos 3 millones de víctimas. En ese estadio, el 90% de la población mundial será todavía susceptible de contagio.
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Los profesionales que a más alto nivel confrontan hoy la Covid en Europa, USA o África se formaron combatiendo el sida. La lección más relevante que nos aporta la batalla contra el sida es que tendremos que aprender a convivir con la Covid largo tiempo, que medidas simples –testeo, trazado, cuarentena– sumadas a un cambio de hábitos –mascarillas, distanciamiento– son eficaces para contener la expansión de la pandemia, y que no existen remedios milagrosos, si bien las bolsas, con sus subidas en apariencia irracionales, auguran el advenimiento de una vacuna ya comercializable en el mes de septiembre. Los alquimistas que la ingenian operan desde un enclave a algo más de 1.000 km de España.
No era el lugar más visitado ni el más glamuroso de la Universidad de Oxford, pero el Instituto Jenner se erige hoy como sanctasanctórum donde equipos científicos bien financiados por políticos muy asustados ya testan en humanos un prototipo de vacuna. Es, según la OMS, el proyecto más avanzado entre los 150 que compiten en la arena internacional.
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7.000 personas han sido infiltradas con el remedio oxfordiano. Este mes se conocerá la evaluación de sus efectos. Si la vacuna arroja resultados positivos, en septiembre la empresa AstraZeneca la dispensará en el Reino Unido. Sus ejecutivos dicen contar con la capacidad de producir 2.000 millones de dosis en tres meses, y cubrir así las necesidades del resto del planeta. También que el coste de la gragea no será superior al de una taza de café. Si todas estas variables y anhelos se verifican, la humanidad habrá comenzado a derrotar a la 'Enfermedad X', algún tiempo antes de tropezar con la 'Enfermedad Y' y luego la 'Z'... pues otras pandemias se sucederán con el mismo arquetipo.
La próxima vez, estemos menos aturdidos y mejor preparados. Las pandemias se combaten a su inicio, localmente. Después, es demasiado tarde. Lo tenemos bien aprendido: con los virus no se contemporiza.
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