La rampa

Fanfarria y fanfarronería

La nueva forma de censura es crear confusionismo

Viernes, 11 de octubre 2024, 01:02

Dinero llama a dinero porque genera intereses y poder llama a más poder porque fuera del poder hace frío. Además, faltan caballos para tanto jinete ... dispuesto a vestirse de lagarterana con tal de ocupar un carguico. No encuentro una explicación mejor a las variables actitudes y declaraciones de los actuales dirigentes políticos, tan prestos ellos a seguir confundiéndonos. Me refiero al último pleno en el Congreso de los Diputados.

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La convocatoria fue para tratar el grave problema migratorio, que ahora afecta de manera especial a las Islas Canarias, pero el PP optó por saltarse el orden del día y arremetió contra el Gobierno por la probable salida de prisión de algunos terroristas de ETA, consecuencia de la aplicación de una norma que en su día fue aprobada por unanimidad. Por la negligencia de haber aprobado la iniciativa que convalidaba las penas cumplidas por los etarras en el extranjero –en Francia concretamente– los populares han pedido perdón a las víctimas del terrorismo, pero convirtieron el pleno de la migración en el pleno de la irritación.

Es verdad que el Gobierno y sus aliados merecen críticas y repulsas, pero no por aplicar lo que también aprobaron los diputados de PP y de Vox, sino por haber llevado en silencio esta iniciativa, en asunto tan sensible como el terrorismo etarra, ya que solo han transcurrido seis años desde la disolución de ETA: poco tiempo para olvidar tanto dolor infligido por los asesinos.

Escuece tanta vergüenza ajena. Escuece que le llamen debate a lo que es una permanente trifulca. Escuece y sonroja que la verdad no importe, que conviertan la institución en el tabernáculo de la mentira, que se olviden de los ciudadanos a los que representan y que estos, nosotros, los vayamos ignorando porque estamos trabajando en la España que funciona. Ya está bien de fanfarria y de fanfarronería, de bravuconadas y de disimulos.

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Si la política se ha convertido en una representación mediática –con el impagable apoyo de usar las redes sociales para divulgar exponencialmente las mentiras y ficciones– resulta que nos están engañando y que nos confunden. Ya lo vaticinó Ignacio Ramonet a principios de siglo: la confusión y la sobreabundancia de derivados de las noticias son la nueva forma de censurar la verdadera información.

Es la parafernalia a la que estamos asistiendo.

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