El presente no deja ver el futuro

¿Y el futuro? Pues la tecnología y la inteligencia artificial. Y la pregunta no es si las máquinas nos van a quitar el trabajo, la pregunta es qué puede hacer la tecnología por nosotros, qué le debemos exigir y hasta dónde debe llegar para que nos permita ser más libres y disfrutar de su trabajo. Y esto lo dice alguien al que, como decía mi querido Manin, le quedan tres siestas (por cierto, algún día, cuando se me pase el disgusto de su muerte absurda, les hablaré de él). Dicho esto, recuerdo que a principio de siglo el inicio de la revolución tecnológica tuvo tantas opiniones expertas contrarias que provocó una burbuja que hizo saltar todos los índices económicos. Hoy, veinte años después, internet es un mundo global de información y conocimiento, de contacto y comunicación, un mundo abierto a todos y para todos que llevamos en el bolsillo.

Y ahora están aquí las criptomonedas o criptodivisas o criptoactivos, como ya advirtió hace muchos años Milton Friedman (no les he hablado antes de ellas porque toda expectativa necesita maduración para convertirse en certeza), un sistema criticado por todas las instituciones públicas, organismos internacionales y expertos de todo pelaje. Y este es el futuro, lo quieran o no lo quieran gobiernos, comisiones o grupos de poder. Una nueva revolución puesta al servicio de todos y para todos. Para el que no lo sepa les diré sucintamente que se definen como una representación digital de valor no emitida ni garantizada por un banco central ni por una autoridad pública, no necesariamente asociados a una moneda de curso legal. No tienen la consideración de moneda o divisa, pero son aceptadas por personas físicas y jurídicas como medio que puede transferirse, almacenarse o negociarse por medios electrónicos. Así es técnicamente, en lenguaje ordinario son monedas digitales o virtuales globales garantizadas por un sistema de bloques intercomunicados (Blockchain) que avalan las transacciones o las inversiones y que cumplen las cuatro funciones básicas del dinero: son medidas de valor, son instrumentos de intercambio, son medio de pago y son reserva de riqueza. Hay muchas, hay que elegir bien y hay que llevar cuidado con el riesgo que puedan encerrar, pero es el futuro, sin ninguna duda.

Actualmente las monedas o divisas de curso legal, desaparecido el patrón oro, es dinero admitido por todos y creado artificialmente por las instituciones monetarias, sin respaldo real desde que dejó de ser dinero fiduciario, esto es, avalado por un valor real depositado en oro, impreso por intereses de política económica. Ahora es dinero fiat, traducido del latín: 'hágase' o 'que así sea'. No solo las instituciones monetarias pueden crear dinero, también la banca lo hace en el momento en que te da un préstamo y te cobra intereses con un mínimo respaldo de reservas, tan solo un apunte contable. Desde este punto de vista las criptomonedas se parecen más al oro que al dinero fiat, pues están avaladas por moneda creada (los famosos mineros) y depositada en una cadena intercomunicada. Es importante señalar que las criptomonedas se adquieren con dinero fiat y a través de medios convencionales en cualquier moneda de curso legal y, por lo tanto, no se escapan al control monetario, aunque sí su crecimiento y posterior seguimiento, por eso, con buen criterio, las Agencias Tributarias están solicitando información y penalizando la falta de ella.

Respecto a la críticas que surgen como forma de encubrir actividades ilícitas, parece mera hipocresía, pues este tipo de actividades siempre se han hecho y se siguen haciendo desde paraísos fiscales, preferentemente británicos, y en dólares de curso legal. Cualquier actividad ilícita e inmoral que se les ocurra seguirán existiendo mientras la raza humana sobreviva.

Hace unos días estuve reunido con un grupo de inversores tecnológicos murcianos que están investigando y desarrollando un sistema de gestión financiera de inversiones en criptomonedas que va a revolucionar el sistema financiero como ahora lo entendemos. De momento me han pedido discreción y silencio hasta que el modelo esté totalmente terminado, comprobado y garantizado, todo sin ayudas ni subvenciones. Pero en el momento en que esté dispuesto para salir al mercado les prometo que serán ustedes los primeros en enterarse y aprovechar sus ventajas en el futuro.