Llegada la época estival muchas personas saben que me gusta asomarme al diario LA VERDAD para poner encima de la mesa algunas ideas que me ... han asaltado en los últimos meses/años.
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Primera idea confusa. Si les parece, podríamos empezar por el famoso tranvía, que aparte de ofrecer servicio a la zona norte de la ciudad de Murcia, dejó en su momento descabezada la posibilidad de unir la Universidad con el complejo del Hospital de la Arrixaca, una priorización descabellada a mi juicio. No sé cómo estará la situación en la actualidad, pero de nuevo el que les habla insiste en el abordaje de esta obra, más allá de las dificultades que pueda representar, tanto desde el punto de vista urbanístico como presupuestario.
Acabo de llegar de Sevilla y he visto cómo su tranvía, que lleva más de 20 años funcionando, es ejemplo de integración de la movilidad, atraviesa el centro y pasa a escasos metros de la propia Giralda. ¿Y no puede pasar el tranvía por el Puente Viejo sin alterar en exceso la circulación? No me lo puedo creer. Solamente hacen falta voluntad y 'perras', y a estas alturas de la película no sé qué más escasea. Pero falta hace.
Sería muy sugerente que el punto nodal que se preveía en la Estación del Carmen fuera donde se fusionaran servicios como AVE, tranvía, taxis y estación central de autobuses, lo que supondría, con las previstas renovaciones urbanísticas, un acelerador social y económico para nuestro denostado Barrio del Carmen, donde se funden la cultura autóctona, del Magreb, del Sahel y otras menos reconocibles.
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Segunda idea confusa. Otro punto que me atormenta a lo largo del año es la evolución de nuestro Mar Menor, para otros, ya 'Mar Muerto'. Acciones, opiniones, política y la casa en un estado catastrófico. No se confunda la necesidad de reactivar nuestra laguna con el negativismo político en el que se quiere colocar al personal que hace crítica de la desastrosa situación y convertirlo en un fantasmagórico adversario político. La situación afecta no solamente a los bañistas, propietarios, gentes de alquiler, sino también a los propios ciudadanos de la zona que cada vez ven más mermados sus negocios, actividades y un sinfín de posibilidades que brindaba el Mar Menor antes de llegar a la UCI. Y este año, de nuevo, 'caballito blanco sobre fondo negro'.
No me remontaré al año 86, cuando en primera persona viví el crecimiento exponencial del sector agrícola en la comarca del Campo de Cartagena, donde tengo magníficos amigos y relaciones personales y entre otras cosas, una hija nacida y empadronada en Torre Pacheco. Observé cómo los agricultores pasaron de ser eso a ser empresarios de la agricultura. Y recuerdo cómo en la Calle Mayor había 20 entidades bancarias, riqueza, esfuerzo e integración multicultural, pero poco a poco se fue fraguando el desastre, y nadie fue capaz de conciliar crecimiento con, entre otras cosas, rigor ecológico. En ese mismo año publicamos en revistas sanitarias de tirada nacional la posible intoxicación del Mar Menor por ese freatismo incontrolado y contaminante.
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Aparte de recibir multitud de críticas, cosa que a estas alturas de mi vida me importa más bien poco, expreso que no fuimos visionarios al describir lo que podía pasar y les digo de verdad y es que lo que más me interesa es que se arregle, ya sea por el Gobierno regional que, año tras año, nos dice que falta poco, o el Gobierno central que, personalmente, no me aclara cuál es su posición y cuál va a ser el futuro.
Exijo coordinación entre las entidades centrales, autonómicas y municipales, pero basta ya de tenernos a los ciudadanos secuestrados, aburridos y horrorizados.
Ahora entiendo bien la emigración de las clases altas y medias a las localidades costeras próximas al Mar Menor, las playas del sur de Alicante, donde los murcianos más 'listos' vieron el toro venir y se fueron al burladero, quedándonos básicamente, y sin ofender, los 'perullos de la huerta'. Se pasó de ser la fusión de la ciudad, el campo y la huerta a un club envejecido, lloroso y que se pasea por el fango de las playas, en espera de que Yavé ponga solución, porque, visto lo visto, los humanos no somos capaces. ¿Ustedes creen posible que en Valencia, Santander, País Vasco... se hubiera dado lugar a un cataclismo como el del Mar Menor? Imposible, la reacción social no lo hubiera permitido y los responsables políticos hubieran tenido que tomar medidas, aunque algunas no hubieran sido del agrado de los culpables.
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Tercera idea confusa. Un tercer tema que expuse en este periódico hace unos 10 años fue la necesidad de la intimidad y la privacidad en el oprobioso mundo de los hospitales. Crisis económica, rearme social ante la crisis, pandemia, crisis de Ucrania, inflación... y seguimos con 2 pacientes por habitación en nuestros hospitales.
En mi artículo dije que, si el hombre había llegado a la Luna y ahora vamos camino de Marte, en los hospitales de nuestra Región cada persona ingresada tiene que tener derecho a ese recogimiento personal y familiar necesario para afrontar la 'agresión hospitalaria' en una habitación individual.
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Sé que en estos momentos de crisis económica, inflación, de crisis del modelo de Atención Primaria de Salud (problemas con sus médicos de familia y centros de salud), etc., venir con estas ideas confusas tal vez no forme parte del ideario de muchas personas, pero quiero recordar que el transporte, la tierra y la sanidad constituyen tres elementos decisivos en la vida de los ciudadanos, en este caso, de Murcia y de su Región.
Valoren ustedes mismos. Asientan o discrepen, pero por favor, no estemos bloqueados ni equidistantes, nos va el ejemplo que debemos dar a futuras generaciones.
Bueno, me voy a Los Alcázares que me esperan mi familia, mis amigos y el Mar Menor, esté como esté. Voy para 60 años en la zona de la que me siento muy orgulloso.
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