Cierren los ojos. Tomen aire, suavemente vayan soltándolo e imaginen una sofocante tarde de verano. Al fondo, un árbol, tal vez un nogal gigante y ... centenario como el que da la bienvenida a la casa que tiene mi amiga del alma cerca de La Sagra y bajo el que tantas veces nos hemos refrescado. Sin prisas sigan respirando mientras tratan de sentir la fresca sombra bajo sus ramas y yo les hablo de 'Pando', porque hoy de política, peleas y elecciones anticipadas, paso.
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A veces un árbol es más que un árbol. Y eso es 'Pando', un peculiar bosque, no de nogales, pero sí de álamos con 47.000 troncos genéticamente idénticos y conectados a una única estructura de raíces que se extiende en el Bosque Nacional Fishlake al sur de Utah sobre una superficie similar a unos cincuenta campos de fútbol, más o menos unas 43 hectáreas. Miles de árboles que en realidad son un solo árbol del que nadie se explica cómo ha llegado a ser tan grande. Lo que está claro es que sus casi seis millones de kilos, lo que pesan 1.000 elefantes, lo convierten en el ser vivo de nuestro planeta más pesado. A 'Pando' hay quien se atreve a adjudicarle incluso un millón de años; me quedo con la teoría de que sea más joven que la última Edad de Hielo finiquitada hace unos 14.000 años.
'Pando' es un álamo temblón, un 'Populus tremuloides' para los que saben, surgido de una sola semilla y al que ciervos y vacas hambrientos de sus brotes tienen acosado. La caza allí está prohibida y desde que desaparecieron los pumas que se zampaban a los de arriba todo se ha complicado. Por ahí ha salido el listo de turno que propone hacer un vallado a gran escala, qué disparate. Espero no me lea ningún animalista, pero yo abogo por el sacrificio inmediato de algunos de los animales habituales de la zona y así detener cuanto antes el sangrado.
¿Y si les digo que 'Pando' puede escucharse? La Sociedad Acústica de América presentó hace unos días en Chicago el primer atlas sonoro generado con ayuda de sofisticados micrófonos e hidrófonos instalados en los troncos y raíces de este singular árbol. Busquen en internet sus sonidos, también su página de amigos (Friends of Pando) con mucha información y fotos en 360º. Yo los tengo de fondo mientras escribo estas líneas y trato de asimilar la idea de que este temblón gigante que espero conocer algún día pueda ser un solo organismo que desafía nuestra comprensión básica del mundo, también nuestro concepto de individuo, y cuya inmensidad humilla y hace tambalear nuestro sentido, el mío seguro, del espacio.
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