La triple inquietud de los pensionistas
LA RAMPA ·
Es un silo apetitoso, sí, pero importuna que la sola cifra estadística olvide a las personasYa es clásica la utilización de las pensiones como 'arma' electoral. Los dirigentes políticos están atentos a los casi diez millones de votos que suponen ... los pensionistas. Es un silo apetitoso, sí, pero importuna que la sola cifra estadística olvide a las personas.
Corría el año 2010 cuando Rodríguez Zapatero, y su errático enfoque de gobierno, anunció la bajada del sueldo de los funcionarios públicos y suspendió la revalorización de las pensiones. Las congeló. Se opuso Rajoy, quien prometió subirlas cuando gobernase. No fue así. Rajoy mantuvo la congelación del sueldo de los funcionarios y su prometida subida de pensiones se quedó en un 1 por ciento.
Los pensionistas recibimos una carta de la entonces ministra de la cosa, Fátima Ibáñez, 'vendiéndonos' la subida, ante lo que tuve la osadía de responder a aquella misiva rogándole respetuosamente y sin acritud que no nos dijera medias verdades ya que, como dice mi amigo Diego, seremos y somos viejos, pero no tontos. Porque, claro, con la congelación de Zapatero perdimos poder adquisitivo, pero con el 1 por ciento de Rajoy seguíamos perdiendo casi dos puntos porcentuales: la diferencia entre la subida y la inflación del 2,9 por ciento. No obtuve respuesta de la ministra. Tampoco la esperaba, pero me alivié con el desahogo.
Ahora, con vistas a un nuevo año electoral, los Presupuestos Generales del Estado para 2023 prevén subir las pensiones con arreglo a la inflación, que calcula en un 8,5 por ciento, un incremento sustancioso que ha sido cuestionado por el Director de Economía del Banco de España, a título personal, con el argumento de que en el actual contexto económico «no sería el mejor momento para hacer una subida tan elevada».
No tengo, ni de lejos, conocimientos para contradecir o secundar la opinión del directivo del Banco de España, pero la actualidad y lo delicado del tema me impulsan a rogar a políticos, técnicos y voceros que cesen en el manejo de las pensiones como artefacto electoral. Las dudas sobre las pensiones hacen sufrir a los pensionistas triplemente: porque se duda de su viabilidad, porque temen por las de sus hijos y nietos, dado que los jóvenes que se incorporan al trabajo tienen salarios muy bajos y contratos a tiempo parcial, y porque le tiemblan las carnes ante el espantajo, cada vez más cercano, de no saber cuándo, cómo y dónde dejarán de ser pensionistas.
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