Seguir el viaje con el depósito vacío

¿Qué hacer? Prepararnos para ir a un modelo hipoenergético y pasar lo antes posible el duelo de enterrar el adictivo y falso estado de bienestar

Martes, 2 de noviembre 2021, 08:46

Casi saliendo de la pandemia, la sociedad, ansiosa por volver a 'la normalidad' y seguir como de costumbre, se despierta, de la noche a la ... mañana y sin previo aviso, con una crisis energética de caballo..., y nadie sabía nada. Se dispara el precio de la electricidad; el petróleo camina hacia los 100 dólares/barril; el carbón, las materias primas y los servicios, por las nubes. Y, por si faltaba algo, la transición energética orquestada como si todo siguiera igual, con molinos de viento, placas solares, hidrógeno, minicentrales nucleares..., ha resultado ser una de las mayores 'fake news' de la historia reciente. Para remate, el IPCC de la ONU sobre el terrorífico cambio climático se convierte en otra de las grandes 'fake news', ya que da a entender que, si dejamos de emitir, se solucionará todo.

Publicidad

Sin embargo, el cambio climático camina solo, hemos alterado la composición de la atmósfera y, durante los próximos siglos, irá buscando un nuevo equilibrio. Pero nada como la 'fake news' de la Tecnología: nos vendían el billete a la Gran Manzana con la tecnología de la aviación, el automóvil de impresionante diseño, el buey de Kobe..., pero nadie incluía en la factura la energía consumida ni el impacto medioambiental provocado.

¿Qué ha pasado realmente? El 'establishment' mundial, termodinámicamente ciego, no leyó el informe de 'Más allá de los límites del crecimiento' (1972). Mientras tanto, la población, en 150 años, se multiplicó por ocho, el consumo de energía per cápita también, el consumo total por 64 y la producción por 140. El depósito, como es lógico, está en la reserva y con la luz parpadeando. Aun así, como yonquis fósiles, queremos seguir el viaje como si el tanque estuviera lleno. Los medios de comunicación y nuestro sistema político transmiten que la situación es coyuntural, cuando, desde hace 50 años, se nos avisó con precisión absoluta de que nos enfrentaríamos a un problema energético estructural.

¿Qué podemos hacer? Prepararnos para ir a un obligado modelo hipoenergético y, durante esta transición, pasar lo antes posible el duelo de enterrar el fantástico, adictivo y falso estado de bienestar, y regresar y comenzar de nuevo.

Publicidad

¿Cómo? Lo primero, transformando con urgencia y contundencia nuestro indigno y amoral sistema alimentario, cuya ineficiencia consume el equivalente a la totalidad del petróleo extraído en el mundo y es responsable de hasta el 57% de las emisiones. Y algo muy grave y deprimente; todos los días en Europa tiramos a la basura comida para alimentar a 160 millones de personas. Fue un error dejar en manos privadas el bien común imprescindible para la vida.

¿Por qué tanta prisa?

Porque la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la organización intergubernamental que asesora en política energética a los 28 países miembros de la OCDE, avisó en 2018 de que en 2025 podría llegar a faltar hasta el 34% del petróleo después de un enjambre de picos de subidas de precios, pero, en 2020, aumentó la falta de petróleo al 50%.

Publicidad

Si eso sucede, miles de millones de personas moriríamos de hambre (nuestro alimento globalizado depende de camiones, barcos, tractores, fertilizantes, etc. Esa falta de energía, más la vulnerabilidad agrícola climática, sería el Armagedón).

Plan: Desconectar el sistema alimentario de la energía fósil, preparar lugares de transformación de alimentos termopolios a nivel de comunidades, 'grupos Dunbar' de prosumidores de no más de 150 individuos en los vulnerables centros urbanos (la tecnología está preparada), intervenir el agua y preparar la producción agrícola básica. Esto permitiría estabilidad para movernos a una sociedad de entre 500 o 1.000 vatios per cápita. Estas cifras están en el debate de la AIE, mientras que, hoy, la media de consumo energético europeo es de 6.000w, un consumo fuera de lugar para un territorio sin gas ni petróleo.

Publicidad

Los europeos hemos vivido durante 60 años el sueño fósil de una noche de verano y, al despertar, nos encontramos con una UE que, sin alteraciones climáticas y en la situación energética que viene, solo podría soportar a no más de 220 millones de individu@s de los 500 existentes con el actual estatus.

La terapia: agricultura local, transformación sin energía fósil, control del agua, médico de familia, consumo energético per cápita entre 500 y 1.000w.

Ese escenario, que a todos asusta, supone un aumento considerable de la calidad de vida, sin microplásticos en vena y rodeados de aire respirable y biodiversidad.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis

Publicidad