Ayer cerramos el segundo Debate del Estado de la Región de esta legislatura, pero nada ha tenido que ver con el del año pasado. Hoy, ... la Asamblea Regional no representa la voluntad del millón y medio de personas que viven en nuestra tierra. Fernando López Miras y su Ejecutivo tienen secuestrada la casa de la democracia y, junto a los tránsfugas, han convertido el funcionamiento de las instituciones públicas en un mercado, en donde se compran y venden voluntades y cargos.
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Lo dije y lo repito, la historia juzgará a unos y otros. A los que utilizaron las instituciones para vender prebendas, y a quienes las compraron.
Sin embargo, me niego a rendirme y dejar desamparadas a todas las personas que nos votaron y que nos hicieron ganar las elecciones. El Grupo Parlamentario Socialista, el mayoritario en la Cámara, seguirá tendiendo la mano para lograr acuerdos de Región, seguirá proponiendo soluciones a los problemas reales de las ciudadanas y ciudadanos.
Mi proyecto parte de esa región real y está articulado en torno a los diez grandes acuerdos que ofrecí al resto de fuerzas políticas, antes incluso de que se iniciara la campaña electoral de 2019. Ofrecimos, y ofrecemos, un Pacto por la Regeneración Política y Democrática basada en el buen gobierno y la transparencia, que traslade la imagen institucional de la Región que merecemos.
Ya nos preocupaba esa imagen en 2019. Lo que no pudimos imaginar es que, en solo dos años, López Miras acabaría destrozándola de la manera que lo ha hecho, con la Región de Murcia abriendo informativos y portadas de periódico nacionales con el vergonzoso caso de transfuguismo. Lo público, para el Partido Popular y para el Ejecutivo regional, sirve para favorecer a los suyos. Es escandaloso conocer que el presidente de la Región de Murcia, que debería representar a todas y a todos, tiene la llave para mover la lista de espera de los quirófanos a su antojo. Es lamentable saber que hay ciudadanos de primera, como Teodoro García Egea, y que luego estamos todos los demás. No pueden quedar impunes mientras se ríen de nosotros.
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Por eso, porque esta Región necesita resetear y afrontar los retos que el futuro nos depara, el PSRM está preparado para ser una alternativa seria, honesta y social. Una alternativa que se apoye en el municipalismo, en cuidar lo público, en una financiación justa. Una Región de la que sentirse orgulloso porque aparece en los medios de comunicación como modelo de gestión, no como un cortijo en el que se compran voluntades y los políticos se agarran a los sillones.
Un proyecto político basado en las necesidades reales del millón y medio de ciudadanas y ciudadanos que viven en una tierra que, hoy, desgraciadamente, no es la mejor del mundo, pero que tiene las condiciones y el potencial para poder llegar a serlo.
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