¿Qué pasa en Medio Ambiente?

Prescindir de los profesionales de reconocido prestigio y trayectoria no ha sido comprensible y creo que requiere de una reflexión profunda

No insistan, el problema en la Dirección General de Medio Ambiente no es solo, ni mucho menos, falta de personal. Por esta dirección general, de ... una manera u otra, pasa prácticamente toda la actividad económica de la Región de Murcia de alguna relevancia. Esto se traduce en un tipo de trabajo de alta cualificación, en el que se requiere de la configuración de equipos integrados por profesionales, experimentados en estas materias ambientales, de diferentes ámbitos de la ciencia y la tecnología, del derecho y de la gestión administrativa, que puedan organizar equipos y dirigir las estrategias para conseguir agilizar los procedimientos, y contribuir a resolver los problemas de calidad ambiental, muy graves, que padecemos en la Región de Murcia.

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Hay que entender que la carga administrativa y jurídica es muy alta, que los procedimientos y los derechos de los distintos interesados deben respetarse en todo caso. No obstante, los ciudadanos tienen derecho a que la Administración Regional cuente con un departamento suficientemente engrasado que resuelva en tiempo y forma los numerosos asuntos que la legislación ambiental le encomienda, y que no ocurra como ahora, que los trámites y los procedimientos se eternizan.

En las últimas semanas nos hemos enterado por la prensa de que, según se describe en una serie de informes de jefes y jefas de servicio de esa dirección general, la situación de colapso es absolutamente inaceptable, tanto por la cantidad de expedientes acumulados como por la falta de las intervenciones que son preceptivas para asegurar que las industrias y determinadas actividades contaminantes cumplan con la legalidad vigente.

El consejero competente en la actualidad conoce perfectamente la situación y presupongo su buena voluntad. Sin embargo, todos sabemos que la solución no son unos cuantos funcionarios interinos, y que esta medida es solo un parche para ir tirando.

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¿Cómo se ha llegado a esta situación? En mi opinión se ha producido una pérdida de los excelentes profesionales que en la anterior legislatura habían conseguido un importante avance en la organización de los procedimientos y expedientes. Doy fe, porque los conozco muchos años, del trabajo ingente de esos equipos, que fueron reclutados por el ahora denostado consejero Antonio Cerdá. Ellos fueron capaces de 'mantener el barco a flote', supliendo la falta de medios, por su gran pericia técnica y por su conocimiento profundo de la normativa ambiental, pero, sobre todo y ante todo, por las inmensas dosis de ganas e ilusión.

Conozco muy bien la trayectoria profesional de las personas que la Dirección General de Medio Ambiente ha perdido, compañeros y compañeras que se habían dejado parte de su vida y su ilusión trabajando a favor del medio ambiente y de la economía regional, sin medios ni comprensión, siempre en el disparadero, pero con una importante vocación de servicio. El Sr. Luengo lo sabe, y lo puede confirmar, porque estas personas lo ayudaron, siempre disponibles a cualquier hora del día. Lo que nunca pensaron es que la supuesta solución pasaba por prescindir de ellos y de ellas. Y no digo por supuesto que los actuales responsables de la dirección general no sean buenos profesionales. Nada de eso, seguro que lo son. Bastante tienen ellos con soportar la situación actual, aunque algunos han necesitado y van a necesitar ponerse al día rápidamente, pues proceden de otras consejerías.

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Fue muy esperanzador que, precisamente el Sr. Luengo, último director de la Dirección General de Medio Ambiente de la anterior legislatura que había apoyado y conocía el trabajo que se estaba realizando, así como los avances incipientes, fuera nombrado consejero competente en medio ambiente. Sin embargo, la dinámica se truncó muy rápidamente desde casi el primer día de esta nueva época debido a la gran 'diáspora' de profesionales de todos los niveles, técnicos, jurídicos, administrativos y auxiliares, que se propició de manera inducida, obligada, y, puntualmente, voluntaria.

Sinceramente creo que este gran error lo estamos pagando ahora. Prescindir de los profesionales de reconocido prestigio y trayectoria no ha sido comprensible y creo que requiere de una reflexión profunda.

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Creo además que a estas alturas la única forma de avanzar sería creando un departamento, consejería u organismo autónomo de carácter público, con competencias exclusivamente medioambientales, dotado de recursos, materiales y humanos, pero, fundamentalmente, con mandos intermedios profesionales e independientes que ayuden a diseñarlo y que sean respetados y respetadas en sus decisiones técnicas y jurídicas. Esta Región merece disponer de un departamento ambiental en condiciones. No sigan buscando excusas, las soluciones están claras, no solo falta cantidad, falta cualidad y calidad de los profesionales, de aquellos y aquellas que estaban y ahora se echan en falta. Vaya por ellos.

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