Promoción de la salud y prevención

Martes, 23 de marzo 2021, 01:26

La Covid-19 solo ha traído a nuestro pueblo confusión, maldades y muerte, pero también ha puesto en marcha a los grandes cerebros del mundo ... que han sido capaces de desarrollar procedimientos que más pronto que tarde serán la solución del problema. Por otro lado, se han ido desarrollando, según la experiencia lo permitía, acciones y actitudes que han limitado la influencia del virus, a pesar en muchos casos de la cabezonería popular que nos ha hecho en más de una ocasión dar pasos atrás (oleadas).

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Parece lógico pensar que una vez controlado el virus, seamos capaces de vacunar a la vez la máxima población posible, para finalmente poder acabar con esta maldita pandemia. Este periodo nos ha hecho fortalecernos en los conceptos de promoción y prevención de la salud, que secularmente no estaban priorizados en las agendas de los médicos de familia. Nos acercábamos más a los temas preventivos, control de la tensión arterial, diabetes, hipercolesterolemia, obesidad, osteoporosis postmenopáusica y tumores como el de colon, mama, cuello de útero... y otras patologías que por su prevalencia nos hacían estar especialmente atentos. Por otro lado, no podemos olvidar el envejecimiento de nuestra sociedad que nos lleva a poner en marcha programas de acción en pacientes con pluripatología, alteraciones de la movilidad, deterioro cognitivo y otros, con un gran esfuerzo del sistema sanitario para controlar esos factores y desacelerar el proceso de enfermedad y muerte.

Pero, aunque los temas anteriormente descritos tengan una importancia decisiva, a mi juicio, la sociedad debería atender con más recursos todo lo relacionado con las políticas de promoción de la salud.

Promoción de la salud son las actividades que enseñamos a nuestros estudiantes y médicos en formación sobre qué hacer para, dentro de lo que cabe, influir en la población general para estar sanos, fuertes y tener un desarrollo biopsicosocial lo más estimulante posible. Hábitos es a lo que me refiero como comer, beber, hacer deporte, tabaco, higiene personal (¿les suena la higiene de manos?), relaciones sociales, etc. Es decir, hábitos saludables que formen parte de nuestro esquema personal y vital y que nos ayudarán siempre a mantener los mayores niveles de salud y disminuir los riesgos de enfermar; y cómo no, contando con los agentes del proceso educativo como los educadores y las familias. No me referiré a los problemas medioambientales, organización social, formación alimentaria y un sinfín de circunstancias que están influyendo en nuestra forma de ser y de vivir, que el mundo sanitario no puede controlar, y que influyen en un alto porcentaje en lo que denominamos salud.

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En el caso concreto de la Covid-19, la higiene de manos y la evitación de su propagación con mascarilla son lecciones que damos a nuestros hijos, en el primer caso, y que nos enseñaban nuestros antecesores en las epidemias que tuvo que soportar la humanidad.

'Chinos' y 'japos' eran objeto de nuestra sorna cuando les veíamos en aeropuertos y grandes ciudades, pueblos adelantados, que se protegían y protegían su propia salud/enfermedad con mascarillas.

Con el lavado de manos eran nuestras madres las que insistían mucho en su realización, sobre todo después de ir al baño y antes de comer. Además de la propia higiene de las zonas afectadas, disminuyeron de forma exponencial la presencia de oxiuros (lombrices) y otras enfermedades. Así es que el lavado de manos, sin ser reiterativo ni agobiante, es una propuesta que debemos hacer de forma sistemática varias veces al día y de por vida.

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Volviendo a la transmisión nasofaríngea, quiero resaltar la ausencia este año de gripe común, todo ello debido a la utilización de mascarillas; imagínense lo que ha supuesto poder disponer de protección para la Covid –esta vía de transmisión es la más importante–. Y tal vez podríamos pensar en que las mascarillas hayan podido venir para quedarse y utilizarlas en periodos de pandemias estacionales.

Quiero referirles que vacunarse es uno de los actos más universales de prevención de enfermedades y de solidaridad social. Por este motivo tenemos que vacunarnos por disciplina y por rigor científico, y soslayar la cantidad de información mediocre que está llegando a los potenciales usuarios creando confusión. La vacunación supondrá que no nos puedan infectar y, posiblemente, que no podamos infectar. En resumen, la curación parcial o total de la susodicha enfermedad. Mientras tanto, nos consta el progresivo desarrollo de tratamiento médico antiviral como ocurrió en otras enfermedades como por ejemplo el sida.

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Por último, murcianos, a vacunarse.

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