Acaballo de la superstición y la fiesta, los idus de marzo eran una conmemoración popular que tenían los romanos de antes de Cristo, quienes la ... celebraban con excursiones, comida, bebida y diversión, una especie de nuestra Nochevieja actual ya que con los idus marzales se iniciaba el nuevo año del calendario antiguo, el cual constaba de diez meses. Eran días considerados de buena suerte y buen augurio, pero el destino quiso que fuera en esos días cuando los senadores romanos acuchillaran al emperador Julio César. De ahí que el mismísimo Shakespeare recomendara en su obra que nos cuidásemos de los idus de marzo.
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No es que en este mes la Luna se nos muestre llena y el hombre se convierta en lobo y nos muestre sus fauces depredadoras, pero, qué quiere que le diga, fue un marzo de hace veinte años cuando nos hundió el alma la inolvidable y execrable matanza en los trenes madrileños, con 192 muertos y más de 2.000 heridos. Fue un marzo de hace cuatro años cuando quedamos confinados por culpa de un bichito mínimo que causó millones de fallecimientos, y fue también tal fecha como hoy, Día Internacional de la Mujer, cuando el politiqueo que aún nos asola decidió abrir una grieta en el feminismo activo, al que aún le quedan muchas reivindicaciones por reclamar. Ahora andan a la greña por actitudes y conceptos –necesarios, sí, pero menores– que distraen de puntos fundamentales como los de la violencia y las desigualdades en el ámbito laboral.
Tengamos la fiesta en paz.
Y recordemos que es asimismo de marzo la fecha que Naciones Unidas tiene señalada como Día Internacional de la Felicidad, por más que la felicidad permanezca seriamente amenazada. Si hemos de guiarnos por las noticias, los tiempos son oscuros, opacan la placidez, a la que se llega por medio de la amabilidad y la comprensión, pero los Días Internacionales sirven para sensibilizar a la sociedad sobre asuntos de gran interés como los derechos humanos. De hecho, según el último informe de la ONU, «los días de sufrimiento y dolor también han supuesto un aumento del apoyo social y la benevolencia».
También en marzo, aunque no sean noticia, la vida cotidiana está plagada de personas corteses y solidarias. Personas que, con su amabilidad, suben sus niveles de dopamina y serotonina, conocidas como las moléculas de la felicidad.
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