Algo que decir

'Influencers' y 'coaches'

Es la primera vez en la historia que deseamos dedicarnos a un oficio que no conocemos del todo

Miércoles, 13 de marzo 2024, 00:49

Ya no hay nadie que ignore el significado de estas palabras, y lo que es peor, no hay casi nadie, chico o chica de cierta ... edad, que no desee desempeñarlo para el resto de su vida, que no se muera por ejercerlo. Las razones son claras: porque se gana mucho dinero, se alcanza mucha popularidad y se obtiene poder, y a esto es a lo que siempre ha aspirado el ser humano, pero también creo que hay en ello bastante de postureo, que no es lo mismo ser un probo portero de un edificio en el centro, con su sueldo mensual, sus catorce pagas anuales y su discreto predicamento entre los vecinos, que un hombre destacado en las redes, a quien le pagan solo por abrir la boca y decir cuál es su marca preferida. Aunque bien pensado es la primera vez en la historia que deseamos dedicarnos a un oficio que no conocemos del todo y lo deseamos con fruición, aunque solo sea por el atractivo de la imagen, porque no hay comparación entre decir que uno es un taxista, administrativo o un maestro de escuela o decir que somos 'coach' en emprendimiento y vigor intelectual. De paso, añadimos la etiqueta de 'influencer' y nos quedamos nuevos, aunque no estemos seguros de cuál es en realidad nuestro trabajo, pero sabemos que cobraremos una pasta por ello y que en los próximos meses estaremos invitados a las principales fiestas, a los eventos más destacados donde partimos la pana o el bacalao, que no sé cuál de los dos es el más cuantioso. Y ya no nos tose nadie, tocamos el cielo, triunfamos aunque no sepamos en qué y nuestra palabra vale más que ninguna otra. En mis tiempos, decir que estudiabas medicina o derecho tenía su aquel; más tarde, letras o biología tomaron el relevo y nuestros uniformes piojosos compuestos por un vaquero roto de años y una camisa a cuadros, porro de maría incluido, han sido y son la imagen de la juventud en unos años. Entonces sabíamos que un arquitecto cobraba por construir edificios y un abogado por defender a un acusado y un sacristán por ayudar al párroco en la iglesia, porque todo estaba en esos días más claro o porque todo era simple en exceso, elemental y básico. Hoy podemos ser muchas cosas, y algunas de ellas ni siquiera las entendemos bien, pues o están en inglés, o bien ignoramos de qué se trata. El mundo se ha vuelto complejo y opaco en extremo y parece que estemos entrando en una caverna inmensa de la que quizás no haya ni mapas ni salida, y por tanto no sepamos orientarnos. Nos ocurre que sin darnos cuenta del todo hemos dejado de tocar la tierra y mirar al frente desde hace unos años y estamos perdiendo pie. Tanto que a la persona que nos echa una mano para elegir la tela de un vestido o las hechuras de unos pantalones o la largura de un abrigo, a la que preguntamos si todavía se dice 'La cagaste Burt Lancaster' o 'Hasta luego Lucas', la denominamos pomposamente con un extranjerismo y con este atrevimiento léxico nos despachamos a gusto.

Publicidad

'Influencer' y 'coach' también lo era mi padre en su tiempo, aunque ignorara el significado de las palabrejas porque era un referente en el arte de la poda de los árboles y en los injertos, en el conocimiento y manipulación de la ovejas, en el trato y en asuntos de este tipo que al crío que yo fui le fascinaban, porque yo admiraba a mi padre sin paliativos y lo consideraba un grande en lo suyo y, a pesar de su escasa estatura, un gigante sin duda que se movía con soltura entre los animales y los otros hombres que venían al mercado a vender y a comprar sus ovejas o sus cabras cada semana.

Reconozco que las cosas han cambiado algo desde entonces.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis

Publicidad