De las 'tradwifes' a las pastillas rojas

En este mundo bipolar hay gente para todo. Hay mujeres que deciden tirar por tierra años de luchas y reivindicaciones, abandonan sus carreras para meterse en casa y pasar la aspiradora, hacer un rico asado y tener todo listo para que su maridito sea feliz cuando llegue a casa. Viven obsesionadas con su VMS, su Valor del Mercado Sexual. Para ello tienes que controlar tu peso y estar delgada. Es lo único que disparará tu VMS. Así que, a diferencia de las 'housewifes' de los años 50, estas, las 'tradwifes' se pasan los días a dieta, y peleando por tener una cintura aún más estrecha. La investigadora Julia Ebner nos lo cuenta en 'La vida secreta de los extremistas. Cómo me infiltré en los lugares más oscuros de internet'.

El lado masculino de las 'trads' son esos machos dominadores que van a la suya. Ellos son los del grupo Red Pills y los que han acuñado el valor de una mujer en función de su atractivo sexual. Muy profundo todo.

¿Pero por qué una mujer se puede sentir a gusto integrada en un grupo así? ¿Por qué se apuntan al carro de la sumisión? ¿Incluso apoyan la violencia de género? En España tenemos ejemplos, salvo que la etiqueta se luce en un determinado partido político. Pero a lo que iba. ¿Por qué alguien se puede sentir reconfortado en foros de este estilo? ¿Incluso acogida y protegida?

Creo que la respuesta es clara: igual que algunos hombres se han pasado décadas confundidos acerca de su rol en la sociedad, ellas -hijas de padres liberales, seguramente divorciados- llegan a estos clubs tras una dolorosa ruptura amorosa y también perdidas, muy perdidas. Quizá culpan a este mundo de mujeres independientes del fracaso en sus relaciones amorosas. O peor. Se culpan a sí mismas y entran en una espiral de autosabotaje constante. Se apuntan a dietas imposibles y renuncian a todo en pos de un hombre que se aprovechará de esta fragilidad, transformada en tradición.

Mujeres con el corazón roto: si un hombre se marcha de vuestro lado no es culpa vuestra. No le deis más vueltas. Hay hombres que quieren una relación de pareja y otros no. Y esto no lo cambia nada. Ni siquiera el hecho de que adoptéis roles de los tiempos de Mari Castaña. Pero lo fundamental, queridas, es que os preguntéis ¿Qué queréis vosotras? Si de verdad os mola estar en casa, ir al 'gym' y hacer bizcochitos, perfecto. Pero esto lo haréis por vosotras, no por complacer a nadie.

Sólo coincido en una cosa con las 'trads' y es que las aplicaciones de ligoteo no nos favorecen. Inciden aún más en la cosificación de la mujer. Estar todo el día metidita en casa haciendo las labores del hogar tiene el mismo objeto. Eres una empleada sin sueldo ni seguridad social y por las noches una amante fogosa que dirá a su galán todo lo que quiera escuchar para tenerlo contento. Casi como la esposa perfecta de la película del mismo título (os la recomiendo fervientemente)

Si un hombre se va de tu vida, perfecto, que se vaya porque el auténtico amor de tu vida has de ser tú. Tú estarás contigo siempre. Y si se queda a tu lado será porque te adore no porque hagas mil concesiones y renuncies a todo. Ese es el gran error.

El amor no elimina, multiplica, todo lo que se aleje es, tal vez, pastilla roja, pero nunca amor.