Algo que decir

Los que estamos en la sombra

Nos cargamos las humanidades y el arte en los programas educativos y solo fomentamos lo que genera riqueza y da dinero

Miércoles, 29 de mayo 2024, 00:52

Está claro que a este paso terminaremos perseguidos por las fuerzas de orden público, denostados, humillados y sin un lugar en nuestro tiempo ni acaso ... en nuestra propia ciudad, porque la tauromaquia es una cosa de salvajes y no se puede consentir que un hombre, que pesa cien kilos como mucho, solo con un trapo y con su cuerpo, se enfrente a una bestia de quinientos delante de un público para conmemorar un mito antiguo y clásico. Nos apiadamos del animal, aunque su instinto consista en embestirnos y acabar con nuestra vida sin otras razones que la mera crueldad. En cambio, no de un hombre que genera una danza con valor y mucho arte, que se pasa al toro muy cerca de su cuerpo muchas veces en un recinto cerrado para solaz de un público que conoce los entresijos del misterio. Porque es una fiesta y es una liturgia como todo lo sagrado, porque trasciende de la plaza de toros y nos llena el corazón y el cerebro de imágenes portentosas. Aunque un misterio siempre entraña cierta polémica, porque es un acontecimiento exclusivo, aunque al parecer hace mucho tiempo que el hombre se ha situado fuera del ámbito de los dioses en esta sociedad mercantilista y práctica.

Publicidad

No parecen preocuparnos nada la magia y los dioses, aunque sean tan antiguos como el mismo hombre, como la creación del mundo y el sentido de todo. Nos estamos cargando las humanidades y el arte en los programas educativos y solo fomentamos todo aquello que genera riqueza y que da dinero, que es convencional, que no incomoda a la mayoría y que carece de misterio. A este paso, alguna vez prohibiremos la poesía por peligrosa e inútil y el sexo porque fomenta la felicidad y es muy divertido.

Tal vez por esto me haya molestado tanto el anuncio de que ya no se convocará el Premio Nacional de Tauromaquia porque ha sido eliminado por el ministro de Cultura, pero lo significativo y noticiable es que ya hace muchos años, al margen de los grupos animalistas, que han dejado de interesar los toros, tal vez porque para verlos y disfrutar de ellos hay que entender mucho, dedicarles tiempo y dinero, mucha afición y mucho interés y ya no íbamos por ese camino desde hace años. Los aficionados no llenaban las plazas y muchos de los que las llenaban, lo único que hacían era estorbar, así que la primera lección que hemos de aprender es que nadie se carga una tradición y un arte como este si antes no estaba herido de muerte. Los aficionados lo hemos visto en las plazas y lo venimos denunciando hace años, porque solo desaparece lo que deja de interesar y los toros, por desgracia, hace décadas que no interesan mucho, por lo menos a una mayoría. Por otro lado es un arte difícil del que no se hace pedagogía, es un arte caro que no se subvenciona y es un arte al que hemos despojado de misterio y lo hemos criminalizado desde que la vida de una persona empieza a valer tanto como la de un animal y en ocasiones menos. Y es un arte desposeído de una ética justificable, poco a poco ha ido cayendo en desgracia, porque muy pocos lo han defendido.

Si no nos preocupamos por un tesoro frágil, si no lo preservamos como se merece, sobre todo aquellos que lo hemos amado y lo respetamos, terminará por no arraigar del todo. Hay quien apela a la libertad para ir o no ir al espectáculo público, pero sabemos que es necesario un mínimo que justifique su existencia. Ya hemos entendido que fumar no es asunto de libertad y que los deportes violentos en los medios tampoco, como no lo es contaminar, tirar la basura en cualquier lado y tantas otras cosas.

Publicidad

Asumamos que una sociedad moderna y civilizada ha de contar también con un buen pellizco de enigma, con esa porción de barbarie controlada y arte que insuflaban los toros para equilibrar la cultura y la educación y dejemos vivir a los otros, a los que permanecemos en la sombra.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis

Publicidad