A mí, plin

PARALELO 37 ·

Todos esos cargos que fingen llevarse tan mal en público se descojonan de nosotros en privado

Miércoles, 21 de diciembre 2022, 00:33

Diez horas en avión dan para mucho, ni qué decirles tras una mascarilla y sentada al lado del exministro socialista salpicado por el 'Delcygate' y ... las ayudas millonarias a una aerolínea venezolana en quiebra vinculada a Maduro. Andaba yo la semana pasada sobrevolando el Atlántico y soportando los ronquidos del susodicho cuando me puse a reflexionar sobre ese desagradable y viscoso ente al que llamamos clase política que rige o aspira a regir los asuntos públicos tales como la imposición de seguir utilizando una FFP2 o similar en el transporte público. ¿Hasta cuándo? Asegura 'El Mundo Today' que «seguirá siendo obligatoria para los cuatros gilipollas que aún se la ponen y a los que debemos proteger», en palabras de la ministra Carolina. Chiste es, no la falta de escrúpulos y sinvergonzonería que campa a sus anchas en esta legislatura.

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«El 'procés' ha acabado, estamos en una nueva etapa de convivencia y concordia. En Cataluña no va a haber ninguna consulta», prometía hace unos días Pedro Sánchez tras cargarse el delito de sedición y casi el de malversación y con esa sonrisa que me recuerda a la de un novio que tuve tan cabroncete y mentirosillo. El mensaje de nuestro presidente con ansias de control absoluto lo he guardado bajo llave no vaya a ser que se celebre el referéndum y nos toque restregarle la hemeroteca por las narices. Mientras tanto, fiel a su retórica belicista y a la búsqueda constante del enemigo, la izquierda habla de golpes de Estado y asaltos a la democracia como si lo hiciera de lechugas y tanta frivolidad lingüística asusta. Cierto que nunca nuestro Tribunal Constitucional tuvo que debatir y parar un procedimiento legislativo como tampoco nunca un gobierno se había atrevido a meter mano en el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional por la vía rápida de la enmienda, sin los preceptivos informes y sin el debate parlamentario exigido.

Me consuela pensar que antes de que acabe el año Pedro Sánchez pedirá perdón por todas sus tropelías y confesará haber sido drogado con la misma sustancia que el peruano Pedro del Castillo, Feijóo transmutará en verdadero líder y el Rey en su discurso de Nochebuena llamará al orden a los que dicen luchar contra el fascismo. Se lo digo a mi vecina: «Toya, a mí todo esto plin, yo duermo en Pikolín». Pues sí, tal y como está el patio es la mejor y más sabia de las actitudes.

Antes de despedirme, feliz Navidad y un consejo si me lo permiten: no peleen con sus seres queridos por política, todos esos cargos públicos que fingen llevarse tan mal en público se descojonan de nosotros en privado y a nuestra salud saborean ricos manjares y beben whisky del carísimo juntos.

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