Tres verdades sobre el soterramiento

La primera verdad es que el soterramiento que se va a inaugurar estos días es el resultado de la voluntad popular, de la insistencia de unos vecinos que fue recogida por el Ejecutivo regional y trasladada al Gobierno de la nación, en esos momentos gobernada por Mariano Rajoy. Se entendió la importancia de ejecutar esa obra porque realmente la necesitaba la ciudad, en especial los barrios del sur. De hecho se proyectó primero de una longitud solo de 500 metros y luego se amplió a los 1.113 metros que, en unos días, vamos a ver felizmente materializados. Es muy destacable el papel jugado por unos colectivos vecinales que insistieron con perseverancia, y de un Gobierno regional que supo –no sin esfuerzo- concienciar al habitualmente distante Gobierno central de la importancia de este asunto para nuestros habitantes.

La segunda verdad es que las obras de soterramiento requerían cortar el paso a nivel durante dos años y así nos lo hicieron saber desde el principio los técnicos de ADIF, ofreciendo una planificación técnica clara y creíble. No sé de dónde se sacaron el plazo de ocho meses de cierre los que se aventuraron a prometerlo bajo los seductores influjos del período electoral, pero los que teníamos algo de idea en este tema, sabíamos que era completamente falso. El tiempo nos ha dado la razón. Y este plazo era independiente de los trenes que pasaran por debajo, fueran los 'tamagotchis' diésel de negras humaredas con los que nos sigue castigando el Ejecutivo central, o fueran trenes electrificados con 'catenarias' como está exigiendo Europa para reducir emisiones. Si hubieran llegado los trenes de alta velocidad, el tiempo de interrupción del paso a nivel habría sido exactamente el mismo. Mismas molestias, pero con un distinto resultado que nos priva de tener mejores trenes y servicios ferroviarios.

La tercera verdad es que la historia se repite: el soterramiento hoy está parado en la estación del Carmen, y sin visos de continuar. Nuevamente el Gobierno de la nación juega a hurtarnos una actuación que estaba ya decidida, con los proyectos redactados y los fondos comprometidos. Las noticias que nos llegan son inquietantes. Una vez llegue el AVE al final de la legislatura, consideran que tendrán suficiente rédito electoral para que no les pase factura no continuar con las obras. Por eso han reventado el preacuerdo que tenían con la Junta de Hacendados para el desvío de sus colectores, y dan largas a los más de 150 vecinos cuyas viviendas se verán afectadas. Porque su intención es dar patada hacia adelante y que apechugue el siguiente.

Es una gran noticia que se haya conseguido eliminar las vías que durante 159 años han dividido la ciudad de Murcia en ese primer tramo. Pero será una noticia incompleta si no conseguimos de nuevo que el Gobierno central tome conciencia de que tiene que terminar el soterramiento integral.